POV DE WILL.
DOMINGO.
Me quedé con la mirada perdida en el centro de la mesa; pensando en todo lo que hablamos con Amaru. Ahora resultaba que ella también estaba a bajo amenazas, que todo este tiempo había estado equivocado. Ella no se casó por miedo a que su madrastra y medio hermanos le hicieran algo, se casó porque la amedrantaron con lastimar a su mejor amiga.
Me sentí indignado por lo que nos estaban haciendo. Era molesto saber que, nuestros propios padres nos condenaban a vivir esta vida.
¿Para qué?
Era lo que me preguntaba cada día.
¿Qué ganaban con esto?
Solo unir a sus dos hijos por negocios.
Carajo. Eso sí que era una revenda estupidez. Lo único que estaban logrando, era que nuestras vidas fueran miserables. No podía decir infierno ya que, estos dos años viviendo con ella nos habíamos ignorado, por tal razón no pasamos a ese punto de odiarnos, menos de ser amigos. Estaba convencido que ella había tenido elección, pero resultaba que no, que al igual que a mí, la tenían bajo amenaza.
¿Eso cambiaba en algo las cosas?
No. Por supuesto que no. Eso no cambiaba que estaba atado a ella, que perdí la mujer que amaba y todos mis sueños junto ella.
Expulsé el recuerdo de Crys. Salí del comedor, subí a la habitación, di vueltas en esta sin encontrar que hacer. Abrumado subí a la terraza y desde ahí la vi partir. Como que últimamente vestía más sensual, o quizás siempre vistió así, solo que ahora lo notaba ya que me había detenido a mirarla.
Cuando el auto se perdió de mi vista realicé un par de llamadas, seguido bajé, me arreglé para reunirme con algunos clientes. Aunque era domingo, no se me hacía trabajar ya que, no tenía en que más gastar mi tiempo.
La reunión terminó algo tarde, cuando subí al auto Gordon dijo –Su padre precisa de su presencia.
-Ya sabes la respuesta.
-Joven, se ha negado hablar con su padre durante estos dos años. Hay muchas cosas que tiene que saber.
-No insistas, que no cambiaré de parecer. Te lo vuelvo a repetir. Y quiero que se lo digas a él, si es que aún no se lo has dicho, el único día que me pararé frente a Cal Lewis será; cuando esté dentro de un ataúd. Mientras tanto, continuaré ignorando sus llamados.
-Solo pondrá en riesgo la vida de…
- ¡Cierra la maldita boca! -, era la primera vez que le gritaba al hombre de confianza de mi padre –Estoy mamado con tus amenazas.
-No son mis amenazas, joven. Son palabras de su padre. Yo no soy nadie para amenazarlo, simplemente paso el recado. Si usted no va a verlo, puede pasar algo que lo lastimará.
-Sabes que, déjame aquí-, Gordon detuvo el coche, antes de bajar ordené -Que Blake pasé por mí. Estaré en casa de mi prima.
-Yo estoy a cargo suyo. Blak debe cuidar de la señorita Amaru.
-Desde hoy, Blak estará conmigo y tú sigue a la mujer que mi padre eligió para mi esposa- cerré la puerta y me alejé. Como estaba cerca del departamento de mi prima, me fui caminando.
Antes de subir compré algunas cosas para picar - ¿Quién?
-Yo…
-Mmmm ¿Y quién es yo?
- ¿No logras reconocer esta hermosa voz? -, soltó una carcajada y me abrió.
Subí por las gradas porque el ascensor estaba ocupado, y como Yuli vivía en el tercer piso no se me hizo subirlo caminando. Llegué al pasillo y ya estaba en la puerta. Cuando me paré frente a ella la saludé con un beso y seguido le entregué lo que llevaba - ¿Quién es? -, preguntó el novio que salía del baño.
-Él desnutrido de Will-, comentó mientras se dirigía a la cocina.
Ander salió secando el cabello con una toalla, me saludó con el puño derecho y musitó -Cada día estás más flaco. ¿Te estás alimentando? -, rodé los ojos y me senté.
-Ustedes dos, ¿ya viven juntos?
-No-, dijo Yuli cuando se sentó y dejó las picadas en la pequeña mesa. Agarré una tira de papa y la pasé por la mayonesa para seguido llevarla a mi boca - ¿Qué hay contigo? ¿Cómo has estado?
-Bien-, volví a juntar una tira de papa con mayonesa y salsa roja. El minuto siguiente se unió Ander.
-Ayer vi a tu ex, dijo y detuve el andar de mis manos –Me preguntó por ti-, me quedé con la mirada posada en la nada –Le dije que aun estabas soltero, esperando por ella-, Yuli y todos mis familiares desconocían que, estaba casado.
- ¿Le dijiste eso?
-Si.
- ¿Y que dijo? -, me mostré muy interesado.
-Solo sonrió y se despidió-, suspiré profundo y una minúscula sonrisa se dibujó en mi rostro. Crys estaba aquí, había venido a Estaquía.
- ¿Estaba sola?
-No. Estaba con su esposo y otras personas más.
Me quedé en silencio. Ander aclaró la garganta y dijo - ¿Qué tal si jugamos a las barajas?
-Buena idea amor-, Yuli se levantó y fue a buscar las barajas.
-Yo me voy-, me despedí de ambos y salí. Al bajar, Gordon se encontraba ahí. Sin decir nada subí al auto, una vez dentro aceleró, en casi una hora estuvimos en casa. Pedí que encendieran todas las luces. La oscuridad me aterraba al igual que la soledad. Desde niño me acostumbré a pasar con todas las luces encendida porque la oscuridad siempre me dio pánico.
Estuve un rato en el despacho revisando algunos pendientes, cuando me cansé subí a la habitación, di vueltas sin saber que hacer, apreté los puños y me negaba a volverla a probar.
Abatido, con una sensación sofocante me senté en la cama, saqué el otro móvil y lo encendí, había sin número de mensajes de Matilde, escuché los audios y parecía estar llorando. Rascando mi sien le marqué -Hasta que respondes-, aun sollozaba.
- ¿Qué te pasa?
- ¿Puedes venir? Te necesito aquí-, solté un suspiro y me levanté.
-En un momento estoy ahí.
Necesitaba salir, distraerme, Matilde siempre lograba que mi ansiedad por Crys cesara.
Tras cortar la llamada salí, en el pasillo me encontré con Amaru. Evadió la mirada y yo continué mi camino. Después de casi una hora estaba en el departamento que rentaba para Matilde. Saqué el juego de llaves y abrí la puerta, la encontré en el sofá envuelta en unas cobijas. Estiró su mano para que fuera hacia ella - ¿Estás enferma?
Me senté a su lado, toqué su frente y estaba normal. Ella se recostó en mi pecho y lloró -Esa mujer-, dijo con la voz entrecortada. ¿A qué mujer se refería? -Me humilló. Me dijo cosas horribles delante de todas esas personas.
- ¿De qué mujer me hablas? -, me miró con los ojos rojos, parecían estar inyectados de sangre. Por lo visto había llorado mucho.
-Esa mujer, la que tienes por esposa.
- ¿Amaru?
- ¿Tienes alguna otra? -, pasó la mano por la mejilla secando la humedad de estas.
- ¿Dónde la viste?
-En la tienda de vestidos. Estaba comprando el vestido que usaría para el casting del martes. Ella y su amiga aparecieron y sin yo decirles nada me humillaron. Hicieron que me botaran de la tienda-, rasqué mi cabeza y suspiré -Will, dijo a todo pulmón que yo era la amante de su esposo. Me quitó el vestido que había elegido alardeando que yo no podía pagarlo porque era una pobre diabla que vivía del dinero que tú me das.
- ¿Amaru hizo eso?
-Ella y su amiga, las dos lograron que me sacaran de la tienda. No pude comprar mi vestido y no sé cómo me presentaré en el canal. Sabes lo importante que es para mí esto, Will. Necesito ese trabajo para ayudar a mí padre. Los medicamentos cada día son más caros…
-Bueno, todavía hay tiempo. El casting es el martes, ¿verdad? -, asintió -Bueno, mañana vas y lo compras.
- ¿Me acompañarás?
-No puedo-, la aparté -Tengo mucho trabajo.
-Siempre es lo mismo-, se levantó y se paró delante de mí -No quieres estar en ninguna parte conmigo. Dices no amar a esa mujer, pero tampoco haces por dejarla. ¿o es cierto lo que dijo? Estás porque la quieres y a mí me haces creer otra cosa.
-Las razones por las que esté con ella no te incumben, y es mejor que te mantengas al margen como lo has venido haciendo durante este año-, me levanté también -No me des problemas. Dedícate netamente a complacerme que para eso te contraté. Los reclamos y exigencias no entran en este contrato, ¿quedó claro?
-Eres muy cruel-, se dio la vuelta y volvió al mueble. Se acurrucó abrazando sus piernas.
-Lo siento Matilde, pero fui claro desde el principio-, dije al sentarme a su lado.
-Un año Will, un año compartiendo y no me quieres ni un poquito-, limpié sus lágrimas.
-Te quiero. Te lo he dicho. Pero no como tú quieres. Yo no puedo amarte Matilde, aunque quisiera amarte no puedo hacerlo-, hice una pausa, seguido continúe –Creo que esto no puede continuar.
-No-, se aferró a mí -No me dejes Will. Te prometo que no volveré a reclamarte nada-, esto ya no podía continuar. Había muchas razones por las que ya no me placía seguir. Una de ellas era que, Matilde había desarrollado sentimientos, si continuaba solo aumentarían y, yo no podría corresponderle. Otra razón era ella, Amaru. Ya lo había descubierto. Si se lo decía a su padre, este podría hacer algo en contra de Matilde, y esta mujer ya tenía una vida triste como para que tuviera más problemas.