Tratada como un ser humano.
¡¡¡Contenido perturbador por delante!!!
Julie.
—Sra. Lucca He empacado algo de lencería y algunos vestidos. Esta pequeña maleta tiene tus joyas —Asentí con la cabeza a Sapphire, una mujer que ayuda a Sasha y ahora vino a ayudarme a empacar—. Puedo darte un baño si quieres...
—No —La corté preguntándome qué tipo de servicios se supone que oferta.
—Sra. Lucca… has recibido estas maletas —uno de los miembros del personal vino a mencionar el suceso entrando a mi habitación y no me importaba quién me estaba mirando cuando lo que me importó fue correr hacia mi maleta. Fue como si estuviera viviendo un pequeño momento que me decía que la vida no solía ser tan sofocante.
—Sapphire... —Susurré y ella se inclinó un poco antes de salir. Todavía no podía comprender por qué se inclinaban.
Abrí mi maleta y acerqué mi ropa a mí inhalando profundamente. Extraño mi tierra natal, mi familia y todas esas ocasiones en las que solía pensar que tengo mucho que hacer. Porque ahora me siento estática… Recordé cada maldición de Matteo llamándome buscador de fortuna o desventurada. Mis cosas gritaban que yo no era el indicado. Si incluso ahora salgo de aquí, podría ganarme la vida, volver a mi casa o dominar el mundo. Estas eran las cosas que me decían que no soy alguien que tenga miedo de trabajar duro.
—Sra. Lucca... —Alguien llamó a la puerta de nuevo.
Fui a la puerta y encontré a otra mujer del personal de pie.
—Tu celular —miré hacia abajo para notar mi celular. Recibí mi teléfono y fue como obtener una parte de mi libertad. Lo encendí y saqué el cargador de mi maleta. Abrí el aparato y estaba a punto de revisar los mensajes cuando recibí una llamada del Sr. Lucca.
Sabía que el personal que me pasó el teléfono celular debía haberle dicho al Sr. Lucca, que ya me tenía el aparato en mis manos, para ser tan conciso. Me pude boca arriba en la cama e inhalé recordando esos raros días en los que solía pensar que el identificador de llamadas es de alguien que va a ser mi familia.
Resoplé antes de recibir la llamada…
—Hola, Julie, ¿cómo estás, cariño? —Su tono alegre me tomó por sorpresa.
—Señor. Lucca —Mi tono tiene el elemento de sorpresa dado que nuestro último encuentro no terminó bien.
—Mira, sé que me excedí ese día, pero dime cómo se supone que debo tratarte como a una familia, cuando no estás haciendo las cosas para las que te contraté —Puse los ojos en blanco y agarré el jarrón colocado cerca de la pared.
—Señor. Lucca —Dije de nuevo, pero me cortaron.
—Llámame papá… —y eso realmente me hirvió la sangre.
—¿Un papá que es solo mi papá hasta que yo haga lo que quiere?
—Por supuesto, mira, soy consciente de que desde los últimos días tienes a mi hijo envuelto en tu dedo. Yo supongo que puedes pasar día por medio en su cama, y estará bien de esa forma. Mira, sabía que podrías arreglártelas, pero si ese día te hubiera apoyado... todo iba a colapsar... pero está bien, entiendo que la gente de tu edad es impulsada principalmente por las emociones y no... —Tragué saliva.
—¿Te das cuenta de que me has mantenido en la oscuridad...?, tú y tu hijo me atraparon... pero hay una cosa de la que no estoy segura ... —Caminé hacia la terraza y miré la vegetación con un corazón muy triste— ... ¿No puedo entender por qué hiciste esto?, sabes que las cosas podrían ser mucho más fáciles sí... me hubieses dicho el motivo del por qué iba a estar aquí.
—¿Por qué crees que estás Allí? —Preguntó de vuelta.
Esto hizo que se me llenaran los ojos de lágrimas y tuve que tomarme un momento antes de responder.
—¿Interpretar a su esposa perfecta y, dejar que el mundo entero piense que él puede ser un hombre de familia?
Entrecerré los ojos cuando encontré al Sr. Lucca riendo con fuerza. Nunca lo había visto reír.
—¡Oh mi hija!, no sé si lo había mencionado o no, pero que no importa lo que alguien diga... deja eso... no... no estás aquí para demostrar nada a nadie. Estás aquí solo por mi hijo. Quiero que le dejes ver lo que es la vida…
—¿No crees que esa era tu responsabilidad? —No pude evitar el sarcasmo en mi voz.
—Lo he convertido en algo muy fuerte. Pero ahora quiero que las cosas cambien... y cuando los hijos crecen un poco de la edad de mi hijo... los padres no pueden hacer nada más que una mujer... una mujer puede hacer... Necesitaba a alguien paciente este trabajo. Entonces, ya puedes ver que de hecho es un trabajo. No me importa si ahora quieres dejar este trabajo o no... puedes intentarlo... pero no creo que ahora mi hijo te deje ir... así que, si puedes hacer que él esté de acuerdo, eres libre de irte... pero hasta entonces se supone que debes llamarme papá —Esto literalmente me hizo tirar de mi cabello.
—A veces tienes que ganarte el título. Y la persona a la que solía llamar papá era alguien que ni siquiera pude compararse a ti —Corté la llamada con esto, porque estaba muy cerca de maldecirlo. Y me pregunto por qué lo estaba haciendo tanto en mi mente. De hecho, era el fruto de pasar horas con Matteo.
Regresé a la habitación y me di una ducha. Mis brazos estuvieron doloridos masajeándolo durante horas. Salí y usé el intercomunicador para pedir un té relajante muscular. Tenía puesta la bata que anudé con fuerza en la parte delantera. Todavía tenía que saber dónde estaba la cocina en este gran palacio porque en el momento en que se fue a su oficina, trataré de dormir lo más que pueda.
Tampoco podía descansar a su lado, porque entumecer mis piernas debajo de él también era una verdadera tortura. Así que hoy no tenía tiempo para dormir porque me pidieron que lo siguiera a algún lugar fuera de esta habitación.
Me pregunto por qué tiene que ser tan difícil para las mujeres. Me acosté en la cama con las piernas colgando del borde. Cerré los ojos recordando su maldición e insultos. Había pensado en tener un marido y creí que sería como tener una familia real, pero aquí me sentía usada. Como si no fuera más que un placer. Sus ojos grises, su sonrisa y la forma en que me abrazó o me habló para demostrar que le debía algo, hizo que se me contrajera la garganta.
—¿Pensando en mí? —Abrí los ojos y me levanté con un grito ahogado, pero sus dedos tocando mi muslo fue suficiente para detenerme. Aparentemente, mi bata no cubría mis muslos, ya que estaba deslizada hacia un lado.
Bajé la cara mientras me ponía el pelo detrás de la oreja.
—Me prepararé… —dije y traté de levantarme, pero su mano en mi brazo me mantuvo en mi lugar. Estaba tan cerca que literalmente podía sentir su respiración rozando mi frente.
—Está bien... tenemos un avión... y empleados que deberían esperar…
—¿Quieres algo? —Miré hacia arriba por un segundo, pero al encontrarme con su mirada oscura me desconcertó.
—Tu boca... no soy un fanático de la boca delgada, pero... estás cambiando mi opinión —Esto me hizo mirarlo.
Miré hacia abajo para notar cómo estaba creciendo detrás de sus pantalones.
—¿Qué diablos estás haciendo Julie? —Siseó haciéndome saltar y fue solo ahora que me di cuenta. Abrí el nudo que sujetaba mi bata y me la quité.
Sus dos dedos se posaron en mi hombro. Mi cuerpo se puso tenso cuando vino a rozar mi pecho mientras su otra mano vino a mi boca para frotar mis labios con su pulgar.
—¿Alguna vez le has dado una mamada a un hombre? —Preguntó y miré hacia arriba. Por supuesto, sabía lo que significaba. Estaba quieto cuando levantó mi barbilla—. Siempre deberías estarme agradecida. Te llevo a un lindo lugar. Y tú... no estás ni emocionada ni agradecida. Sabes... sigues mostrándome lo desagradecida que eres... Da las gracias —Su tono áspero fue suficiente para hacer que mis ojos se volvieran borrosos.
—Yo... yo no pido que tome conmigo unas vacaciones... —dije en voz baja, pero mirando a los ojos cabreados sabía que era un paso en falso. Jadeé cuando me pellizcó la boca con los dedos.
—Bien… ahora este viaje será todo sobre mí. Y no recibirás ningún regalo ni una cena elegante… te aseguro que me ahorré mucho dinero. ¡Mierda! Julie, ¿por qué tienes que ser tan desagradecida? —Me dejó con un tirón mientras yo atrapaba mi boca preguntándome si me había dislocado la mandíbula.
Tenía sombras en los ojos en el momento en que salí con él. Planeaba usar uno de mis vestidos, pero él me hizo usar un vestido marrón que era demasiado corto para mi comodidad.
Ya estábamos sentados en el avión.
—¿Sabes qué? ¡Esta actitud tuya no se adapta a mujeres como tú! —Se acercó a mi oído haciéndome tragar saliva—. ¡Eres una desgracia para las mujeres! —Llegó a sisear haciéndome estremecer y sujetó mi muslo interior. Alguien vino a decirnos que nos pusiéramos los cinturones de seguridad y una vez que estuvimos solos me pellizcó el muslo—. No sabes cómo ganar y no sabes cómo tratar bien a tu hombre. Yo te aseguro... ¿Me estás escuchando siquiera?
Hice hipo, dejando caer una lágrima, pero era de mi ojo derecho y no podía ver. Lo sacudí y no quería nada más que morir cuando seguía amasando violentamente mi pierna. Me agarré las manos con fuerza cuando el avión despegó y me estremecí cuando llegó el momento de quitarme el cinturón. Me tomó de la mano y me indicó que caminara, pero no podía moverme. Estaba asustada como nunca antes.
Estaba enojado... y no sabía qué hacer. Sabía que estaba jodida cuando surgió un hipo incontrolable y las lágrimas rodaron por mis dos mejillas.
Sacudió mi mano y finalmente me levanté con mis piernas temblorosas. Abrió una puerta y me rodeó con el brazo. La puerta se cerró con un ruido sordo y yo estaba pegada a ella. Me quitó las gafas y supe cuáles eran mis ojos en este momento.
—¡¿Qué diablos te pasa?! —Gritó haciendo que me zumbaran los oídos. Estaba hiperventilando. Parecía asesino, no pude evitarlo.
—Lo siento, Matt... ¡Lo siento mucho, señor! —Hipé mientras temía que sus ojos se fijaran en los míos. Tenía la mandíbula apretada cuando hervía.
—Cuando dependes de alguien, no dejas tu boca inteligente hablar —Inhalé fuertemente antes de pronunciar.
—Matteo, lo estoy… lo siento mucho. Yo... sé que te quiero... soy... no soy nada sin ti —Recordé algunas palabras débiles de Sasha.
—No, no, no, no... ¿Me dirás qué te pasa? —Preguntó a lo que le miré con incredulidad. Sabía que no quise decir las palabras que acabo de decir.
—¿No sabes lo que me pasa? Me estás abusando literalmente con tus palabras y tus manos... mental y físicamente... y... yo...
—¿Estoy abusando de ti? —Pareció sorprendido mientras yo solo bajaba la mirada esperando que pudiera notar su mano alrededor de mi cuello—. A ver… ¿Cómo que quieres que te trate? —Preguntó haciéndome mirar hacia otro lado mientras respiraba—. ¡Dime!... ¿Una esposa? —Matteo agregó haciendo que mi respiración se entrecortara.
—No... como un ser humano… —Le respondí haciéndolo dejar mi cuello mientras una sonrisa de satisfacción se posaba en su boca.
Su mano se posó en mi mandíbula de manera sugerente. Y, a estas alturas ya sabía lo que significaba esta mirada suya.
—Yo... no puedo hacer eso... porque para mí tienes que tener una gran suma de dinero, poder y estatus para pasar por un humano —Lo miré con incredulidad mientras él se encogía de hombros y se apoyaba en mi cuello.
Las palabras del Sr. Lucca sonaron en mi cabeza y estaba enojada con ese anciano más que nunca. Su hijo no necesitaba una mujer. Él necesitaba ser encerrado en un puto manicomio.
Página de f*******:: Ashleh Queen
Instagram: theashlehqueen
Twitter: AshlehQ