Capítulo 20

1636 Words
Juguete. Julie. —¡Sofía Mackenzie! —Escuché a mi esposo decir antes de que una mujer muy alegre se levantara de su lugar y viniera a ofrecerle un abrazo. El hombre sentado y su esposa también se levantaron para recibir a Matteo. —Estoy en deuda con su amabilidad. Me encanta tener gente nueva en mi mesa —Estaba más que conmocionada al escuchar estas palabras de la boca de mi esposo. El hombre que era nuestro anfitrión tenía el pelo gris en las sienes y parecía muy enérgico para su edad, mientras que su esposa tenía el pelo corto y n***o. Matteo me hizo un gesto para que tomara asiento y yo lo seguí mientras él parecía ocupado hablando con la Sra. Mackenzie. Solo ofrecí una sonrisa a los invitados sentados delante. —Mi esposa… —Solo miré ahora la mano de Matteo que me estaba señalando. —¿En serio? ¿Por qué… por qué no lo supimos, Matteo? Nunca pensé que fueras este tipo de persona tan privada. Yo… eres tan hermosa, cariño —susurró Sofía Mackenzie antes de tomar asiento.   —Esto es absolutamente un placer para nosotros ahora. Lo habríamos arreglado mejor si lo hubiéramos sabido —Ese político dijo y luego cuando empezó la comida, supe que era alguien del ministerio. —¿Entonces por qué estás aquí? —Mi esposo le preguntó a Sofía. —Lo mismo… mi ONG ha comenzado a trabajar para apoyar la educación de las niñas aquí… pero sé que no te interesará porque… cuándo se trata de ayudar, quieres hacerlo todo tú mismo a través de tus canales. —Al final, Sra. Mackenzie, solo quiero devolver algo a nuestra comunidad… y quiero estar… ya sabe… seguro —La cena estaba a mitad de camino. Sabía por la conversación del día de mi compromiso que tanto el Sr. Lucca como mi esposo dirigen muchas organizaciones benéficas. Entonces, sí, no me sorprendió de lo que se estaba hablando en esta mesa. —Entonces, ¿cuándo es la recepción? ¿No puedes planear literalmente ocultárselo a todos nosotros para siempre? —Dijo la Sra. Mackenzie haciendo que mi garganta se secara. Pero todavía le estaba pasando una pequeña sonrisa cuando Matteo se apresuró a responder. —Ese era el plan de Julie. Quiere mantenerlo en secreto por un tiempo y disfrutar de la calma. Ya conoces los medios y todo… —Los invitados asintieron con la cabeza en comprensión.   —Entonces, ¿qué haces Julie? Me gustaría saber un poco sobre ti —en el momento en que la mujer me preguntó yo estuve a tiempo de responderle cuando Matteo añadió con entusiasmo.  —Tiene talento a la hora de elegir lo mejor. En este momento, la dejaré cambiar todo mi guardarropa. Porque… Tú sabes de eso, ¿no? —Su tono estaba emocionado. Lo suficientemente emocionado como para que ninguna de las personas sospechara que no me dejaba hablar. Aparentemente, parecía alguien que estaba loco por su esposa y quería hablar de ella. Y, sin privarla de hablar nada en absoluto. —Vaya… yo también me entusiasmaba mucho con el vestuario cuando tenía tu edad —Comentó la esposa de ese hombre. Aparentemente, ese político quería que Matteo extendiera su negocio aquí también junto con sus ONG. Y habló desde el lado de su gobierno para hacerle saber a Matteo cuánto estaban interesados en la empresa comercial y de cómo puede tener almacenes con ellos, librándolos de impuestos durante cinco años. Hablaron de que el puerto es muy bueno para obtener buenos envíos y cosas que no entendía muy bien. —Bueno, supongo que no puedo rechazar eso. ¿Por qué no preparan propuestas oficiales y las envían a mi empresa? Hablaré con mis asesores y con el equipo legal para ver cuándo podemos comenzar —Matteo respondió y vi a la gente aún más feliz. El plato dulce llegó mientras a cierta distancia unos músicos se sentaban tocando muy suave en el fondo.  —Entonces, ¿hasta cuándo ustedes dos están aquí en Mauricio? —Preguntó la Sra. Sofía y no sé por qué cada vez que esa mujer hablaba, parecía suave y compasiva. Pero no quería creer eso después de mi encuentro con el Sr. Lucca. —Estaremos aquí por dos días. Tengo una reunión después del día de mañana y ella estará ocupada comprando… —Hay excelentes puntos de venta en las cercanías de este hotel. Estoy segura de que te gustará —La esposa del político habló en voz baja—. Me encanta esta música —ahora habló en voz alta. —De verdad, ¿quién es el compositor? —Matteo preguntó frunciendo el ceño a las personas que estaban tocando. —Abel Korzeniowski —respondí haciendo que la Sra. Sofía comenzara: —Sí… lo amo. ¿Sabes tocar instrumentos?, A mí me encantaba cuando tenía tu edad. —¿Por qué no tocas alguno? —El político agregó. Y, en ese mismo momento, sentí una mano en mi rodilla presionando. Pude sentir por la pequeña sonrisa en la esquina de la boca de Matteo cuando me volví para mirarlo. —No, mi hermana solía estar loca por estos instrumentos. Así que sé de esto por ella —Mentí.  —Cuando vuelva a Italia, me encantaría tomar un café con ustedes. Y, siempre que estén libre… Ammm, no dudes en visitar mi hogar de acogida. Siempre estoy ahí. Te sentirás increíble con los niños. Y hago el mejor café… —Sí… deberías ir. Quizás te empiecen a gustar los niños —Matteo dijo enrojeciendo mi cara. Los invitados sentados también tenían los ojos entrecerrados.    —Amo a los niños —me defendí en voz baja, pero el elemento sorpresa estaba allí en mi voz.   —Lo sé… —dijo Matteo sonando como si estuviera tratando de cubrirme—. De hecho, hemos hablado para que ella cuide de mis ONG. Pero… Sofía, no quiero presionarla. Puede trabajar solo cuando quiere… pero ahora ella no quiere trabajar para los niños. Porque ella no es una gran fanática de las voces fuertes y los gritos —Miré a Matteo mientras un nudo insoportable comenzaba a formarse en mi garganta. —Está bien… puedes venir a mi casa a tomar el café —Sofía habló, pero sentí una mano en mi rodilla de nuevo.    —Estaré ocupada en un tiempo largo. Pero seguramente revisaré mi agenda—. Yo contesté haciendo que la sonrisa de Sofía se volviera un ceño fruncido.  De repente, era una persona grosera. No sé qué le dio a Matteo. Qué tipo de satisfacción obtuvo al tener mi imagen tan grosera frente a sus contactos, pero encontré su mano ahora rozando mi rodilla ligeramente. Salimos a nuestra habitación después de las diez de la noche y parecía de buen humor, incluso después de cerrar la puerta detrás de mí. Di un largo suspiro antes de darme la vuelta y empezar a quitarle la corbata. Mi cuerpo tuvo un escalofrío al sentir sus brazos alrededor de mí.  —Me encantas… —lo miré a los ojos totalmente aturdida, pero la sonrisa en su rostro me hacía evidente que no lo decía en serio—. Me encanta cómo no trataste de ser inteligente. Mira, la gente... debería saber lo grosera que eres. Entonces, si nos separamos en el futuro, todos sabrán quién podría ser la razón —se me cayó la boca. Di un paso atrás antes de negar con la cabeza. —¿Qué? —Me sorprendió. —No te preocupes… —Se acercó—. Porque esta noche estás aquí en este resort… es mejor que disfrutes y vivas hoy. —¿Matteo? ¿Por qué querrías eso? Si ves que no podemos vivir juntos. ¿Por qué no me dejas ahora? ¿No podemos hablar de una manera calmada? —Le pregunté, totalmente sorprendida, pero encogida cuando solo miró mi boca mientras la rozaba con su pulgar. —Hoy lo probaremos —Se acercó ignorando mi pregunta. Aunque sabía que me había escuchado con claridad. —¿Matteo? —Pregunté, pero hice una mueca cuando él sacudió mi cabeza agarrándome el cabello y la inclinó. Me tropecé con él en el proceso y me estremecí cuando me mordió el cuello con fuerza. Su respiración estaba golpeando mi punto débil. Estaba hiperventilando cuando vino a susurrarme al oído. —Te ves tan deslumbrante hoy… —¿Matteo? ¡Por favor, dime! ¿por qué? —él hizo que el agarre de mi cabello fuera más fuerte. Y casi me quemaba el cuero cabelludo, haciéndome olvidar lo que quería o preguntaba.  —Es porque no tengo mejores propuestas en este momento. Y, en segundo lugar, me encanta follar con mi esposa —Parpadeé dejando que sus palabras se hundieran.  Sus dedos se agarraron a mi cintura mientras yo encontraba su cálido aliento en mi boca entre tanto me miraba profundamente.  —Voy a destruir esta boca inteligente hoy —Dijo antes de llegar a besar con tanta fuerza. Mordió mi boca haciendo que mi mano se presionara muy fuerte sobre su pecho. Pero se negó a soltarme el pelo o la boca mientras sostenía mi cuerpo cerca de él. Su cuerpo de acero sosteniéndome contra él, solo me estaba asustando más. Tenía esas manos en mi cuerpo que tenían el poder de asustarme como nunca antes. Yo no quería esto. No lo quería, pero… pero… no sabía cómo rechazarlo. ¿Qué se suponía que debía decirle? Pedir el divorcio no ha salido bien y era demasiado obvio que yo era solo un juguete para él, que deseaba desesperadamente que lo reemplazaran…
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