Capítulo 23

2656 Words
Regresando a casa. Mateo. Entré en mi casa y solo encontré a esas cuatro mujeres relacionadas con este caso de pie, en la sala de estar en la entrada.  —¿Quién diablos se creen que son? —Grité haciéndolas acobardar—. ¿Cómo puedes creer que eres igual a la Sra. Lucca?, ella no es una puta como ustedes. ¿Entiendes mi punto? —Me puse más fuerte mientras tomaba medidas en su dirección para que retrocedieran más—. Y, si no saben nada, no dejo a mis mujeres hasta que haya terminado con ellas. Sabes todo esto, ¿verdad? ¡Podrías haber usado tu maldito cerebro!… ¿Colombo?  Llamé a Colombo, que no estaba demasiado lejos. —Como podemos ver, estas mujeres o tienen poco cerebro como un grano, o intentaron ser demasiado inteligentes. Sabes qué hacer con ellas. ¡Deja su saldo en blanco!, si es que debemos algo —Me escapé gritando—. No quiero que respiren sobre mi propiedad. Miré a mi izquierda para ver mi vasto estado brillando en las luces LED y las lámparas mientras subía las escaleras por el espejo. Al subir miré mi teléfono celular para apagar todas las luces del exterior. Entré a mi habitación esta vez, pero, a diferencia de muchas veces, ella no vino a pararse detrás de mí. Podía verla sentada en la cama apoyada en la cabecera. Sus manos envolvieron su cuerpo mientras el color de su vestido calmaba mis nervios. Ella era como este color. Limpio y puro. ¿O era ella? Recordé su llanto haciendo que mis pies se impacientaran más. La voz de mi tío sonó en mi cabeza: “En el momento en que empieces a amar a una mujer, será tu caída. Elimina las distracciones. Elimina siempre las distracciones”.  Pero no es la primera vez que estas palabras sonaban en mi cabeza. Había encontrado placer y éxtasis en brazos de mujeres muchas veces. Ella no era diferente. Este tirón no era algo nuevo. Pero sí … Era raro. La habitación se ahogó en la oscuridad dado que no venía luz del exterior. Me senté a su lado en el borde de la cama.  —¿Qué pasó? —Le pregunté haciéndola mirarme. Ella se enderezó un poco hacia mí como si quisiera preguntar algo. Pero solo vi que comenzaba a jadear más. No sabía si era miedo o ira, pero me confirmó que estaba enojada cuando preguntó. —¿Qué están haciendo esas mujeres en este lugar? ¿Tienes… tienes …? —Ella se fue apagando volviéndose débil al final y me pregunté por qué debería importarle. —¿Qué te hace pensar que puedes interrogarme? —Traté de intimidarla inclinándome y usé mi mejor acento fuerte. Quería que ella supiera su lugar en todo momento. Escuché que su respiración se volvió dificultosa—. ¿Qué vas a hacer al respecto, Julie? —Le pregunté haciendo que se escapara un poco antes de escucharla decir. —Te dejaré… yo… estoy… no aquí contigo porque tomé el dinero, Matteo. Y tampoco porque tendré que devolver la penalidad de mi contrato… —Por un momento me pregunté por qué la estaba dejando hablar. Pero tenía curiosidad por saber qué diría—. Estoy aquí porque eres mi esposo. Y… tienes derecho sobre mí… pero si eres infiel y te entregas a otra persona… no dejaré que ninguna piedra sin remover salga de aquí —Cada cosa pasó por mi mente en una millonésima de segundo. Podría haberle dicho las cosas. Pero por supuesto, ella no sabía que todavía estaría en mi cama y que la follarían sin importar los hechos. Pero, ¿por qué tiene un mal humor durante días? Antes de que me encontrara con otra persona, estoy seguro de que ya podría estar satisfecho con ella, y ahora le estaba permitiendo pasar sus días en algún rincón de mi palacio. —No… no me entregué a nadie más —Esto hizo que sus ojos me miraran, pero odié que me preguntara—. ¿Por qué tienes mujeres para servir a tus amigos?… y, ¿cómo es posible que no te sintieras atraído por ellas… tú…? —¿Por qué crees que mi padre me buscó una novia? Entonces… —Le sostuve la rodilla—. Eres un regalo para mí. Y me encanta usarte… todos los días —escuché que su respiración se dificultaba. —Pero… esas mujeres… —Trató de decir cuando la interrumpí. —Es una práctica común conservar las consortes para nosotros. Esas mujeres están aquí para servir a mis invitados… con su libre albedrío. —¿Por qué harían eso? —La voz de mi esposa llegó con incredulidad.    —¡Cállate, Julie!, no todos son como tú que planean atrapar a un marido rico. ¡Algunos quieren trabajar para conseguirlo! —¡Yo… yo no, Matteo! Solía hacer… —Ella trató de vengarse de mí y tuve que interrumpirla. —Y mi padre, que ni una sola vez se preocupó por nada, de repente cambió y obligó a su hijo a tomar una decisión porque ya había pasado la edad de seguir a sus padres… y ni siquiera perdiste tu virginidad por la misma razón. Tú querías causarme una buena impresión… lástima que sea yo quien pueda mirar a través de ti —ella saltó un poco antes de alejarse un poco más. —¿Pero esas mujeres incluso saben qué tipo de cabello te gusta?, ¿Cómo? —Preguntó haciendo que mi mente se volviera loca. —No… no serás tú la que preguntarás aquí, ¡ahora tú me responderás! ¿Por qué demonios dejas que alguien toque lo que es mío…? —Grité por encima de su rostro. —Yo no… yo… solo estaba tratando de ir a ver a los invitados… —¡Si se suponía que esos invitados iban a asistir, te habría llamado! —Siseé haciéndola estremecerse, pero antes de que pudiera escapar, conseguí su brazo para acercar su oreja a mi boca—. ¿Dime cuánto has perdido con ellos? —Hizo una mueca al agarrar mi mano en su brazo e hizo todo lo posible con sus dedos para quitarme el control. —No pasó nada Matteo… lo juro… el Sr. ¡Colombo llegó a tiempo! —Podía escucharla gemir y sentir su hueso bajo su carne. Esto solo me hizo fortalecer mi agarre antes de hervir en su oído. —Tu grito de ayuda, no me dice que no pasó nada —Yo hervía en un tono de advertencia. —Alguien… alguien me atrapó por detrás y… y pedí la ayuda del Sr. Colombo… esto es todo… —¿Lo sentiste? —Mi pregunta hizo que sus luchas se detuvieran. Ella me miraba sin moverse, sin importar cuánto la agarrara del brazo con fuerza. —Matteo… ¿Por qué… estás haciendo esto? Yo… no puedo hablar de eso… Puse mi otro brazo para envolver más su cuerpo hacia mí antes de pronunciar sobre su boca.  —¿Alguien te besó? —ella sollozó y usó su otra mano para empujar mi hombro. —No… Matteo… por favor… por favor, detente… por favor —La tiré hacia mí antes de hervir. —La próxima vez, te reto a que atiendas a cualquiera de mis invitados. ¡Se supone que no debes hacer esto! —Grité haciéndola estremecerse—. Entonces, esto sigue siendo mío, ¿verdad? —Le pregunté en un trance haciéndola estática mientras me inclino para besarla profundamente. Solté su brazo para poner ambas manos en su cintura.  Su cuerpo suave y delgado podría volver loco a cualquiera. Puse mi mano detrás de su espalda antes de bajarle la cremallera. —Date la vuelta en este instante —dije con mi boca rozando sus suaves labios. Su cuerpo se estremeció y su mano se arrastró hasta mi pecho antes de tomar dos respiraciones largas. La vi siguiendo mi orden y supe a partir de este momento, que iba a ser la primera en todo.  Su vestido era largo, pero bajar la cremallera me permitió tenerla por detrás. Sus rodillas y brazos envueltos en un vestido me emocionaron. Ella tenía su peso en sus muñecas que aseguré en su espalda antes de que su rostro descansara sobre la almohada. —¿Sabes lo que estoy haciendo? Voy a reclamar lo que pagué —Su cuerpo se contrajo cuando le bajé las bragas antes de desabrocharle el sujetador. Bajé para oler su olor espeso. Inhalé dos veces e hizo que mi longitud palpitara ampliamente. Solo tiré mi chaqueta y me puse la camisa. Saqué el cinturón y lo tiré sobre la otra almohada. Saqué mi corbata para atarle las manos a la espalda antes de soltar mi bragueta. Bajé a olerla de nuevo. Y, esta vez usé mis cuatro dedos para que se empaparan de sus jugos desbordantes. —¡Mierda! ¿En cuántos hombres estás pensando en este momento? —Metí mis tres dedos en ella antes de empezar a follar su coño con mis dedos. Ella se retorcía y convulsionaba en minutos, pero seguí haciendo que sus gritos fueran más fuertes. Ella estaba goteando sobre mi mano y olí mi mano solo para conseguir mi dureza al máximo. Yo era de piedra a partir de ahora. Froté mi longitud con la misma mano antes de abrir a sus nalgas. Con dos empujones metí la corona y en el momento en que escuché sus gritos me puse sobre sus hombros para susurrarle al oído. —Relaja tu cuerpo… Julie… relájate… —Me detuve metiendo el resto de mí dentro de ella. Ella estaba jadeando, gimiendo y moviéndose. Podía sentir sus manos debajo de mí tratando de liberarse mientras me mantenía en ella para ajustarla a mi tamaño, pero la forma en que ella tenía su trasero envuelto alrededor de mí, estaba haciendo que mis pensamientos se confundieran. —¡Mierda! ¡Julie! Relájate. Y, deja de moverte… —hablé con su cabello sedoso pegado sobre mi rostro. Todavía podía encontrar su boca abierta y labios temblorosos. Su perfume era bueno. Fue después de varios minutos que la encontré luchando, y tomando esa señal, comencé a moverme dentro de ella. Al principio lentamente… para escuchar solo sus pequeños gemidos.  —No te preocupes… solo te estoy haciendo mía por completo —susurré antes de comenzar a ir más rápido. Me encantó cómo sus gemidos se hicieron más fuertes. Ella estaba en el cielo conmigo. Ella sabía que la había atrapado por completo. Me enderecé para seguir mi ritmo y tomé sus manos. La estaba montando usando todas mis fibras. Su culo era tan dulce como toda su personalidad. Sabía que, con mi dureza, que la estaba golpeando perfectamente, y también sabía que nunca olvidaría su primera vez.  —Estoy cerca… —maldije después de media hora. Ella seguía gimiendo más fuerte que nunca. Le disparé en el interior con mis jugos y me acosté a su lado con mi palo clavado en su culo. Entonces la abracé con ternura antes de acercarme a su oído.  —Eres mi mujer en todo… ¿Sabes por qué? Porque eres perfecta… eres tan hermosa… —Solo salí cuando tuve mi dureza satisfecha. La volví hacia mí para besar su boca con ternura. Todavía tenía puesta mi camisa y ella tenía la parte delantera cubierta con su vestido que ahora estaba demasiado suelto en su cuerpo.  Me aparté para susurrar: —Eres tan hermosa que me gustaría follarte cada vez que me ponga duro —Pasé mi mano sobre su pecho antes de comenzar—. ¿Sabes lo difícil que es para mí no verte en los horarios de mi oficina? —Hablé sobre su boca—. Pero eres una distracción que no puedo regalarme… es por eso que en el momento en que estoy en casa… quiero que me sirvas —Esto puso su cuerpo rígido, pero la sostuve contra mí para decir lo que pudiera—. Me divertí mucho… follándome el culo. ¿Y sabes qué?, Quiero este culo en el aire todo el tiempo… luego quiero que me des un masaje … Quiero que me hagas olvidar por completo mi día… esto es lo que quiero de una esposa… estás entendiendo mi punto, ¿verdad? Ella solo respiraba rápido, pero sabía que me estaba escuchando. No tenía más remedio que escucharme… Me desperté a las tres de la mañana y la encontré despierta. No era la primera vez que se levantaba en medio de la noche. Moví mi mano sobre su pecho ahora desnudo y dejé que mi boca se perdiera en su cuello. La giré hacia mí para que sus piernas me envolvieran antes de deslizarme dentro de ella. La busqué para besarla profundamente. Mientras ella fuera mi esposa, quería que mi vida s****l fuera la misma. Ella haría cualquier cosa que yo le pidiera que hiciera en lugar de mi placer en la cama. Me levanté y lo primero que pensé fue en cómo iba a tener una reunión con el representante del gobierno chino. Julie me ayudó a prepararme y mientras observé que tenía un hermoso corte en la comisura de la boca. Y, un poco de incomodidad en su caminar fue una prueba de que había montado a mi legítima esposa de todas las formas posibles.  —Hoy saldremos… a cenar. Y, comerás conmigo… hoy estoy feliz. Y, … Tal vez seas mi estrella de la suerte… aunque, mejor no creas esta mierda —Besé su boca antes de dirigirme a la mesa del comedor. Solo un minuto después, encontré al Sr. Colombo viniendo.  —Buenos días, Sr. Lucca… —Comenzó con su saludo antes de agregar—: Tenemos un conductor enviado por el Sr. Sr. Lucca, padre, para la Sra. Lucca… creo que es muy posesivo con su seguridad después de lo que sucedió en Mauricio —Miré al chico que se suponía sería el conductor, parecía tener solo dieciocho años. Dejé escapar un bufido antes de preguntarle al Sr. Colombo.  —Dele una tarjeta a la señora Lucca. Quiero que mejore su guardarropa. Estoy jodidamente cansado de verla en blanco y n***o. ¿Y sabes qué más hacer bien, cierto? —Le pregunté a mi mayordomo y él asintió con la cabeza—. ¿Cuál es tu nombre, chico? —Volví hacer una pregunta al conductor a lo que respondió: —David … Y yo tengo veinticuatro años. —¿Te pregunté sobre tu edad? Será mejor que no seas una boca ligera, ¿Lo tienes? —Le examiné a lo que asintió con la cabeza a toda prisa—. Señor. Colombo, infórmele sobre los protocolos aquí. No quiero que esas cosas me alteren el estado de ánimo por la mañana. ¡Sabes lo importantes que son las mañanas para mí! —Le levanté una ceja antes de que entrara Peter. —Buenos días, señor Lucca. Estoy seguro de que esta semana vas a tener la mejor noticia de tu vida… Esto hizo que mis cejas lo miraran.  —Si dijiste que estás seguro de esto por culpa de un quiromántico, te voy a despedir —Esto hizo que a Peter se le cerrara la boca antes de que saliera. Miré hacia la ventana de mi habitación desde el auto y la encontré vacía. No importaba lo bueno que fue este día para mí. Ya estaba deseando volver a casa. Página de f*******:: Ashleh Queen  Instagram: theashlehqueen  Twitter: AshlehQ 
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