Capítulo 4

1969 Words
Criterios de elegibilidad Matteo. —Parece que vas a morir en cualquier momento… —Miré a mi padre, de ochenta años, que parecía más delgado que la última vez que lo vi. Me quedé mirando el tubo atado a su muñeca o algo que desapareció en su vestimenta de hospital. —No va a pasar nada. Todavía tengo dinero para gastar en las facturas del hospital —La mención de sus gastos me amargó la garganta. —No es algo. Es mucho. Es tan tanto que no parpadeas en gastar en algún delincuente para interrumpir mi proyecto más crucial… no lo hacemos esto… no jodemos el negocio, papá. Me odias. ¡Habla conmigo! ¡No hagas esto! No puedo dejar que tus jodidas emociones destruyan lo que es mío. TU VIDA SE ESTÁ ACABANDO, NO LA MÍA —estaba temblando de la rabia en este punto. Este hombre pasaba como si quisiera acabar con todo lo que pudiera en el último de sus días. —¡La lengua Matt!… —Intentó gritar, pero solo terminó tosiendo. Esto me hizo poner los ojos en blanco frustrado—. Lo sé… Sé que no sientes nada por mí. Pero eres mi único hijo. No puedo dejar que hagas lo que yo hice. Detente un segundo y piensa… ¿Por qué estás ganando todo esto? ¿Por qué estás ganando todo este dinero? ——Esto me hizo mirarle fijamente a los ojos antes de responder. —¡Porque es lo más importante!… O ganas o acabas en la calle oliendo a mierda. Y, créeme, no cometeré un error como el tuyo. No voy a acabar con mis emociones tan jodidas a los cincuenta años y pensar en tener un hijo. Nadie se parará aquí frente a mí reclamando mi dinero duramente ganado, como suyo o de ella —Sé que mi voz se estaba haciendo fuerte, pero no me importaba. No iba a dejar que nadie me dijera lo que tenía que hacer con mi vida. —Cometerás el mismo error que el mío. Pero lo cometerás cuando sea demasiado tarde. Y lo harás sin saber en qué te estás metiendo —Esto me hizo inclinar la cabeza para mirar a mi padre. —Incluso si me equivoco o no, es mi problema. Solo dime cuándo dejarás de alimentar a tus perros, para que dejen de escribir tonterías sobre mi proyecto —esto era lo único que sabía que no podía hacer. Excepto yo, mi padre era la única persona que tenía el alcance de utilizar los recursos de nuestra familia por igual. Suspiré profundamente. —¿Es esto lo único que te importa? —Preguntó como si yo estuviera siendo demasiado cruel con él. —¡No! Querría que salieras de mi vida para siempre, pero… —Me pregunto si alguna vez despertarás Matt. Yo… siento mucho haberte sacado a relucir así. Pero… pero me he dado cuenta de mi error. Yo… quiero hacer las cosas bien para ti. Miré a mi padre como si estuviera contando un chiste y ¿qué demonios esperaba de un octogenario? Seguro que se le estaban cayendo algunos cables del cerebro y no podía dejar que su enfermedad me destruyera la vida. —Mira… solo dime qué quieres que cambie. ¿Ok? Tú… quieres que gane menos dinero… lo haré… intentaré… quieres que haga algunas donaciones reales y genuinas. Hagámoslo. Pero no dejemos este proyecto. Es muy importante. Dará trabajo a otras personas también… Yo… —Quiero que seas capaz de sentir el dolor de otras personas —La tormenta en mi cerebro se volvió estática. Lo que pedía era imposible en toda la definición… —Papá… no es posible. Nadie puede sentir realmente el dolor de otra persona. El cuerpo humano no funciona así… y por lo tanto sus emociones… ambos… ambos lo sabemos —Intenté mostrar mi empatía en mi voz, que podía manejar como un perfecto artista, mientras gritaba en mi cabeza ya cansado de esta conversación. —La gente sí lo siente. Y, tú… necesitas a una persona así en tu vida. —¿De qué estás hablando? —Estaba al límite de mis fuerzas. Estaba un poco sin aliento cuando empezó: —Quiero que te cases. Esto hizo que mi mente se dirigiera al mejor suceso del día. —Sobre eso… me voy a casar. Consigue el mejor vestido. No lo voy a hacer sin ti… y créeme… sabiendo quién es. Vas a estar orgulloso de tu hijo de inmediato —Sabía que mi invitación a él no era genuina. —¿Quién…? —Antes de que pudiera terminar de preguntar le interrumpí. —La única heredera de la familia Russo… —Miré su cara congelada antes de añadir—. Sabía que estaría orgulloso de mí. —Ni siquiera tiene una reputación… siempre va detrás del dinero… ¿No me digas que te casas por dinero? —Ahora era mi turno de sorprenderme. —Bueno, ese es mi criterio de elegibilidad que ella cumple perfectamente. Te casaste con una mujer que aumentó tu patrimonio neto en un setenta por ciento. Yo me voy a casar con una mujer que aumentará mi valor en un veinticinco por ciento. No estés celoso. Solo dame tus bendiciones que no me importan ni valoro… —¿Y qué hay de sus primos, y tíos…? Estoy seguro de que se casa contigo para tener una persona que se interese en salvar su herencia tanto como ella… —¿Qué hay con eso?, ella nunca mencionó a ningún tío… eso no puede ser cierto … E incluso sí… —Tengo una niña en mente —interrumpió mi padre y esto hizo que mis ojos se entrecerraran. —¿Quién? —Y, al preguntar esto, esperaba que mi padre tuviera en cuenta una de las cosas más importantes que me importan. Él era mi padre. No podía ser tan cruel. —Su nombre es Julie Cole… Cole… Cole… Cole… Traté de pensar bien. —¡Empresa Cole! —La de la industria del papel en Canadá—. No, papá. No es posible que nos unamos a ellos —Me sorprendió recordar a una familia con cuerpos regordetes. Solo lo sabía que eran famosos por hacer donaciones. Donaciones reales, por cierto. —No… no… no —interrumpió mi padre—. Julie es una chica agradable y trabajadora. La elegí por sus palabras amables y su empatía, y su afecto y tolerancia. Después de su padre, se preocupa por su familia adoptiva como si fuera la suya propia. Es fácil hacer cosas buenas por extraños porque es solo por una vez, pero es difícil hacer cosas buenas por tu familia porque tienes que hacerlo todos los días. —No recuerdo otra familia Cole. ¿Te importaría decírmelo? —Mi pregunta hizo que mi padre resoplara decepcionado. —Te lo contaré todo… pero primero quiero que la conozcas… y aunque sé que no debería, realmente quiero que te comportes… y… por una vez uses tu mente y veas lo que realmente importa. No tires tu vida por la borda por cosas que no importan —Mi padre estaba diciendo todas estas tonterías fuera de su estado que dios sabe si alguna vez tendrían un fin. —Bien… —Respondí pensando que podría preguntarle a esa mujer en persona quién es. Pero lo que podría ser el asunto de la Sra. Russo con sus tíos y primos, no podía salir de mi mente. —Sr. Winston, por favor llame a la Sra. Cole… sé que es ella la que está fuera. No importa, es urgente. Y, sí… pídale a mi chofer que se prepare. Ya casi termino mi procedimiento —Escuché a mi padre hablar por teléfono. —Me voy —dije y resoplé sin dejar que terminara su llamada. —No… no te vas… la he llamado aquí… —Y… ¿Qué se supone que tengo que hacer…? ¡No me digas que voy a esperar! No voy a esperar nunca a la señora Russo… nadie puede ser tan importante… —Ella es… Ella es… Mucho más importante que tú o cualquier cosa que hayas visto —Asentí con la cabeza sabiendo que tenía que encontrar el asunto entre la Sra. Russo y sus tíos. Pronto entró un enfermero y lo sacó de los monitores. Marqué algunos números antes de sisear. —Quiero que investigue cuál es el asunto entre la Sra. Russo y sus tíos… y hazlo pronto. Intenta encontrar a una persona que pueda darte los detalles internos… —Solo me detengo a escuchar cómo será de rápido. Me encendí un cigarrillo y esperé su llamada. Solo cinco minutos después recibí una llamada de mi investigador. —Señor Lucca el caso no es muy conocido. Pero se dice que su abuelo está en el lecho de muerte. Habrá una pelea. Pero no hay que olvidar que su abuelo le está dando una gran tajada, teniendo en cuenta que fue su padre quien pasó toda su vida, e incluso murió trabajando. Su nexo con ella hace que su posición sea lo suficientemente fuerte como para salir limpia de este barro… —Los últimos detalles fueron suficientes para hacerme soltar el aliento. —Bien… —Respondí un poco cabreado por qué la señora Russo me ocultaba tal información. Di una larga calada a mi humo cuando oí que la puerta se abría detrás de mí. —¿Dónde está el señor Lucca? ¿Está bien? —Oí una voz llena de impaciencia, pero aún suave… muy femenina. Pero era imposible que mi padre, con su cabeza malhumorada, me buscara alguna mujer de buena familia. Estaba cabreado y le interesaba mucho que no le hablara. —Perdón. Estoy hablando contigo… —¡Joder! ¿Quién se cree que es? Me giro con una cara que sabía que no quería mostrar porque podría ser alguien importante por casualidad. Pero mi cara de cabreo se convirtió en sorpresa al encontrar lo que mi padre me proponía. Era todo lo que no quería que fuera mi mujer. Era una mujer blanca, pero de piel de porcelana. Lo único que me gustaba de ella hasta el momento. Su estatura tampoco estaba mal, pero su pelo rizado y despeinado, sus dedos finos y… sin olvidar su ropa eran una gran repulsión, y cuanto me gustaba una mujer con labios casi inexistentes. No sé de qué marca era su ropa. Pero no era la cuestión porque su vestido era lo suficientemente holgado como para decirme que no tenía nada dentro, y eso me hizo hervir la sangre. Hasta ahora solo podía decir que no estaba gorda, pero quería saber si tenía curvas o no y traté de prestar más atención cuando dijo. —¿Sabes dónde está el Sr. Lucca? —¿Era realmente tan tonta y no sabía quién era yo? No había ni una sola joya en su cuerpo que me permitiera adivinar su valor. —Yo… supongo… que estoy en la habitación equivocada —Su voz me dijo que se estaba asustando antes de girarse, y puse los ojos en blanco con decepción. Su enorme abrigo no me permitía saber si tenía retaguardia o no. Pero supongo que su voz fue suficiente para decirme que huiría a las colinas antes que casarse conmigo. Y, era suficiente por ahora. Espero que les haya gustado el capítulo. El siguiente capítulo estará pronto.
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