Atrapada
Julie.
Hace unos días…
Me desperté y me di cuenta de que aún faltaban tres minutos para que sonara mi alarma. Gemí sentada en mi cama tirándome del pelo durante unos minutos.
—Esto no está pasando —susurré recordando todos los detalles de ayer. ¿Realmente acepté casarme con alguien por… por dinero?
Estaba segura de que no había dormido anoche, pero me levanté de la cama antes de caminar hacia la cocina con los pies descalzos para encontrarme con que Anna ya estaba allí.
—Buenos días —la saludé y solo obtuve un asentimiento de su parte. Ella estaba sacando las cosas y parecía que preparaba el desayuno.
Hoy, Rachael tenía una operación por la tarde y las niñas debían saltar sus clases.
—No te preocupes, todo estará bien. Me tienes a mí… ¿Vale? —Caminé para abrazar la espalda de Anna y la encontré tensa. Solo si la operación de Rachael tiene éxito sabía que todo iba a encajar.
Así que fuimos a buscar a Rachael y le deseamos lo mejor.
—¿De dónde sacaste el dinero? —Ella preguntó.
—Katelyn estaba buscando en algunas ONG —le respondí.
—Por favor, salúdala de mi parte —susurró Rachael y besó la cabeza de Sarah sentada en su regazo.
—Lo haremos —caminé para abrazarla y nos pidieron que la dejáramos poco después.
Las tres esperamos fuera y fueron unas cuatro horas agotadoras. El médico salió con una pequeña sonrisa y una cara de cansancio.
—Está bien… —Suspiré con fuerza y no pude evitar las lágrimas mientras devolvía el abrazo a mis pequeñas. Solo pudimos verla desde fuera cuando la cambiaron y cogimos el taxi para volver a casa.
Entramos en nuestro apartamento y Sarah corrió hacia el sofá para saltar:
—¡Mamá va a jugar conmigo! —Gritó.
—Sí, la vida va a ser tan diferente… nada va a detenernos —dijo Anna y me di la vuelta para notar una sonrisa genuina en su cara después de días.
—Sí, la vida va a ser tan diferente a partir de ahora —dije en voz baja y pedí una comida caliente en nuestro restaurante favorito. Durante un tiempo quise olvidar lo que iba a hacer, pero en un rincón de mi subconsciente, pensaba si podía echarme atrás ahora.
Por la noche cerré los ojos, pero los abrí al instante recordando lo que había acordado. Nadie sabía de nuestro acuerdo y ni siquiera me pidió que firmara los documentos que me pasó. El pensamiento fue un poco rebelde, pero me arrepentí al instante. El Sr. Lucca confiaba en mí… lo sé… pero ¿quién hace eso? El dinero ya estaba transferido a mi cuenta, pero casarme con alguien que no conozco de nada era un poco desalentador.
¡Si! Hablaré con el Sr. Lucca y le diré lo estúpido que suena todo y cómo es su error no hablarme de su hijo o cómo me hizo retroceder.
Me puse de lado y me dormí. Los días siguientes las niñas apenas asistían a la escuela y nos encontraron más en el hospital para que Rachael le diera tarjetas o flores. Ella recibió el mejor trato y escuché al personal hablar sobre cómo alguien llamó para reservarle la habitación de lujo.
Quería ser sincera frente a Rachael, pero planeaba hablar con el Sr. Lucca al menos una vez sobre mis preocupaciones. Rachael me preguntó sobre mi trabajo y apenas esquivé su pregunta.
—No quiero que ustedes dos se pierdan más la escuela —dijo Rachael a las niñas mientras ambas asentían con la cabeza.
Quitando las persianas de su habitación del hospital, me pregunté dónde estaría mi mamá, pero me deshice de la idea. Sabía que dondequiera que estuviera ella no estaba pensando en mí.
Hola, Julie
Espero que a tu madre le vaya bien
¿Puedes venir a verme mañana por la mañana? Leí los textos del Sr. Lucca y escribí.
Claro papá. Respondí.
Parece realmente diferente, pero yo no tenía nada que decir al respecto. Me había pagado un millón de dólares por llamarlo papá. Ups…
A la mañana siguiente, me desperté con la mente preparada para hablar con el señor Lucca. Y tenía en mente cómo no sonaba práctico. Sarah estaba sonriendo por algo sobre cómo vestía su maestra de clase, mientras Anna estaba ocupada ayudándome con el desayuno.
—No nos reímos de los profesores… cariño —Le preparé un sándwich mientras Anna preparaba sus mochilas escolares. Tomé mi bolso y planeé irme también para ver al Sr. Lucca, pero recordé cómo olvidé mi teléfono celular en el cargador—. Vuelvo enseguida —me disculpé con las chicas dejándolas en las escaleras para hacer un viaje corto, pero al regresar noté que Joe hablaba con Anna.
—¿Joe? —Intervine y no pude evitar mi cara molesta.
—Hola, preciosuras. Escuché que Rachael se sometió a la cirugía. Cualquier cosa que necesites… solo llámame, ¿de acuerdo? —Hice un gesto a las chicas para que siguieran caminando mientras lo miraba sonriendo con sus dientes amarillos. Se podía decir que no se había duchado durante días.
—Gracias… —y fue entonces cuando me di cuenta. Realmente necesitábamos cambiar el lugar. Tenía suficiente para cambiar de lugar ahora mismo y pagar los préstamos… pero… significa que realmente tengo que casarme con el hijo del Sr. Lucca, que podría ser viudo, divorciado o tener sesenta años… o… o… un psicópata, o una persona que está postrada en cama. No sé… nada más explica por qué su padre estaba buscando una novia para él y nunca mencionó nada sobre él.
—¿Estás bien? —Le pregunté a Anna que me miró estupefacta a los ojos antes de asentir con la cabeza. Vi chicas subiendo al autobús y saludé a Sarah sonriéndome—. Voy a cambiar este lugar. O tal vez debería hacerlo antes de que Rachael regrese —Me susurré a mí misma en total frustración antes de tomar un taxi a la casa del Sr. Lucca que iba a ser mía…
Noté algunos autos más estacionados frente a la mansión. Por favor… no dejes que haya más gente… por favor sin audiencia. Supliqué en mi corazón al llegar al estudio del Sr. Lucca, encontrarlo ocupado discutiendo algo con el Sr. Winston.
—Buenos días —les saludé y tomé asiento cuando el Sr. Lucca me hizo un gesto—. Quería hablar con usted… —comencé en voz baja, pero con firmeza.
—¿Podemos hacerlo mañana? Verás… —Se aclaró la garganta antes de comenzar—. Mi hijo no tiene mucho tiempo. Y coordinar cuándo todos los invitados podían estar libres también es mucho trabajo. No podía informarte, pero sabía que estarías disponible siempre que Rachael esté bien ahora.
Primero… no me dejó completar mi preocupación y eso llevó mi confianza a la línea de base. En segundo lugar… ¿A qué se refería?
—No lo entiendo… pero Rachael todavía está en el hospital, así que es mucho trabajo…
—Vamos a tener una fiesta en la que me gustaría que ustedes dos intercambiaran anillos —Lo miré sorprendida y mi garganta se sentía seca. Quería decir algo cuando entró el señor Winston.
—Señor Lucca… el Sr. Hashimi está aquí y tu cuñado también ha llegado —El hecho de darse cuenta de que había recibido invitados confirmaba que era cierto.
—Tú… yo… podrías habérmelo dicho —Apenas me las arreglé. No sé por qué mi voz era tan baja, pero el señor Lucca me puso una cara muy solemne.
—¿Señor Winston? —Miró a su mayordomo que se fue poco después—. ¿Estás bien… mi hija? ¿No hablamos de eso…?, hablamos de eso, ¿verdad? Te he seleccionado por tu tolerancia y resistencia… no me dejes ver nada más. Recuerda… es un trabajo —Sus ojos grises eran grandes e intimidantes mientras las últimas palabras resonaban en mi cabeza. Fue como si estuviera hipnotizada en ese momento y no pudiera moverme. En ese preciso momento, supe que me había metido en una verdadera mierda.
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