Capítulo 1

2602 Words
El primer encuentro —¿Por qué no tienes novio ya? Ya es hora, Julie —Aquí comenzamos. Solo pude mirar los comentarios de Katelyn y sonreír para que mis tres amigos de la secundaria arquearan las cejas. —No lo sé… supongo que también conseguiré a alguien —Volví a concentrarme en mi plato. —Te das cuenta de que nunca tuviste novio. ¿O todavía tienes la esperanza de que Liam…? —continuó Katelyn, pero me apresuré a interrumpirla. —Él está fuera del plato. Estoy segura de que no estoy pensando en él. Ustedes conocen la condición de Rachael. Y no puedo dejarla a ella ni a mis hermanas… —Pero un novio no hará daño… —comentó Katelyn de nuevo haciéndome rodar los ojos. —Déjala ya. Ahora gana bien… Estoy segura de que su carga de trabajo se reducirá y tendrá mucho tiempo para conocer a alguien especial —Sonreí mirando a Cecilia, que ahora tenía dos hijos y estaba planeando volver a casarse. No sé por qué tener novio dependía de mis ingresos. Quiero decir, sé que tendré ropa bonita para ponerme o tal vez dinero para ofrecer regalos, pero ¿no deberían suceder tales cosas de forma natural? Y dudaba que algún chico estuviera dispuesto a salir con la cuidadora de un hombre de ochenta años.  —No lo sé. Tengo veintitrés chicas. Y… parece que todas las demás de mi pandilla ya se están asentando —Respondí de hecho y conseguí que Katelyn me mirara. —Si no te casas a los veinte años… luego te acostumbras demasiado a tu vida de soltera… esto es lo que dice la estadística —Katelyn ya estaba casada y planeaba tener un bebé. Mi otra amiga Josephine fue por la que nos reunimos aquí hoy, ya porque su novio le propuso matrimonio.  Su anillo era hermoso y fue nuestro tema durante media hora, antes de que nuestra conversación se desviara al por qué ahora era la mujer única soltera en mi grupo de la escuela secundaria. —Estamos preocupadas por ti —dijo Katelyn ahora concentrada en su plato. Su nuevo cabello rubio estaba llamando más mi atención. Bueno, la chica nunca veía el dinero como un problema, así que no lo sé. Además, ella tenía el cabello lacio y sedoso, mientras que yo lo tengo un tono marrón con rizos que se extienden por todo el lugar. —Lo sé… pero hay otras cosas aparte de asentarse ahora mismo. Me encantaría liquidar el préstamo, y luego está el alquiler del apartamento, la cirugía de Rachael o tal vez esperar un poco hasta que mis hermanas se gradúen de la escuela —Por supuesto, no les hablé de mi arrendador, Joe, que me lo estaba poniendo difícil. Entonces, cambiar nuestro apartamento estaba encabezando la lista en este momento. Quería brindarles a mis dos hermanas todo lo que papá les hubiera dado si todavía estuviera vivo y eso también incluye su protección. Me dieron la mirada que decía que estaba siendo mala con ellas y eso me hizo encogerme de hombros. Después de cuatro meses nos estábamos viendo. Y no sé por qué tenían que hacerme las mismas preguntas cada vez que decidimos reunirnos. —Bien, si tengo la oportunidad de entablar una relación, lo haré, pero ese tipo inexistente aun, tiene que entender que el matrimonio no está en ninguna parte antes de los próximos cinco años. —¿Puedes venir a mi club?, Dylan tiene muchos amigos solteros y sus salarios también son buenos… vas a conocer a alguien —Josephine se emocionó. —¿Y por qué es importante? Encontraré a alguien cuando mi momento adecuado me lo permita —Por una vez, quería que estas chicas me entendieran. —O puedes hablar con Andy. Estaba interesado en ti en la escuela. Escuché que rompió con su novia —Dijo Katelyn y eso me secó la boca en un instante. Recordé a un chico turbio de la escuela. De Katelyn, escuché que le iba mejor en la vida, pero no podía creerlo. Y no tuve el tipo de tiempo para convertirme en el rebote de alguien. —Chicas, supongo que tengo que irme —dije levantándome y solo me miraron sabiendo que no me sentía cómoda estando aquí ahora. Solo si estas chicas supieran lo difícil que es tomar una sola licencia de mi trabajo, no me habrían propuesto esto. Les he dicho que mi carga de trabajo es una locura, pero supongo que no estaban dispuestos a aceptar este hecho. Yo no sé por qué, pero yo no tienen ningún un poco de consideración ahora. —Pero tú… pediste permiso. ¿No es cierto? —Katelyn interrumpió mientras recuperaba mi abrigo. —Sí, pero le prometí a Sarah que regresaría pronto a casa. Necesita ayuda con sus matemáticas —No estaba mintiendo. Mi hermana de hecho quería ayuda, pero me encantaría pasar este precioso tiempo como si fuera mi tiempo. Me incliné para compartir un abrazo con ellas antes de salir del restaurante que no estaba muy lejos de mi vecindario. Mis amigas planearon reunirse aquí para que pudiera ser fácil para mí. Los tiempos en los que vivíamos en la misma zona quedaron atrás. Todas ellas tenían trabajos reales después de graduarse de las universidades y ahora tenían sus propios apartamentos, a diferencia de mí, que apenas obtuve una certificación de escuela secundaria y ahora saltaba de un trabajo a otro. Me pregunto si querría casarme tan pronto. La respuesta era, no, pero supongo que sería una gran sensación tener a alguien con quien contar lo que sea que estés pasando. El que se preocupa y aprecia todo lo que estaba haciendo por mi familia porque mis mejores amigos no tenían ningún interés en escuchar sobre mis hermanas o madrastra. Solo recordaban a Rachael, quien fue muy grosera conmigo cuando yo solía depender de su presupuesto, creía que era suyo o de sus hijas. Pero ahora, cuando lo pienso, supongo que no estaba muy equivocada. Tenía diez años cuando mi padre me encontró en el hogar de acogida. Siempre me dijeron que no me necesitaban… me sentí muy afortunada sabiendo que mi padre siempre me estaba buscando y nunca se rindió. Y que fue solo mi madre quien se deshizo de mí. Si estuviera en casa de Rachael, tal vez también me enojaría. Pero ahora no era el momento de decirle que se ocupara de sus hijas por su cuenta. Pude ver a mi padre en los ojos de mi hermana… son familia y abandonarlos por una relación que ni siquiera he experimentado era una tontería que no tuve el valor de cometer. Caminé de regreso a casa mientras los zapatos de Sarah o el vestido de Anna eran lo único en lo que podía pensar. Aunque trabajo para un hombre muy rico y mi salario también es bueno, estaba más concentrada en pagar los préstamos. Cambiar nuestro apartamento estaba encabezando la lista porque nuestro casero de cuarenta años era un dolor de cabeza. Era un fenómeno y estaba casado, pero Anna me había estado diciendo que a menudo trata de hablar con ella. Rachael se ha asegurado desde ese día de limitar la actividad exterior de las niñas. Exhalé un largo suspiro mientras metía las manos en mi abrigo. No te preocupes Julie, esto también pasará.  Sabía que mi trabajo no era nada a los ojos de mis amigas, pero estaría en las calles con mi familia si no fuera por este trabajo. Cada uno tiene sus propios caminos. Estaba segura de que no considerarían un gran problema a una mujer soltera de veintitrés años. Sonreí recordando a David, el conductor de la familia Lucca. Si no me equivoco, he estado sonando grosera al rechazar sus ofertas para cenar. Pero no quería dejarlo entrar. Vamos, Julie … Una amistad no hará daño. Mis pensamientos intervinieron. Sonreí recordando los avances de David que estaba ignorando descaradamente. Él era tan lindo.   De repente, mis ojos se posaron en un hermoso vestido de novia.  —Guau… —Susurré. Eso podría hacer que alguien se case. Recordé a Josephine sudando por el vestido de novia y decidí hacer clic en una imagen.  Pero en el momento en que encontré mi bolso vacío, mi corazón dejó de latir. ¡Oh, Dios mío… mi teléfono! —maldije y di grandes pasos de regreso al restaurante. —No la vamos a invitar la próxima vez. Ya sabes que ella se negará. Es tan obvio Josephine, está celosa de nosotros… —No lo sé. A ella no le importaba tener una sola foto con todos nosotros —La voz de Josephine llegó y me secó la boca. —No importa. No es que no nos veamos sin ella. Quizás es hora de dejarla ir. Su vida no coincide con la nuestra… ¿Notaste la confianza en su voz hoy? Es tan obvio que está feliz de estar ganando más ahora —agregó Cecilia. —Pero chicas, no olviden que todavía es la cuidadora de una mujer de ochenta años. Alguien que pueda morir y ¿cuál es la garantía de su trabajo? —Josephine comentó. —Estoy segura de que ni siquiera asistirá a tu boda —dijo Katelyn, pero me adelanté para esbozar una sonrisa falsa. —Olvidé mi teléfono celular —hice todo lo posible para no afectarme. Aunque el escozor en mi garganta me dijo que rompería a llorar en cualquier momento. —¡Oye! —dijo Katelyn mientras las notaba avergonzadas. No pude pronunciar una palabra más y solo asentí antes de salir. Tenía una lágrima que quemaba mi mejilla y mi boca se sentía amarga mientras me alejaba muchos pasos del restaurante. Mis hombros estaban pesados cuando volví a casa para encontrar la voz de Rachael. —¿Qué tal tu día? ­­—Fue bueno… ¿Necesitas algo? —le pregunté y traté de darle una sonrisa. —Sí… Tenía la esperanza de que nos pudiéramos sentarnos un rato y tomar un café —me volví para mirarla viendo la televisión. Se había debilitado demasiado desde que mi padre se fue. Estaba segura de que iba a hablar de papá. Y, para ser honesta, no podría quejarme de eso. Han pasado seis años desde que papá se fue, pero todavía se siente como si fuera ayer.   Estaba a punto de entrar en la cocina cuando me llamó: —Haré el café. Simplemente ve y refréscate —Rachael salió de la sala de estar, pero solo dar unos pocos pasos fue suficiente para dejarla sin aliento.    —Está bien Rachael, solo dame unos minutos —Le pasé una sonrisa tranquilizadora antes de colgar mi abrigo. Estaba colocando mi teléfono celular en el cargador cuando recibí una llamada de Winston, que era el mayordomo de la familia Lucca. —Hola… —me pregunté qué podría ser. —Señorita Cole, el señor Lucca está en el hospital. Él te necesita aquí —Entrecerré mis ojos. —¿Qué? —Me sorprendí. No tiene sentido. Solo tenía un día libre en un mes y lo mismo sucedió en mi último mes de licencia también. Pero negué con la cabeza y ahora estaba sudando por la salud del Sr. Lucca. Cuánto desearía que no fuera nada serio. —¿Señorita Cole? —Su voz llegó de nuevo en ausencia de mi respuesta. —Estaré allí pronto —susurré mientras miraba a Rachael que me preguntaba quién era con sus ojos. Cuánto quería que no le pasara nada a esta persona. Era una buena persona y no podía olvidar que he solicité un préstamo que depende totalmente de que tenga este trabajo. —Necesito ir con él… Sr. Lucca está en el hospital —El cansancio era tan evidente en mi voz mientras quitaba apresuradamente la chaqueta del gancho. —Pero… solo tienes un día libre al mes. Estoy segura de que alguien más puede llenar tu espacio… ¿Y por qué tiene que enfermarse este día OTRA VEZ? —Rachael parecía enojada y, aunque yo también me lo preguntaba, resoplé: —El buen dinero nunca es fácil. Ganaba más que mis amigas desde los últimos cuatro meses. Entonces, realmente no podía quejarme. Y, si mantenía este trabajo durante los próximos dos años, esperaba ahorrar lo suficiente para arreglar un poco mi vida. No quería ser mala, pero el dinero era lo único en mi mente hoy en día. Tenía muchas ganas de que Rachael se sometiera a esta cirugía. Si algo le sucedía, sabía que todo colapsaría. Mi respuesta hizo que Rachael se callara. Y, aunque siempre quiero que la operen, ella siempre me convence de que primero aclare los préstamos. Camino hacia ella para darle un abrazo y me quedé atónita cuando susurró: —¿Estás seguro de que no estás haciendo nada que no deberías estar haciendo? —Su pregunta hizo que mis ojos se estrecharan. —¿Como qué? —pregunté. —Este viejo no me suena bien. Por qué eres la única que no tiene una licencia en un mes. Puedes dejar este trabajo sí… —No… no, Rachael… no… él puede ser muy exigente con sus miles de órdenes, pero es un buen hombre… y de hecho, hizo muchas donaciones al cuidado de crianza. Todo es profesional. Él … Él nunca me hizo sentir … Incómoda —Le devolví la sonrisa a las arrugas de su frente se expusieron antes de despedirme. Tomé un autobús para llegar al hospital mientras las caras de mis amigas eran todo lo que podía recordar. Revisé mi teléfono por quinta vez para ver si tenía algún mensaje de ellas, pero no había ninguno. Estaba familiarizada con la habitación privada del Sr. Lucca donde siempre lo atendían. Entré sin ningún problema y no anuncié antes de entrar.   Mis ojos se posaron primero en la cama vacía, aunque descubrí que alguien estaba de pie frente a la hermosa vista. Me concentré en el hombre del traje con el pelo n***o recortado y le pregunté: —¿Dónde está el señor Lucca? ¿Él está bien? —El hombre no se volvió y eso me hizo notar su postura tensa.  Era alto y llevaba el pelo recortado a la perfección. Di algunos pasos en la habitación para registrar su costoso perfume o el humo que estaba expulsando por la boca. Y eso fue extraño porque en el hospital no permiten fumar. —¿Disculpe? Estoy hablando con usted —Inclino la cabeza, pero todavía tardó unos segundos en girarse. Pero en el momento en que se volvió me dio escalofríos.  Podría jurar que nunca había visto tanta perfección, pero la forma en que me miró me hizo sentir que le debía algo. Tenía los ojos grises entrecerrados y los delgados labios apretados. Se podía decir que no lo estaba pasando muy bien. —¿Sabe… sobre el Sr. Lucca? —Mi voz salió más dócil de lo que quería, pero me sentí extraña cuando torció la boca con disgusto y comenzó a bajar los ojos a mi cuerpo. Mis manos se sujetaron alrededor de mi bolso sin que yo lo supiera. Solo podía mirarle a los ojos con toda la libertad y en el momento en que su rostro se inclinó un poco para mirarme la espalda, tuve que disculparme. —Yo… supongo … Estoy en la habitación equivocada…   Espero les haya gustado el capítulo. El próximo llegará pronto.
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