Así acabó mi lunes, un lunes cargado de emociones que me abrumaron por completo, claramente mi celular no paró de sonar, mis padres dedicaron todo su martes a llamarme y colapsar mi teléfono de mensajes, que yo me encargue de ignorar como tantas otras veces, los amaba, la vida sabía que yo los amaba, pero nunca comprendieron del todo mis capacidades, no como vi que hacían Emma y Theo, ellos parecían entender a la perfección mis características y hacer que uno se sintiera más cómodo consigo mismo. Nathan también me llamó, pero tampoco respondí, no sé qué fue lo que me hizo no atenderlo, puede ser el hecho de que estaba con muchos pacientes y que también me encontrara en una situación para nada gratificante para mi persona, pues eran las cinco de la tarde del día martes y el chisme de mi re