V. Nathan

3211 Words
  -        Oye Nat ella no es… - un quejido salió de su boca cuando mi codo impacto en su estómago – Mierda… - se quejó Galy. -        Buenas noches – hable lo más despacio que podía ya que prácticamente me dolía respirar.                                                                                                                                                       Unos días antes.   El estadio rebozado en personas, el cuadrilátero rojo, ahora se encontraba resaltando en un juego de luces mientras la gente se movía sutilmente ante Calvin Harris, Mateo tomo mi hombro y me obligo a caminar hacia el camarín. Galy, Thomas e Ian se encontraban ahí tomando agua, me senté en un sillón y observé todo, tantas veces estuve en lugares como esto y siempre se sentía como la primera vez. Thomas fue el primer en cambiarse, su bata negra con letras doradas anunciando “The Wolf” así lo llamaban, según la gente era igual a tu amigo fiel el perro, te daba aspecto de ser bueno, tener las cosas claras ser tranquilo, pero cuando estaba en el ring, el hombre se transformaba completamente sus colmillos aparecían, dejaba esa parte de bueno y amigable para convertirse en un lobo hambriento dispuesto a todo. Galy por su parte llevaba pantalones y bata roja con blanco, “el niño” aparecía grabado en su espalda, apodo que gano gracias a sus facciones, sin importan que ya tuviera treinta y tantos, Ian por su parte llevaba una gran bata azul marino, y sus pantalones grises, él es ágil en lo que al combate se refiere, apodado “pantera”, fueron sus habilidades en plataforma lo hicieron que adquiriera tan sutil apodo. Luego me encontraba yo, mi bata negra al igual que mis pantalones tenía pequeños detalles en plateados, mis guantes tenían grabados los nombres de mis padres y hermanos en cursiva, recuerdo que en algún momento pensé en grabar el nombre de París, que bueno que eso no sucedió. A diferencia de mis amigos en mi espalda solo aparecía mi apellido, no es que no tuviera apodos, los tenia, en algunas ocasiones me llamaban “el destructor” “puños de acero”, “camaleón” entre otros, tenía un gran récord en peleas ganadas, llevaba invicto más que cualquier otro, algunos lo asociaban al tiempo que llevo en esto, yo… yo creo que es suerte. En fin, llego mi momento, Mateo entro por la puerta y me llamo para mi pelea, me coloque mi bata y camine por los pasillos de cemento, el piso vibraba bajo mis pies, la adrenalina comenzó a recorrer mi cuerpo, una sonrisa transitó mi rostro, me sentía completo y feliz, esto era lo mío, esto me apasionaba. Junte mis puños mientras mi entrenador se acercaba. Carlos era un tipo moreno, un metro noventa y dos, grandes músculos y cabeza calva, había sido boxeador en su juventud, ahora solo se dedicaba a entrenar muchachos, él fue y será mi primer y último entrenador, de él aprendí todos mis trucos, fue él quien me llevo hasta donde estoy hoy. -        ¿Estas listo? – moví mi cuello en circulo mientras saltaba despacio en mi lugar calmando la ansiedad. -        Listo – afirme con mi cabeza. -        Te ves completamente cagado en las patas – se burló y palmeo mi cara – Puedes con esto ¿Sabes cómo lo sé? – nuestros ojos marrones se miraron – Yo te entrene para esto, tú puedes con esto y más Nat, no bajes la guardia, no importa que pase, tu solo sal y disfruta… estoy orgulloso de ti -        ¿Ahora vas a besarme? – su mano gigante golpeo mi nuca. -        Imbécil – me empujo un poco para que saliera mientras David Guetta comenzaba a sonar.   La morena de ojos achocolatados llego a mi mente haciendo que sonriera más, está noche me acompañaría en la pelea aun cuando no supiera su nombre, al fin y al cabo, está era la canción que me llevo a estar con ella la noche de ayer. Subí en el cuadrilátero mientras el presentador anunciaba mis datos.   -        “En la esquina derecha con un metro noventa y dos, con noventa kilogramos de puro musculo, nuestro camaleón…. Empresario de día, boxeador por las noches, la leyenda, el destructor… Nathan Hamilton” – los gritos en el estadio resonaron mientras levantaba mis brazos y sonreía al público.   Oliver, George y mi sobrino Ben se encontraba en primera fila, les sonreí un poco y volví mi vista hacia mi contrincante, el rubio sonreía ladino, nos habíamos visto antes para el pesaje y tenía la misma actitud arrogante, sus ojos oscuros me observaron de arriba abajo mientras golpeaba sus puños, me contuve de rodear los ojos, acepté las reglas del árbitro, la campana sonó y todo se puso en marcha. No puedo decir que la pelea fue fácil, porque no lo fue, el tipo era una masa dura que apenas se movía con los golpes, pero aun así no le fue suficiente para ganar, yo lo hice y aunque no fue por nocaut podemos decir que tuve mejor técnica que él a la hora de dar golpes. Tenía varios machucones en algunas parte de mi cuerpo, aunque eran pocos y apenas visibles me dolían es por eso que ahora camino a la reunión semanal de la empresa caminaba con demasiada lentitud y esta vez sí que no tenía nada que ver con ser lunes y que no me gustara las reuniones de comité. Entre en la sala, Em estaba sentada en la cabecera concentrada en unos papeles que le daba su secretaria, varios de los socios a su alrededor hablaban entre ellos, saludé a todos y me dirigí a mi lugar, Em me sonrió y susurro un felicitaciones. Anna comenzó la reunión con los datos que ahora manejaba la empresa, aprovechamos para hablar de las modificaciones del software que realizo Oliver, la manera en que se controlaría ahora y las nuevas propuestas que había de inversión. Cuando llego mi momento hable de los balances, la cantidad de venta, números de producción y el aumento de acciones, ahora todos eran un poco más ricos y vacíos, al menos ellos porque puedo asegurar que mi hermana y yo no vivíamos a base del dinero ingresado, solo usábamos lo que considerábamos para vivir cómodos y eso no se refería a grandes mansiones y lujos extravagantes, no… no lo hacía, vivíamos en casa normales, en barrios normales, aun cuando teníamos lujos. -        ¿Podemos hablar? – mi hermana me tomo del brazo – Será solo un momento – sonreí un poco y acaricié su vientre. -        No necesitas preguntarme – bese su frente – Claro que podemos ¿Tu oficina o la mía? -        La mía, no quiero volver a levantarme – se quejó un poco. -        Deberías empezar con la licencia – tome su mano mientras nos dirigíamos a la oficina. -        Es lo que hare – tomo aire – Son casi siete meses en unos días y mi cuerpo ya no aguanta, pero no es eso de lo que quiero hablar – la ayude a sentarse y ocupe el lugar frente a ella. -        Escucho – suspiro. -        Lo lamento, sé que no debería haberme enojado – fui a hablar pero ella levanto la mano – No me molesto que ella hablara, la realidad es que, eso no es como ella dice, ella no estuvo allí, no te vio en tu peor momento, nosotros sí, puede que no fuéramos los mejores en eso pero estuvimos, te acompañamos – jugo con sus manos – Se que es nuestra culpa, mis inseguridades me llevaron a casi perder el amor de mi vida, créeme eso lo sé y es algo que hasta hoy me atormenta por las noches, como a Molly le atormenta ver la cicatriz de Oliver en su torso, yo cuando veo a George no solo veo al hombre que amo también observo al hombre que yo dañe – sus ojos se empañaron – No estoy molesta por lo que dijo, estoy molesta porque hasta el día de hoy te pregunto cómo estas, consulto sobre tus pesadillas y siempre me dijiste que no estaban, nos dejaste fuera, tú nos aislaste sabiendo que todos queríamos ayudarte y verte bien, eres mi hermano y te amo – lágrimas caen por su rostro. -        ¿Aunque sea el no planeado? -una pequeña risa abandono sus labios. -        Aunque no hayas sido planeado y rompieras mis muñecas – señalo con su dedo. -        Yo también te amo Em, los amo mucho a todos y si hay una razón por la cual no dije nada fue porque necesitaba que al menos ustedes siguieran, veía pena en sus ojos, dolor en Molly, la vi cargar con la culpa por años, yo no quería eso – la puerta se abrió dejando ver a Molly. -        Oh, lo lamento – miro a Em y luego a mí – Vuelvo en un momento. -        Nada de eso, pasa – se acercó a besar mi frente. -        Emily ya llego la prensa – mi hermana afirmo con su rostro y se levantó. -        ¿Prensa? ¿Para qué? – ambas se miraron. -        Terminaremos un asunto pendiente.   Las seguí por los pasillos hasta el pequeño auditorio que había en el piso de abajo, Emily se veía nerviosa y Molly demasiado seria, ninguna dijo nada mientras llegábamos a destino, la puerta de madera fue abierta y los flashes inundaron el lugar, mi hermana sonrió al igual que Molly, ambas subieron al escenario y se colocaron cerca del micrófono, por mi parte me quedé abajo observando lo que pasaba, esto no estaba programado. -          Buenos días – Molly se acercó al estrado – Como se les informo se contestarán todas las preguntas que tengan, una vez terminada la conferencia, no volveremos a tocar el tema.   Observe a mi cuñada que llevaba un vestido rosa pegado al cuerpo y unos taco aguja blancos, su cabello estaba suelto mientras su maquillaje apenas era perceptible, la puerta a mi lado se volvió a abrir dejando ver a mi hermano Oliver y George, ambos llevaban traje y camisa blanca sin corbata, los flashes volvieron y junte mis cejas desconcentrado.   -         ¿Quién empieza? – la voz de Em sonaba ronca por las lágrimas – Quiero que recuerden que estoy embaraza, mis hormonas están algo alborotadas y lloro mucho, asique les pediré que no usen eso para sacar de contexto las cosas – los mire confundidos hasta que el primer reportero hizo la pregunta. -         ¿Qué paso hace diecisiete años? – Oliver y Molly se observaron, mi cuñada dio un paso adelante y mi hermano se puso a su lado. -         Bueno, creo que para responder eso debemos retomar un poco el pasado – suspiro – A diferencia de lo que todos piensan mi vida no fue perfecta, nuestros padres se conocen hace años es verdad, pero todos teníamos distintas realidades, la mía se basó en un padre abusivo conmigo y mi madre – un jadeo salió de una de las reporteras – Pueden comprar mis dichos en la comisaria, ya que existe una orden de alejamiento, en fin… Cuando era chica con mi madre nos alejamos buscando una nueva vida, pero mi padre nos encontró y eso me trajo otra serie de problemas, entre en depresión y abuse de sustancias, algo de lo que no me siento feliz ni orgullosa – me quise acercar para parar esto pero Oliver negó – Estuve en rehabilitación por varios años, pero mi pasado no me dejo, mientras que estuve metidas en las adicciones conocí un chico, un hombre que volvió a buscarme, no voy a dar nombres porque no lo vale, pero hace diecisiete años me encontró en casa de los Hamilton – Molly me miro – Él simplemente comenzó a disparar a todo lo que encontró.   Su vista se perdió en un punto mientras los recuerdos llegan a mi mente, Molly soltó un sollozo y Oliver la reemplazo. -         Los disparos llegaron de todos lados, mi primer instinto fue protegerla a ella y mi hermano, los lleve detrás del sofá, fue cuando Nathan vio que estaba lastimado, los vidrios explotaron, el ruido no paraba y yo me estaba desangrando delante de mi hermano y mi mujer – tomó la mano de Molly – El tipo entro en la casa y nos apuntó, en aquel momento Nathan era un niño, pero aun así se interpuso entre nosotros, se colocó frente a un loco para proteger a Molly, yo me caí por la pérdida de sangre y Mo al ver eso se interpuso para evitar que me matara, uno de los guardias lo ataco, hubo un forcejeo y un disparo impacto en ella, la herida estaba en su corazón, mi hermano se enteró en ese momento que ella estaba embarazada, lo demás no lo recuerdo – todos me miraron. -         Creo que solo yo puedo contar lo que pasó – acomode mi saco y subí en la tarima – Molly cayó al piso – la miré – Su piel se puso pálida como el papel, la sangre brotaba por todos lados, Oliver no estaba consiente, Emily estaba en el hospital con George que acababa de tener un accidente automovilístico hacia unas veinticuatro horas, todo fue horrible – mire a la gente – Ellos casi mueren los tres y Em estaba embarazada también, básicamente tuve que tomar las decisiones mientras nuestros padres llegaban – mire mis manos sobre la madera – Los tres tuvieron infartos, en distintos momentos pero sus corazones dejaron de latir, ellos literalmente murieron – trague el nudo en mi garganta – No sé qué más quieren saber. -         Paris Brown menciono que tu familia no te ayudo con las secuelas de lo que acabas de contar, me imagino que para tu edad vivir algo así debió de ser horrible – otro hombre que reconocí del antro hablo. -         Eso no es cierto, ellos me ayudaron en todo el proceso, solo que hay cosas que cuestan más que otras, mis hermanos cargaron con rehabilitaciones, Molly despertó meses después, todo fue un caos, ellos me apoyaron, yo decidí no contar más y ocultar algunas cosas – sentencié. -         ¿Por qué habla de que no la trataron bien? – Molly y Emily se acercaron. -         Ella siempre fue bien tratada por la familia – Em empezó. -         Excepto por mí, siempre me pareció una arpía y como ven la vida me dio la razón, ahora hasta reno parece – me señalo y muchos rieron. -         En fin – dijo mi hermana – Todos los Hamilton la tratamos bien – miro a Molly y ella asintió ya que la dejo fuera – Oliver… - miro a Oli. -         Yo no soy sociable – comento tranquilo – Digo ¿ustedes me ven rebozando sonrisas y saliendo con amigos? no – se contestó solo – Creo que ella quería un cuñado de esos que hablan y abrazan y la verdad es que no hago eso – subió sus hombros. -         La señorita Brown dijo muchas cosas, cosas que no son ciertas, pero bueno, la realidad es que, y lo hago público, en una semana se termina su contrato y no renovaremos, los Hamilton creemos en la palabra y la buena disposición, mi hermano le confió un tema muy delicado para nosotros que ella utilizo para su propio bien y eso no está bueno – me miro – Nathan – espero que me acercara. -         Pensaba dar una nota, pero ya que están aquí – los mire – Como saben el accidente me dejo alguna secuelas, entre ellas pesadillas, Paris catalogo mi problema como una situación y finalizo nuestra relación por llamada, en menos de cuarenta y ocho horas ustedes tenían una foto con ella y un hombre – los mire – Saquen solos sus conclusiones – los murmullos comenzaron – No me interesa hablar de ella, pero quiero que sepan que entre nosotros ya no hay nada y no lo habrá nunca más, le deseo buena vida y a ustedes un buen día.         Mis hermanos se despidieron de todos y se dio por finalizada la charla, ninguno volvió a comentar nada, no me gusta hablar de este tema, pero hacerlo hoy se sintió liberador, ahora debía empezar desde cero y la pelea de pasado mañana sería la solución.       Estaba concentrado golpeando al sujeto cuando la campana sonó, mis brazos ardían mientras me sentaba a tomar agua y escuchar las indicaciones de Carlos, fue cuando la vi. Durante años le implore venir a verme, en varias ocasiones dijo que lo haría, pero al llegar la noche jamás llegaba, mis ojos se clavaron en su cabello castaño y piel blanca, junto sus cejas mientras sus ojos marrones lazan dagas en mi dirección. Carlos siguió mi mirada.   -         No te concentres en ella – palmeo mi rostro – No lo vale, lo hace apropósito, quiere arruinar esto – mi vista volvió a ella quien ahora discutía con mi hermano.       La campana sonó y me levanté del banquillo hasta el centro de la plataforma, mis ojos volvieron a mi contrincante y después nuevamente a París, mi rostro giro hacia un costado y me sentí aturdido, varios golpes se impactaron en mis costillas, frente, labio y ojo, sentí el sabor a sangre en la boca y como algo corría desde mi ceja izquierda hasta la barbilla.     Sacudí mi cabeza y volví a ver al castaño frente a mí, estaba enojado no entendía porque me hacía esto sabiendo lo importante que era para mí, comencé a golpear desquitando mi furia, amaba el boxeo y ella acababa de arruinar mi noche, acababa de venir a destruir mi momento con su egoísmo, otro puño impacto en mi costilla haciéndome jadear, un uhh comunitario dejo en silencio el estadio, me erguí nuevamente y comencé a golpear, el árbitro tuvo que separarme un momento pero cuando me soltó termine lo que empecé y gane.   -         Nat… - Carlos palmeo mi rostro. -         Necesito un médico – me queje con la mano en la costilla.       Pasamos todo el protocolo de levantar la mano, celebrar mi victoria y me subí al auto de Galy y nos fuimos al hospital, Carlos me registro mientras una amable enfermera me llevo a una camilla donde una pasante para nada disimulada tomo mi presión, pregunto mi estado civil, mientras Galy reía.   -         En un momento la doctora Parks vendrá a verlo – sonrió y camino hasta la salida. -         ¿Por qué siempre te tocan doctoras y no doctores? – consulto mi amigo. -         La vida me sonríe – rodo los ojos y reí un poco. -         Mierda – me queje. -         Buenas noches, soy la doctora Parks – abrí mis ojos mientras ella observaba la castaña que ahora venía en un sexy conjunto azul oscuro. -          Oye Nat ella no es… - un quejido salió de su boca cuando mi codo impacto en su estómago – Mierda… - se quejó Galy. -         Buenas noches – hable lo más despacio que podía ya que prácticamente me dolía respirar.       Sus ojos se enfocaron en los míos con asombro, sonreí de lado mientras ella sujetaba mi historia clínica con fuerza entre sus manos. Creo que ahora quiero un poco más a París
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