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2009 Words

El lunes llegó. Y aunque a Marie le tocó madrugar estuvo lista a la hora montada en el metro mientras se trenzaba el cabello en compañía de personas responsables que salían desde temprano a trabajar.  El apoyo de su padre había servido de mucho, en especial, para apaciguar a su mamá. Sin embargo ella seguía molesta, Marie lo sabía porque ese día desayunó las frutas pasadas que dejó para ella de la bandeja que Mónaco le regaló y que encontró a punto de pudrir en la nevera. Hizo lo que mejor sabía hacer luego de terminar de peinarse y ver su reflejo en una de las ventanas: tomó sus audífonos, su viejo teléfono celular y puso una música que le ayudara a relajar su mente un poco. “Ella iba caminando sola por la calle Pensando, "Dios, ¡qué complicado es esto del amor!" Se preguntó a sí mis

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