Con paso confiado entró a su casa para encontrarse una linda escena desarrollándose en el baño principal. Risas femeninas y abucheos de su hija llegaron a sus oídos. Al asomar su cabeza dentro de la puerta entreabierta vio a Marie intentando bañar a Tempesty y a la niña mojándola. -Hola- saludó a ambas y cuando la niña de cabello azabache lo miró soltó una sonrisa. -¡Papá!- su corazón se paralizó y de inmediato miró a Marie quien no lucía horrorizada de la verdad. Mónaco tardó en recordar que Marie no sabía su oficio y quizás la chica siempre sospechó que la bebé era su hija. Él no iba a negarlo, no podía seguir ensuciando su alma con pecados y la mentira no es uno de ellos. -Hola, pequeña- dijo con una voz dulce- Marie, ¿No has cumplido ni media hora de descanso, no es cierto?- pregu
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