Capítulo 4LORD Warburton salió de su casa de muy buen humor. Al despedirse, Charles le había dicho:
–Espero, mi Querido Orion, que encuentres pronto a tu Afrodita o te olvides de ella y regreses a casa. Aquí tienes mucho de qué ocuparte, sobre todo de tus caballos.
–De momento voy a intentar ganar un premio mucho más importante– respondió Lord Warburton.
–Yo me sentiría mucho más contento si la Afrodita que te obliga a seguirla por todo el mundo se convirtiera en una belleza de carne y hueso.
–En ese caso puede que no regresara en años– respondió Lord Warburton.
Charles rió.
–Veo que tus intenciones son las de comportarte como un Caballero de las Cruzadas, pero sin hacer caso de ruegos, ni de Damiselas en peligro.
Lord Warburton sonrió.
–El problema contigo, Charles– dijo él–, es q
