Janelle Hale.
Todo mi cuerpo se tensa cuando intento levantarme, me duele todo, tengo sueño y mucha hambre.
Abro los ojos y los cierro por unos segundos debido a la luz del sol, respiro profundo, me levanto escuchando mis huesos tronar. Mis compañeros se encuentran en las mismas condiciones que yo, hacemos muecas al levantarnos, miro al cielo y suelto un largos suspiro, cinco meses fuera de la manada en busca de la mate de mi Alfa, mi mejor amigo y no la encuentra aún, su estado de ánimo es tan intenso que no la transmite a todos, no es su culpa, algunos lo entienden.
Yo también quería probar suerte, tal vez mi compañero de vida era un humano o otro ser de otra r**a, pero no lo encontré.
Diosa luna cuando quieres eres una perra de mierda.
Estiró mi cuerpo escuchando el tronar de mis huesos.
–¿Estás bien? —Es lo primero que le digo al sentarme a su lado dejando un beso en su mejilla.
—Un poco frustrado, ten .—Estira un vaso el olor del café me inunda, hago una mueca.
—No gracias, prefiero mi preciado té .—Tomo el otro vaso que él tenía en su mano—Tranquilo Ares, la vas a encontrar, solo tienes que tener un poco de paciencia .—Lo ánimo aunque yo también esté frustrada, creía que iba a encontrar a mi mate y nada.
—Lo se, pero es frustrante, Jan, creí que encontrarla sería fácil, pero no lo es, además no solo yo estoy sin compañera, tú aún no encuentras a tu mate .—Hago una mueca, deseo encontrarlo si.
—¿Tú hermano ya encontró a su mate?—Cambia de tema y Ares lo agradece, desviar la atención de nosotros siempre ha funcionado.
—Él tiene diecisiete, ya sabes lo que él dice—
—No quiero amarrarme tan rápido, tu hermano puede ser un imbécil cuando quiere .—Mi mejor amigo asiente estando de acuerdo conmigo.
—Nosotros no éramos así a su edad —
—¿Éramos peores? —Me cruzo de brazos y Ares niega.
—No lo éramos, creo que éramos más maduros .—Escupo el té para luego mirarlo.
—¿Tu maduro alfa? —Ares, me mira mal.
—Vale, no era maduro —
—Ni un poco alfa .—Me burlo de él.
Ares, deja caer su cabeza en mi hombro y suspira con fuerza.La tristeza nos abarca, desde niños siempre deseamos encontrar a nuestros mates como lo hicieron nuestros padres.
Los míos desde cachorros se encontraron y desde entonces están juntos, los de él su padre, mi tío, la encontro cuando aún no había nacido su compañera. Siempre creíamos que ese destino sería el de nosotros pero no fue así.
—Debemos volver Ares, hemos estado mucho tiempo lejos, no importa si nuestros padres están allá, la manada necesita a sus líderes a su alfa y beta —
—Lo se —
—Alfa Ares, beta Janelle .—Un guerrero se nos acerca —Un grupo se ha desplazado para cazar, como lo ordenó Alfa —Mi amigo asiente—¿Vienen con nosotros?—
—Yo si .—Me levanto como resorte, volteo a ver a Ares él niega —Ares, sabe que a la diosa le gusta jugar con nuestros destinos, para ella no seremos indiferentes .—Él me sonríe divertido y asiente.
Yo solo le sonrió, doy un largo suspiró. Me alejo de ellos desvistiéndome, al caer caigo en cuatro patas.
Se que su mate será muy afortunada de tenerlo como compañero, él es caballero, atento, amable, divertido, es lindo, rozando casi los dos metros todo un adonis, rubio unos envidiables ojos verdes, su cuerpo bien trabajado, piel blanca ligeramente bronceada debido al sol, pero claro tiene un defecto y como todo alfa es celoso, posesivo y gruñón.
Desde niños somos mejores amigos, nuestros padres lo son y nosotros no íbamos a ser la excepción de eso, yo soy su beta, tenemos ese lazo de almas gemelas, ese lazo de hermandad, yo nací para ser su mano derecha.
El aire choca con mi pelaje, moviendolo, cierro los ojos concentrada en todo a mi alrededor, agudizando mis sentimientos al estar con los demás lobos me posicionó al frente liderando la cacería.
Llegamos a un claro, viendo unos siervos nos agachamos y nos camuflajeamos con lo que nos rodea, esperando el momento adecuado para atacar a nuestras presas.
—Estén preparados .—habló por medio de nuestro link de la manada.
Nos movemos lentamente, los rodeamos, nuestros sentidos aumentan, doy un aullido leve dando la orden para atacar. Nos lanzamos, los venados se alertan empezando a correr, dejamos que algunos se escapen, solo necesitamos dos.
Me lanzo sobre mi presa encajando mis caninos en su cuello algunos lobos me rodean estando alertas por si se me escapa, muerdo con más fuerza sintiendo la sangre escurrirse, se mueve intenta zafarse pero no lo logra sino todo lo contrario, lo presionó más, con una de mis patas aplastó la parte detrás sintiendo como empieza a moverse lentamente, de un último intento y la vida lo deja.
Aulló fuerte, mi pecho se hincha de orgullo al ver a mi presa, hoy nos seremos un festín.
Miro hacia mi otro lado viendo otro ciervo en el hocico de otro lobo, aullamos dándole las gracias a la diosa por su amabilidad, con mucha agilidad monto el cuervo encima de un lobo y emprendemos camino hacia nuestro campamento.
El olor de la carne siendo cocina hace que gruña por la anticipación, gimo cuando probó mi primer bocado sintiendo su delicioso sabor.
—Felicidades, Juan .—Ares felicita al lobo encargado de la exquisita preparación.
—Gracias, Alfa .—Él lobo mayor da una inclinación hacia nosotros, viendo como los demás se disponen a comer, luego de que Ares y yo dimos el primer bocado.
Las risas llenan todo el campamento, la alegria de ahora poder seguir nuestro camino, todavía nos falta un par de semanas para poder llegar a nuestra manada.
Apagamos el fuego emprendiendo de nuevo camino, el bosque nos recibe, corro al lado de un gran lobo color arena, su pelaje amarillo brilla cuando la los rayos de sol da con él, viendo el contraste de nuestros pelajes, el mío gris plata fundido, simplemente una combinación que se me hace exquisita, aunque mi pelaje es extraño eso no quita que sea especial, Ares golpe me costado moviendo su cola, para luego darme una sonrisa lobuna.
—Deja de pensar tanto, Janelle .—Escucho su voz ronca, ruedo los ojos.
Aceleramos la velocidad cuando pasamos por un claro de nadie, nuestros sentidos se agudizan, mi tamaño crece y mi pelaje se eriza al igual que el de Ares.
Le doy una mirada, me volteo corriendo hacia atrás cuidando nuestras espaldas.
—Ten cuidado, si escuchan algo no te lances solo tú .—Me advierte —Te conozco y sé que lo harás.
—Tranquilo, Alfa .—Escucho su gruñido y me río.
Nos mantenemos en la misma posición agrupados protegiéndonos unos a otros, con el Alfa enfrente.
Nos relajamos cuando salimos de ese claro, entrando en la manada que está más cerca de la nuestra. Garras de plata.
Una manada fuerte, temible y leal a la muestra, escuchó el aullido de Ares, avisando de nuestro paso por sus tierras, para luego escuchar la respuesta del Alfa de esa manada, Ramiro, avisando a su manada de nuestro paso.
Pronto vemos como el cielo se torna de colores avisando el pronto anochecer, nos detenemos unos kilómetros más lejos de su manada descansando.
Nos transformamos en humanos nuevamente, busco en el bolso que cargaba siendo loba en el hocico una muda de ropa, ya lista, me siento alrededor del fuego.
–Luna llena .–Susurro con emoción, a mi alrededor todos miran al cielo, aullando cantando a coro agradeciendo, la naturaleza se siente viva, nuestros cuerpos se regocijan por la fuerza de la luna y la naturaleza.
—Ten .—Ares, me extiende un plato con carne.
—Gracias, Alfa .—digo, sonrió divertida cuando me gruñe.
—Sabes que me molesta que me llames Alfa, Janelle —
—Lo sé, por eso lo hago .—Le guiño un ojo, Ares da el primer bocado, luego yo y cuando terminó los demás se disponen a comer.
De pronto siento los brazos de Ares por encima de mis hombros y un beso en mi coronilla.
—Oye boba .—Ruedo los ojos –¿Extrañas la manada?—
—Por la diosa, ¿Qué pregunta es esta? —Lo miro, seria veo cuando me sonríe divertido—Claro que la extraño…. Para la próxima irás tú solito porque yo no voy más contigo —
—Se sincera, nos divertimos un poco—
—No te lo voy a negar me divertí un poco.—Sonrió recordando algunas cosas.
—Ya solo quedan dos semanas más y llegamos—
Asiento tirando mi cuerpo en el suelo observando la luna, esas estrellas que brillan con intensidad alumbrado el camino a seres que desean volver a su casa o manada, como nosotros.
Mis ojos pesan, me acomodo mejor dejándome llevar por el cansancio, cayendo directo a los brazos de la absoluta oscuridad.
Pequeños cambios, pero me agrada mucho más así.
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Así me ayudan a crecer.
Nos leemos pronto los quiero...