Eros D'angelo.
Doy un respiro largo cuando ella se duerme, no me gusta mucho usar mi voz, pero ella es tan terca y se que no se dormiría así de fácil.
Si ella fuera una beta normal, no cedería tan rápido, pero ella normal no es y por esa razón cede de manera espontánea.
Es mi mate debe ceder, pero no de esta forma.
Un escalofrío me cubre, maldición este dichoso lazo me tiene de los nervios.
Es la tercera vez que me preocupo tanto por ella, aunque en esta ocasión deseaba no hacerlo. La primera fue cuando casi la mata la vampira loca, cuando si no fuera porque llegue a tiempo ella ahora estaría muerta.
Maldito lazo que me hace sentir tristeza, si ella hubiera muerto probablemente la luna me hubiera dejado por años solo, hasta que decidiera si ella renaciera. Ese día cuando la vi y debajo suyo un charco de sangre, las manos de esa loca en su cuello y sus colmillos, me volví loco, recuerdo que la lancé lejos y como pude la protegí, quedando muy lastimado por varios días.
Eso ella no lo sabe.
Que patético fui al protegerla.
Soy tan patético.
La segunda vez fue el día que ella llegó y tuvo la pelea con aquel Sadha, verla herida fue un golpe para mí, ese lazo me está haciendo débil.
Maldición odio esta situación, si ella no hubiera vuelto yo estaría de lo mejor.
¿Que tanto haría ella y mi hermano lejos por tanto tiempo?
Bajo la vista observando como ella en sus sueños me busca.
Si te quedarás así hasta despierta en serio qué pensaría todo esto.
Bufo.
Está maldita situación me va a volver loco, yo no quería una mate, no aún, mucho menos que ella lo fuera, tener como mate a la chica que alguna vez fue algo de tu hermano, no es algo placentero.
Porque de eso estoy seguro, ellos dos fueron algo.
Y no solo eso también del idiota de Carlo, lo que faltaba.
La diosa es astuta.
Todo fuera diferente si ella no hubiera vuelto, no sabría que es mi mate y todo estuviera como antes, podría cogerme a la que me diera la gana sin remordimiento o sin saber que podría lastimarla.
Porque aunque la odie y quería herirla, no deseo hacerlo de esa forma.
Lo que me han contado sobre esa traición es que duele mil veces más que ser herido por plata.
Prefiero lastimarla con plata.
Pero por un lado me gusta esto, hacerla enojar se está convirtiendo en algo divertido, más cuando sus mejillas se vuelven rojas, sus ojos irradian ira.
Más cuando desea matarme.
La observó un poco, detallo su rostro perdiendome un poco, esas pequeñas pecas esparcidas por su rostro, su cabello blanco esparcido por la cama.
Llevo mi mano tocándolo, es tan suave y sedoso.
¿Acabo de suspirar?
Parpadeo varias veces alejándome de golpe, ella estira su mano buscandome.
Tragó saliva al ver cómo trae a su cuerpo una almohada ocasionando que el vestido que carga puesto se suba mostrando un poco de esa piel tersa y blanca.
Contengo la respiración cuando llegó a sus labios, esos labios rosados, pequeños y en forma de corazón.
Sigo mi recorrido hasta bajar a su cuello, mis caninos pican ¿Cómo se vería mi marca en ella?
—¿Maldición qué estoy pensando? ¿Acaso me he vuelto loco? —Susurró negando.
Sí definitivamente estoy loco por desearla, la tomará como mía, solo una noche, pero estoy seguro que si eso pasa querré más de su cuerpo y ese maldito lazo se intensificaria y lo que yo menos quiero es amarrarme a alguien.
No deseo nada por ella, no me gusta, lo único que deseo es su cuerpo y querer matarla, es lo único que deseo por la chica que me cuidó la cual conozco desde niño.
No deseo nada por la chica que tanto me hizo reír cuando niño y que cuando crecí se volvió alguien lejana a mi, ella para mí solo era la beta de la manada, mejor amiga de mi hermano y su posible novia y como otra hija para mis padres.
No siento nada, solo como ella dice odio puro por esa preciosa chica, que en estos momentos hace que mi corazón late dé prisa.
Maldito corazón, maldito lazo de mierda.
Salgo de su cuarto con rapidez bajando en dos en dos las escaleras hasta quedar en el último escalón al ver a toda la familia en la puerta de la mansión.
Ares de vuelta de un lado a otro, al oír mis pasos y olerme se detiene.
—¿Cómo está? —Mi hermano es el primero en preguntar.
—Está bien, solo está dormida .—Veo que respira profundo con una sonrisa.
Desde niño siempre pensé que ambos serían mates, que ellos dos lo serían, pero mis padres me explicaron que eso no sería así, que el lazo que ellos tenían era de beta y alfa y mejores amigos, pero se que ambos tuvieron más.
Creía que serían mates, no solo yo, se que varios miembros de la manada y mis algo pensaron lo mismo, pero resulta que el mate de la beta soy yo.
—Eso me alegra, ya se le dió un aviso a la manada de Fabián esto ha sido una ofensa y no dudaremos en atacar si esto se repite.–Asiento conforme con eso, mis ansias de encajar mis caninos en el cuello de aquel Alfa prepotente aún están, pero lo dejaré pasar solo por hoy.
Estoy de acuerdo con esa decisión, Janelle es la beta de la manada y como tal se debe respetar.
—Creo que deberían decirle .—Me veo opinando.
Mis padres me miran y asienten, pero sus padres niegan aterrados.
—Ella debe saberlo es algo que le concierne a ella y solo a ella .—Me cruzo de brazos molestó, no me gusta ocultar secretos, pero es algo que ellos me pidieron. Además de que a mí no me concierne, sólo lo oculté porque ellos me lo pidieron, pero ahora la cosa se está saliendo de control.
—Debe saberlo, se lo ocultaron cuando aquello sucedió, lo entendí no estaba lista además de estable Janelle, pero ahora ella debe saberlo o la cosa puede empeorar—
—¿Te preocupas por tu mate? —Ares me interroga.
—No es algo que pueda evitar, este estúpido lazo me hace sentir preocupación, porque si fuera por mi, no la sentiría .—Me encojo de hombros.
Él gruñido del padre de Janelle hace temblar la casa, los ignoro y subo hacia mi cuarto, cuando paso por la puerta de ella estoy tentado a entrar, pero no lo hago.
Estúpido y maldito lazo.
Soy asco.
El silencio reina en mi cuarto, miro por la ventana hacia el cielo, doy un suspiro y salgo por la ventana directo al techo.
—Diosa Luna.—Sonrió irónico —Te encanta jugar con los destinos, se que es así ¿Pero por qué no esperaste más? ¿Por qué me juntaste con ella? —Hago una mueca cuando la luna empieza a brillar con intensidad.
Me acuesto y observo las estrellas que pareciera que danzan junto a la luna.
No sé cuánto tiempo pasa, el hambre me ataca así que levantándome bajo de un salto y camino y antes de entrar por la puerta de atrás el olor de mi mate llega y el sonido de un vaso cayendo me saca una sonrisa.
Me adentro y oculto mi olor, observándola moverse con agilidad por la cocina, bajo la mirada a su cuerpo y tragó con fuerza al verla con solo una camisa ancha de hombre y un shorts que apenas se nota cuando se estira para alcanzar otro vaso.
Se sirve y empieza a caminar alejándose de la cocina, la sigo con sigilo hasta llegar a la sala de juegos.
Me acerco a ella y pegó su espalda a mi cuerpo, sonrió cuando su cuerpo se tensa.
—¿Te ayudo? —Bajo mi cabeza y la colocó en su cuello e inhaló con fuerza, sopló y sonrió cuando su cuerpo se estremece ante mi.
Llevo mi mano juntándola con la de ella, en la repisa.
Jugar con ella es tan divertido.
Dejo salir mi olor y ella libera un gemido susurro que va directo a mi pene.
—Gracias .—dice cuando toma la baraja de cartas entre sus sus pequeñas manos.
Me alejo y ella logra voltearse, sus ojos me observan con extrañes.
La ignoro y me siento en una silla viendo como ella suspira y da media vuelta.
—Imbécil .—Susurra y sonrió.
—Así me quieres .—Me escucho diciendo.
—Soñar no cuesta nada .—Sonrió con arrogancia.
—Claro, por algo deseas mi nudo en tu interior.—Ella deja lo que sea que estaba haciendo y se voltea.
—Para nada, no lo deseo .—Miente descaradamente ocasionando que sonria, esto es muy divertido —Preferia el de otro, idiota—
Me acerco y tomo su cuello en mis manos, su cuerpo se estremece y siento bajo mis manos como su pulso se dispara, su piel caliente me llama.
—Suelta…. —No la dejo terminar cuando poso mis labios en los suyos.
Aprieto mi agarre y ella jadea aprovecho eso y meto mi lengua en su boca, ella enreda sus manos en mi cuello y me jala más a ella.
La aprieto más a mi y gruño cuando escucho su gemido.
El aire nos falta y me separó, descanso mi frente con la suyo.
Abro mis ojos y me separó de ella.
—Lo siento .—Le digo, ella abre sus hermosos ojos, maldición en serio son adictivos, los veo cristalizados con sus pupilas dilatadas, seguro debo estar igual —Acabo de descubrir que si me deseas —
Me alejo e ignoro su llamado.
—Eres un maldito imbécil .—La ignoro.
No debí besarla, no debí probar sus deliciosos labios sabor a jengibre, muy adictivo para mí.
Escuchó su corazón latir de prisa y aceleró mi paso.
—Maldición, pero seguiré divirtiéndome solo un poco más—
Ella es mayor que yo y la acabo de besar, eso nunca me ha impedido, pero se que ella no es igual al resto de las chicas, porqué ella es:
Janelle mi mate, la beta de esta manada y la chica que quiere cortarme mis bolas.
Pero aún así me estoy divirtiendo.
Aunque esté maldito lazo no me lo está dejando fácil.