Janelle Hale.
¿Ese niño que se trae?
Me besa, me toca, enciende mi cuerpo y luego me deja de hablar por dos largas y tortuosas semanas, dónde lo único que he hecho es matarlo de millones de maneras en mi mente, por lo menos, no es un bastardo y no se aleja tanto de mi, bueno si lo hace él también saldría lastimado, nos debilitaríamos, ya que no estamos marcados y nuestro lazo es muy débil.
¿Y todo por qué?
No lo sé, ¿Por ser necios? O ¿Por no aceptarnos por completo?
La primera semana intenté hablar con él, quería llevar la fiesta en paz, pero era como hablar con una pared, solo me ignoraba y se iba con sus amigos.
Maldito mocoso, yo no estoy para estos juegos de tira y afloja.
—Ya pasé por todo eso, ya no soy una adolescente —
—Ya deja de pensar tanto, querida .—Levantó la vista de mis apuntes y la enfocó en una Atenea con una panza enorme, con sus caderas anchas, su cuerpo se está adaptando al embarazo de un Alfa o una Alfa.
—Lo siento .—Me disculpo.
Ella asiente y se coloca frente a mí, pero en el mueble y sigue comiendo su helado.
—A ver .—Leo varias veces, pero nada se me graba solo por estar pensado en ese niñato de pacotilla.
¿Dónde estará? Hoy es sábado ¿Estará con sus amigos? O ¿Con las zorras?
Bajo la vista cuando escucho el crack del lápiz y suspiro y lo tiró a la pila de lápices rotos, tomó otro e intento seguir con lo mismo.
—Ah, tener mate es tan difícil .—Carlo entra y se tira dramáticamente al mueble, yo solo lo veo interrogante desde el suelo.
—¿Tú tienes mate? —Le pregunto y mientras espero su respuesta sigo con lo mío.
—Si .—Lo miro mal por no haberme dicho—Lo siento pero no quería molestarte con mis problemas, tú ya tienes los suficientes —
—Buen punto .—Atenea se acomoda mejor y lo mira esperando el chisme.
—¿Y? —Ella mueve sus manos esperando que nos cuente.
—No es solo mi mate .—Suelta y me atragantó con mi saliva.
—¿Qué quieres decir? —Interrogó.
—Resulta que la diosa es tan buena que también la emparejó con mi hermano mayor.—Él hace una mueca, me le quedó viendo unos minutos procesando todo, abro los ojos y suelto mi carcajada que resuena por toda la sala, volteo a ver a Atenea que se ríe sin entender un carrizo.
—¿Por qué nos reímos? —Atenea me mira y mi risa aumenta.
—Es que .—Intento decir, pero la risa no me deja—Ya va .—Tomó una respiración profunda y me concentro —Hay casos donde la diosa da un mate para dos personas, sea mujer o hombre, son pocos casos, pero existen Carlo siempre dijo que él nunca se imaginaba eso, compartir a su compañera, ¿Carlo como era que decías? —Lo veo y él me mira mal —¿Yo, ni loco? Jamás, ¿compartir a mi compañera? Que la diosa se apiade de mi, pero a la diosa le gusta jugar con los destinos y ahora tienes una compañera que resulta que también es la de tu hermano .—Lo miro y él solo bufa indignado.
—¿Sabes qué es lo peor? Ella nos evita –
—Como no ustedes son unos imbéciles.—Él lanza su zapato que esquivo —¿No te importa compartir con tu hermano? —
—No, ya que, la diosa me la dió, qué más puedo hacer, además es tan hermosa .—Mira hacia un lado y lo emito.
—¿Cómo se llama? —Atenea pregunta con la boca llena de helado.
—No hables con la boca llena .—Carlo hace una mueca—Y se llama Estrella .—Sonríe como bobo —Además no debe ser tan difícil conquistarla, lo mío no es tan complicado como lo tuyo con él idiota de mi primo.—Levanto mi cabeza y lo miro mal, agarro su zapato lanzadoselo, él lo esquiva y me mira burlonamente, pero su sonrisa se borra al no ver el mío que le da por completo en el rostro.
—Oigan, estaba pensado, tengo entendido que ustedes dos fueron novios .—Asiento sin verla, intentando terminar mi trabajó —¿Cómo hacen para llevarse tan bien? —Él y yo nos miramos.
—Primero que nada fuimos amigos, además nunca nos quisimos, ya sabes de esa forma, solo queríamos experimentar que era tener una relación, no sé, nuestra forma de querernos era solo de amigos y ahora de familia .—Carlo mueve sus cejas.
Llevo mi mano hacia mí pecho cuando una presión se hace presente, me siento juntando mis cejas, aprieto mi camisa y jadeo con dolor.
—¿Jan estás bien? —Trago saliva.
Lágrimas ruedan por mis mejillas cuando el dolor se incrementa, coloco mis manos en el suelo abriendo mi boca intentando tomar aire.
¿Qué sucede?
Muerdo mis labios con fuerza sintiendo el sabor metálico de mi sangre.
Jadeo y gruño y mi cabello se pega a mi cuello.
—No puede ser —
Levantó la vista mirando cómo Carlo me mira preocupado.
Esto es peor que la plata.
—La voy a matar .—Gruño con fuerza.
Me levanto cuando Carlo me sostiene cuando mis piernas intentan doblarse.
—Iré por Ares .—Atenea deja el helado yéndose.
—Janelle —
—La mató —
Me suelto de su agarre cuando el dolor disminuye, al ver mi cuerpo este se encuentra lleno de cortadas profundas, mis oídos zumban, me limpio la sangre que sale de mi nariz.
Abro y estrellando la puerta, salgo de la casa sin importarme nada, los miembros de la manada me abren paso, siento su preocupación hacia mi.
—No vuelvas a hacer eso, maldita sea .—El gruñido de Eros no hace más que enojarme.
La sangre me hierve al verla con sus ojos rojos.
—Ya se armó .—Felix se acerca a mí manteniendo el margen —No es lo que crees, ella lo beso .—Explica.
Cómo siempre cubriendo la espalda de su mejor amigo.
—¡Alejate! —Gruño, él pega un salto y se aleja.
Miró hacia ambos lados buscando a Diego, él más sensato y sincero, pero al no verlo, me acerco a la parejita que aún no me nota.
Sin poder evitarlo y aún con el dolor en mi corazón y cuerpo, las lágrimas ruedan por mis mejillas.
Estamos en la plaza, en el centro de la manada.
Veo como el cuerpo de Eros se tensa, con lentitud se da la vuelta y sus ojos se llenan de terror al verme.
—Janelle —
Me intenta tocar.
—No me toques maldito —
Maldito lazo de mierda.
Odio este lazo, odio esto.
—Todo tiene una explicación.—Se acerca, pero aún así manteniendo el margen —Ella.—Gruño.
Él se calla apretando sus manos, me acerco y lo empujó fuerte, lo miró con deseos de matarlo, de golpearlo, pero ahora mí enojo no está en él al cien por ciento.
Puede ser un imbécil, puede no quererme, puede odiarme, pero de algo estoy seguro y es que jamás me lastimaría.
—Te lo advertí—
Me acerco lentamente a ella, Dolores intenta irse, pero mi gruñido la hace quedarse allí.
El olor de Ares solo hace que mi enojo aumente.
—No te metas .—Gruño cuando lo siento detrás de mí.
—Piensa bien las cosas —
¿Me está pidiendo que piense bien las cosas? ¿Ares? Él mismo alfa que mataría a quien sea que tocó a su luna.
—¿Que piense bien las cosas? ¿Te estás oyendo? Si fuera tu luna, tu no pensarías nada—
Mis sentimientos se descontrolan, la quiero muerta, quiero verla muerta.
—Jan —
Me intenta tocar, gruñó lanzándome para morderlo.
—Ares alejate de Jan ahora mismo —
Para algo sirve niñato.
—Sabías que ese imbécil ya tenía mate, pero aún así arriesgarte ¿Estás bien? —
Me acerco a ella.
—Su mate soy yo, ese imbécil que tocaste, ese imbécil al cual amas me pertenece —
Estoy apunto de perder la cordura.
—No lo mereces, eres una zorra, no mereces a Eros, no se porque la diosa te lo dió como mate.—Que se calle—Todos aquí sabemos que tú y Ares tuvieron algo, además de eso fuiste novia de Carlo, eres una zorra—
Me río como una maldita loca, me callo sin quitar mi sonrisa y la observo con mis ojos inyectados de sangre.
—Si me cogí o no me cogí a Ares es mi maldito problema —
Escucho varios jadeos.
—Janelle .—La clara advertencia de Ares solo me hace reírme.
—¿O que alfa? —Hablo sin verlo.
Estoy fuera de mi.
—Eres una zo —
Levanto mi mano con mis garras fuera y sin importarme nada la cacheteo, su sangre salpica, miró mis garras con una satisfacción.
—Te quiero matar, no sabes cuánto lo deseo, pero al parecer rompería una ley .—digo con ironía lo último —Si te vuelves acercar a mi o a mi mate, no me importará esa maldita ley —
La quiero matar, deseo hacerlo.
Siento como algo toma mi cuerpo, como algo me controla, me río.
Me acerco a ella.
Sangre.
Quiero su sangre.
Sangre.
Gruño y llevo mi mano hacia mí cuello.
Miró por encima de mi hombro observando a mi madre con una jeringa en su mano.
—Lo siento mi niña —
Todo me empieza a dar vueltas, unos fuertes brazos me sostienen.

Me muevo, talló mis ojos, sentándome en la cama, mis sentidos se despiertan al percatarme que no estoy en mi habitación.
Sin abrir mis ojos huelo hasta llevar a mi nariz una almohada.
Lavanda.
—¿Tanto te gusta mi olor? —
Abro mis ojos observando a Eros sentado a mi lado y con un parche que cubre su ojo derecho.
Lo ignoro y concentro mi mirada en la almohada.
Llevo mi mano hacia mí pecho sintiendo mi corazón latir, aún siento el maldito dolor.
—Se que me odias —
—Más que a nada en este mundo —
No lo miró.
Ese bastardo no merece que lo mire.
—Me lo merezco, debi alejarme cuando me di cuenta que estaba muy cerca de mi—
Debiste hacer muchas cosas imbécil.
—¿Puedes verme o hablarme nuevamente?—Frunzo mis cejas aplastando mis labios al escuchar como su voz cambia—¿No me vas a ver? Debes por lo menos pedirme disculpas por hacerme esto —
Levantó la vista observando cómo poco a poco despega el parche, muerdo mis labios al ver una cicatriz que apenas está cicatrizando.
—Me lo hiciste cuando caíste inconsciente, al parecer aún así no me querías cerca y me lo hiciste saber —
Hago una mueca riéndose irónicamente.
—Conciente te hubiera roto la nariz—
—Lo se —
Ambos nos quedamos en silencio.
Maldición aunque se que lo odio y ahora mucho más, este maldito lazo me lo está haciendo difícil.
—Dije muchas cosas .—Habla cuando me coloco de pies —Dije que quería jugar contigo, que quería hacerte la vida imposible la vida imposible, que te odiaba y que muerto estaría contigo .—No hablo solo dejo que termine lo que quiere decir —Pero ahora todo cambió para mí, yo .—Me acerco a la puerta tomando la perilla —Yo no la besa, cuando apenas sentí sus labios cerca de los míos la alejé, puedo ser un cabrón, pero jamás te lastimaría, no de esa forma, maldición .—Gruñe enojado —Ya no me importa si tuviste algo con mi hermano o quién sea, ya no —
Aprieto la perilla con fuerza.
—Déjame decirte algo Eros, jamás me acosté con Ares, jamás tuvimos algo, ni un maldito beso nos dimos .—Hablo sin verlo, no le debía explicaciones, pero esto es algo que debo decir —Puede que para ti ahora las cosassean diferentes, pero para mí sigue siendo lo mismo y lo siento por haberte lastimado—
Abro la puerta y salgo, me recuesto en la puerta conteniendo las ganas de llorar.
Siento como algo se remueve y lucha en mi interior aumentando las ganas de llorar.
Y este lazo, este maldito lazo que lo único que hace es empeorarlo.
Odio esto.
Odió todo esto.

Creo que ambos deben aceptarse por igual, no por la semana, además de que es hora de que Eros sufra un poco.
Janelle ya sufrió un poco por su actitud ahora es él, no se preocupen aún faltan muchas cosas y que ambos maduren un poco más.
¿Opiniones?
¿Que piensan del capítulo?
¿Les gustó?
Nos leemos luego.