Yanzatza- Ecuador. Paloma, sentada en uno de los jardines del centro donde recibía terapia, escuchaba atenta una de las charlas que impartía uno de los psicólogos de aquel lugar. —¿Qué pasaría si un día te despertaras y te dijeras a ti mismo que estás harto de sentirte cansado del estrés, de la ansiedad, de la ira, del enojo, de las lágrimas, de los corazones rotos, de las relaciones autodestructivas? —le preguntaba al grupo en general. Paloma, analizaba en su interior ese cuestionamiento, al igual que Diego, que ese día la acompañaba, en esos meses los dos se habían convertido en buenos amigos. Diego, se sentía en deuda con Paloma, por todo el daño que Pamela le había causado, por eso la cuidaba, protegía, le brindaba cariño y amistad incondicional. Para ella Diego, y el padre Alej