Cristina estaba actuando como una entrometida como siempre. —Quiero todos los detalles jugosos. —No tengo ninguno. Golpeó con su bolígrafo mi escritorio y se inclinó más cerca. —No mientas, te he visto en los periódicos— comprobó su entorno en busca de gente y luego susurró:—¿Qué tan grandes eran? Al menos puedes decirme eso. Le mostré la reacción más disgustada que pude evocar. —Cristina es muy inapropiado— Fruncí el ceño y sacudí la cabeza en señal de desaprobación, y luego también me incliné y sonreí descaradamente. —Realmente grande—respondí en voz baja—.Pero de todos modos, no recuerdo nada excepto el sábado por la mañana—(omití la parte sobre el viaje en auto)—.Me emborraché el viernes por la noche y lo siguiente que supe fue que me estaba despertando con un par de hombres