014.

4029 Words

Meadow. El timbre resuena por todo mi apartamento. Usualmente no viene nadie a casa, pero desde hace una semana esto se ha convertido en algo recurrente. Me acomodo la bata mientras camino hacia la puerta. El chico que trabaja en la floristeria de cerca del trabajo de Ethan debe de estar cansado de verme todos los días desde hace una semana, por eso intento poner la mejor de mis sonrisas en lo que abro la puerta, siendo yo la sorprendida. El ramo habitual está frente a mí, pero la persona que la sostiene es diferente. Es Ethan en persona. —Buenos días, princesa. Tiene una sonrisa en los labios que no le llega a los ojos por estar demasiado cansado. Hace un par de días me preguntó si podía dormir aquí para estar más cerca y descansar un poco más, y aunque me pareció una jugada

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