Meadow.
Alex me mantiene firme en sus caderas mientras su v***a vibra en mi interior entregándome todo lo que tiene para darme. Y yo me desconozco.
El deseo s****l salió de la nada, de solo verlo, de pensar en lo que estaba pasando, pero carajo, fue tan placentero que por primera vez no siento culpa alguna de haberme comportado como una zorra en la cama.
Con Alex quiero serlo. Quiero ser una actriz porno, gemir, gritar, moverme, tocarme, solo para él.
Con la respiración agitada me acomodo el corsé y las tetas, sin salir de encima suyo, disfrutando de las caricias que le da a mis piernas a ambos lados de su cuerpo. Es aquí cuando levanta la mirada, quitando mi cabello del rostro para poder verme.
—Llévame contigo, Alex.
—¿Estás segura?
Asiento.
—Sí. Muy segura.
—D
