Derek ya no sentía el mismo amor por su ex esposa, ese sentimiento había disminuido un poco después del divorcio y el dolor de tenerla lejos, y las imposiciones de su madre. Sin embargo, la posibilidad de que Samantha estuviera embarazada de él encendía una llama de rabia que amenazaba con consumirlo. Si ese bebé era suyo y ella había tenido la osadía de ocultárselo, se aseguraría de hacerle la vida un infierno, especialmente sabiendo que otro hombre estaba ocupando su lugar. Mientras observaba a Eliot, Derek sentía su ira crecer. ¿Quién era el hombre que se atrevía a tocar lo que una vez había sido suyo? La idea de que alguien más estuviera cerca de Samantha, tomando el lugar que él había dejado vacío, lo carcomía por dentro. La duda, el odio, la culpa y una obsesiva necesidad de saber l