Habitación compartida. Tomo asiento en la mesa y le doy un sorbo a mi copa. —No hemos terminado de hablar —sisea Salvatore llegando hasta mí, Devon y Manson aún se mantienen en la pista cuando inicia la siguiente interpretación. —A ver, cavernícola, no te equivoques, no tengo que darte explicaciones —mi voz es baja para no llamar la atención—. Si de pedir explicaciones hablamos, creo que puedo pedirte algunas. Toma asiento frente a mí. —¿Y qué se supone que debo explicar? —Tal vez lo de tu amante, esa con la que follaste el día de nuestra boda. Aprieta la mandíbula y me mira con atención. —¿Qué? ¿Ya no quieres que nos demos explicaciones? Ninguno se soporta, es claro, pero tampoco quieres que nos llevemos de manera decente, entonces no jodas conmigo porque ya me estoy cansando… —¿