Noche de chicas I Apenas me miro al espejo cuando salgo de la ducha y me preparo para el día. Cuando Salvatore salió de la ducha lo hizo en silencio y como si nada, creo que ambos apenas caímos en cuenta de la línea que acabamos de pasar. Me metí a la ducha, y cuando salí Salvatore ya no estaba en la habitación. Optó por un vestido recto en color rojo por encima de las rodillas, los botines que compré hace unos días y cojo una chaqueta larga de botones grandes que me dan un look más sofisticado. En el bolsillo guardo mi móvil, y algo de efectivo. Me miro al espejo al fin, y no puedo evitar sonrojarme. «Pero maldita sea el hijo de perra, me hizo acabar». Antes de esta mañana ninguno lo había hecho, siempre me he encontrado con amantes mezquinos, que solo pensaban en la gratificación p