Tomados de la mano llegaron a la mansión Báez. Constanza empieza a sentirse nerviosa porque su padre la echó de su casa el día de ayer y teme que vuelva a hacerlo y esta vez delante de Fernando. —Pequeña —murmura Fernando mientras acaricia el cabello de ella—. No temas, estoy aquí para hacerle frente a todo esto. —¡Gracias! —balbuceó y se lanzó a los brazos de Fernando, lo apretó con delicadeza y él cerró los ojos y la recibió con ternura. Soltó un suspiro que cualquiera se daría cuenta de lo enamorado que está de Constanza, cualquiera menos ella, o al menos no quería aceptarlo y desechaba cualquier idea que llegara a su cabeza. Al soltarse, dirigieron la mirada hacia la puerta, caminaron hacia ella y cuando estaban por tocar, se abre… —Señorita… ¿Qué hace aquí? —pregunta la empleada mi