Antonella Nada de putas esta noche. Gianluigi y Lorenzo me han acompañado al palacio real para hacerle compañía a Carlos y a Luciano, quienes deben estar perdiendo la cabeza por la travesura que ha hecho Edahi. La serenidad del lugar contrasta con la inquietud que reina en mi interior. Pocos trabajadores permanecen en el palacio a esta hora, y puedo sentir cómo las miradas curiosas se posan en mi figura. Mi presencia, no tan común en este entorno, parece haber sorprendido a más de uno, y es que no tienen ni puta idea de quién soy, pero por mi belleza y mi porte, suponen que soy de la familia. Nos dirigimos al despacho de Luciano, donde la situación parece caótica. Mi hermano mayor, visiblemente desesperado, da órdenes apresuradas por teléfono, intentando coordinar la respuesta ante l