Antonella Como tal, la primera parte de mi ritual de iniciación la cumplí en Colombia, matando a Susana. Ese es el primer requisito que debe cumplir el aspirante a mafioso, y lo demás, ya es mero protocolo, como lo que estamos haciendo en estos momentos. Me paro frente a la asamblea de hombres que conforman La Capitalena, todos con sus miradas fijas en mí. Las luces tenues del lugar dan un tono misterioso al ambiente, mientras el murmullo de la expectante multitud parece resonar en mis oídos. Siento la presión sobre mis hombros, pero la conexión con el legado de mi padre me impulsa a seguir adelante. Edahi se queda en un rincón del salón, observando. La oscuridad envuelve la sala mientras los miembros de La Capitalena se reúnen en un silencio expectante. Mi corazón late con fuerza