Parece que Zaideth me está ignorando, creo que es por vergüenza por lo que sucedió la noche de la fiesta. Ya imaginaba que algo así podría suceder, porque se estaba comportando totalmente distinta a como de costumbre. Necesito hablar con ella para aclarar las cosas; ojalá podamos llegar a quedar en buenos términos, pero unos donde pueda volver a probar su cuerpo. —¡Walter, te buscan! —escucho la voz de mi madre desde la sala. Salgo de mi habitación y camino hasta la sala, desde la puerta principal veo a un hombre que lleva el uniforme de una empresa de mensajería. —¿Señor Walter? —pregunta. —Sí, soy yo —me acerco a él. El hombre me entrega un paquete envuelto en papel marrón, me pasa también una planilla donde debo firmar. Mi madre se acerca con ganas de curiosear qué es lo que me ha