Punto de vista de Gray.
El lunes por la mañana, los reclutas tienen los ojos brillantes y la cola tupida, ansiosos por reanudar su entrenamiento. Eché mi mirada hacia abajo mientras ellos desfilaban hacia la arena donde los estábamos esperando.
Pasé todo el día de ayer pateándome por lo que hice en el bar el sábado por la noche. Debería haber continuado alejándome de Thea en lugar de permitir que mi zumbido de cerveza nublara a mi juicio. Pero ahora que he probado cómo es tocarla, quiero más. No puedo sacarla de mi cabeza. Esos grandes ojos azules, esos pequeños gemidos entrecortados ... es suficiente para volver loco a cualquier hombre.
Juro que mi corazón se detiene cuando la veo caminando hacia el campo esta mañana, vistiendo mi par de shorts de entrenamiento favoritos con sus largas piernas bronceadas a la vista. Incluso en pantalones cortos y camiseta, es una jodida diosa. Me sorprende mirándome, aunque esta vez, es la primera en apartar la mirada.
Probablemente sea lo mejor.
-No lo es. Eres un imbecil Gray y ni se te ocurra decir que no te afecta porque nos esta doliendo su alejamiento.
Prefiero no abordar más el tema y suspiro, ha estado insoportable y yo tambien. Es mejor que me concentre en lo que tengo adelante.
Los aprendices giran alrededor y una vez que están todos reunidos, me aclaro la garganta para hablar.
-¡Buenos días, reclutas!- Empiezo. Todos miran más allá de mí, con curiosidad hacia la pizarra gigante con ruedas que hemos lanzado al campo, pero los chicos se han colocado frente a ella para que los reclutas aún no puedan leer lo que hemos escrito- Bienvenidos a su segunda semana de entrenamiento. La semana pasada fue una oportunidad para adaptarse, ahora comienza el verdadero entrenamiento
Hay algunos murmullos pero todos se mantienen firmes. Me vuelvo hacia los chicos y se alejan de la pizarra. Noa da un paso adelante y se frota las palmas con entusiasmo.
-Como pueden ver, los hemos emparejado para entrenar en el futuro. Los hemos estado observando, evaluando dónde se encuentran y en qué pueden mejorar.
Me río para mis adentros mientras veo a los reclutas estirar el cuello para ver lo que está escrito en la pizarra, ansiosos por ver con quién están emparejados.
-Fíjense bien, porque estos serán sus socios durante la semana. Necesitan impresionarnos esta semana, porque cuando termine, haremos nuestra primera ronda de eliminación
Leo el pánico en la mayoría de los rostros de los reclutas, pero no reacciono. Esta parte siempre es difícil: enviar a casa a los aspirantes que simplemente no están hechos para correr con el equipo a tiempo completo. Siempre se les podría llamar como respaldo en el futuro si es necesario, pero hasta ahora, no hemos tenido que cruzar ese puente.
Zatch se mueve junto a la pizarra y le da la vuelta. Gira sobre sus bisagras, revelando una lista numerada en el otro lado.
-Estas son sus clasificaciones actuales. Si estás cerca de la cima, debes luchar para permanecer allí. Si estás en la parte inferior, será mejor que trabajes duro esta semana para que no te expulsen.
Vuelvo a examinar la multitud de reclutas. Algunos lucen satisfechos consigo mismos, otros lucen decepcionados. Apesta que tengamos que clasificarlos así, pero fomenta la competencia. Para algunos de ellos, este es el impulso que necesitan para dar un paso adelante.
-Está bien- grito, aplaudiendo para llamar su atención de nuevo- Comencemos con algunas vueltas de calentamiento alrededor de la pista, luego los emparejaremos con su compañero asignado y haremos algunos ejercicios defensivos
Los aprendices comienzan a dispersarse, trotando hacia la pista. Cuando la multitud se despeja, miro hacia arriba para ver a Thea pisando fuerte por el campo en mi dirección, luciendo como una mujer en una misión.
Los otros chicos la ven ir directamente hacia mí y casualmente se agrupan y se alejan, lanzándome miradas por encima de sus hombros.
Thea patina hasta detenerse frente a mí y está furiosa, como si estuviera lista para cortarme la cabeza. Se lleva las manos a las caderas con indignación, mirándome con los ojos entrecerrados.
-¿Olly? ¿Me emparejaste con Olly?- Hay veneno en su tono y puedo ver a su loba detrás de sus ojos en remolinos de plata.
Me enderezo, erizándome mientras la miro.
-Sí. ¿Es eso un problema, recluta?
-Sí, es un jodido problema- se burla Thea, pisando fuerte- ¡Olly apesta, está casi en último lugar! ¡¿Y yo estoy en el puesto treinta y seis?- Su ira sale en oleadas mientras habla, y lucho contra el impulso de sonreír. Me pilla un poco desprevenido, porque normalmente no toleraría este tipo de falta de respeto, pero ... ella es linda cuando está rabiosa.
Y tengo el método perfecto para que se desquite conmigo entre las sabanas...
Si es así furiosa, no quiero imaginarme lo placentero que sería la violencia empleada hacia mi en el dormitorio, desatando su lado más salvaje.
Aprieto mi mandíbula, sin mostrar ninguna emoción en respuesta a su arrebato.
-Supongo que tendrás que trabajar más duro esta semana
Thea aprieta los dientes y cierra los puños, dando otro paso hacia mí.
-¿Es esto personal? ¿Es esto porque tú y yo ...?
-¡No!- Intervengo, interrumpiéndola. Echo un vistazo rápido a mi alrededor, pero afortunadamente nadie está lo suficientemente cerca como para escuchar. Vuelvo mi atención a Thea, acallando mi voz- Escucha, no soy el único a cargo de las clasificaciones y los enfrentamientos. Todos nos reunimos para decidir- Levanto una mano para frotar la parte de atrás de mi cuello, luego vuelvo a verla a la cara- Mira, ambos sabemos que eres buena pero tu actitud apesta. Tienes que demostrar que puedes seguir órdenes, trabajar como parte de un equipo.
Thea se cruza de brazos, ladeando la cadera y relajándose un poco, aunque todavía está claramente enojada. Ella mira hacia el suelo, pateando la tierra. Una vez más, me sorprende lo jodidamente adorable que se ve cuando está molesta, con la nariz arrugada y el ceño fruncido.
-¿Qué quieres, Thea?- Pregunto, mi voz es un ruido sordo.
Los ojos de Thea se disparan hacia los míos, muy abiertos y pensativos. Es la misma pregunta que le hice la otra noche y hay una sensación tácita de conexión que se extiende entre nosotros.
-¿Quieres formar parte del equipo?
Ella frunce el ceño.
-Sí, señor- murmura, mirando hacia abajo y pateando el suelo de nuevo.
-Bien- le digo. Obligo a sonreír ante su uso de la palabra "señor". Ella es terca como el infierno, pero se está recuperando- Entonces tienes que ganártelo- agrego.
Ella me mira de nuevo, entrecerrando los ojos como si estuviera tratando de descifrar algún otro significado de mis palabras. Hago un gesto con la cabeza en dirección a la pista por donde pasan los otros reclutas.
Thea deja escapar un profundo suspiro, pero no responde con su típico comentario sarcástico. En cambio, simplemente gira sobre sus talone, trotando hacia la pista.
Buena niña.