Posiblemente los hombres que nos seguían nos han perdido la pista, o quizás simplemente querían asustarla. Sea como sea, aquí estamos caminando por los pasillos de uno de los tantos hoteles de su familia, en realidad, ella camina y yo la sigo —Las habitaciones están una al lado de la otra y tienen una puerta interna que las comunica— Anuncia. —De acuerdo— Respondo y al llegar a las puertas, me entrega una de las tarjetas magnéticas que le han dado hace un momento en la recepción. —Me daré una ducha, me cambiare de ropa y nos vamos a la gala ¿de acuerdo?— Me informa y asiento. —Hare lo mismo— Indico. —La maleta con su ropa ya debe estar allí— Explica. —Muchas gracias, la veo en un momento— Accedo y los dos entramos a nuestra respectiva habitación. El lugar es bastante amplio y muy luj