Horas más tarde
—Papá, ¿Qué quería esa gente?— Me pregunta Cristian mientras termino de preparar la cena para nosotros dos.
Lo miro por un momento —Quería que cuidara a la chica que cuidamos el otro día— Le cuento tratando de no darle muchos detalles.
—¿A Vega?— Averigua sonriente y asiento.
—Si, pero tú ¿porque sonríes así?— Le pregunto entrecerrando mis ojos y él vuelve a sonreír de manera extraña.
Voy llevando los platos a la mesa mientras que él lleva los vasos y lo miro tratando de entender que ocurre —Mientras que hablabas con el señor ese, ella entro a la cocina desde el jardín y se sentó a beber chocolate conmigo— Explica.
—¿Ah sí?— Indago.
—Venía de la piscina y me pregunto qué hacia allí, entonces le conté que tú estabas hablando con el señor ese— Relata.
—¿Y qué te dijo después?— Presiono.
—Nada, solo me pregunto que como me iba en la escuela— Me cuenta sorprendiéndome.
—¿Solo eso? ¿No te pregunto por mi presencia en la casa?— Cuestiono y él niega de inmediato.
—No, solo empezamos a hablar de las clases y que a ella le encantaba estudiar cuando era niña— Responde seguro.
—Ya…— Murmuro y voy a buscar la comida para servirla y luego sentarnos los dos a la mesa para cenar.
—¿Y porque quería que la cuidaras?— Pregunta mirándome fijamente para asegurarse de que no le mienta.
Termino de beber un sorbo de mi copa de vino y la dejo sobre la mesa otra vez —Es simplemente una oferta de trabajo, nada más, él cree que soy bueno — Comento y su cara se transforma.
—¿Aceptaras?—
—No lo sé—
—¿Por qué?— Presiona.
—No sé si quiera cuidar a la señorita Vega— Admito.
—¿Porque no? ¿No es cómo la película esa de los hombres de traje de n***o?— Pregunta haciéndome reír.
—No hijo, esos atrapaban aliens que eran malos— Respondo tratando de no seguir riéndome.
—¿Entonces cómo? ¿Cómo el del agente 007?— Insiste y niego.
—No, tampoco. Esto sería más como ser un guardaespaldas, ya sabes cuidarla de los malos— Expongo.
Él se queda en silencio por un momento y solo mira su plato de comida —¿Si mamá hubiera tenido guardaespaldas, estaría viva?— Inquiere y con esas palabras todo mi dolor resurge.
—No lo sé hijo, nunca pensé en que tu mamá estuviera en peligro— Admito y ni siquiera sé cómo mirarlo después de su pregunta.
—Pero Vega ¿si?— Cuestiona.
—Al parecer si, su papá me dijo que la quisieron secuestrar algunas veces— Explico y es que debo ser lo más sincero que puedo con él.
—Me cae bien Vega, es divertida— Habla sorprendiéndome.
—¿Y tú como sabes que es divertida?— Indago.
Él sonríe otra vez —Después de tomar la chocolatada, fuimos al jardín y empezamos a jugar a las escondidas— Relata haciéndome sonreír.
—¿Y quién gano?— Averiguo para seguirle la corriente.
—¡Yo! La encontré tres veces en menos de cinco minutos— Dice con orgullo.
—Que bien—
—¿La vas a cuidar?— Inquiere y no sé si me esperaba esto de su parte.
—¿Quieres que la cuide?—Respondo y asiente.
—Si, ella es mi amiga ahora— Rebate sin rodeos.
Respiro profundo tratando de entender cuál es la mejor decisión que puedo tomar y solo miro a mi hijo —Si acepto cuidarla, tendremos que mudarnos a su casa, ¿entiendes?— Le explico.
Al parecer, Cristian no tiene problema alguno con eso porque solo sonríe como hace tiempo no lo veía hacerlo —Me gusta su casa— Dice divertido.
—Bueno, entonces si tú estás de acuerdo, yo aceptare cuidarla, pero solo si tú quieres— Señalo.
—Cuídala papá, ella es buena— Reitera.
—Está bien, lo hare— Le dejo saber y es que en el fondo lo único que quiero es que él sea feliz y si cuidar a esa mujer hace feliz a mi hijo, lo hare. No quiero que pierda a nadie más con quien pueda crear un vínculo afectivo, no cuando es de las pocas personas con quien consigue hacerlo.
—¡Gracias pa!— Exclama feliz tal y como si Vega fuera algo suyo, y se levanta de la mesa para acercarse a mi y abrazarme.
Siento que de a poco él y yo nos vamos volviendo a acercar, y es que no es fácil hacerlo después de lo duro que fue la muerte de su madre, pero alguna razón, esa mujer hace que él vuelva a tener esa sonrisa en su rostro y para eso no hay un precio suficiente.