Al día siguiente: 5 de mayo Estoy nervioso con el solo hecho de comprometerme en una tarea como esta, en el fondo, sigo sin saber muy bien si es una buena o mala decisión, pero aquí estoy siguiendo los deseos de mi hijo porque cuide a Vega. La inmensa puerta se abre y la mujer de cabello rubio que nos atendió ayer me sonríe —Bienvenido una vez más señor Raynold— Me saluda amablemente y mira a Cristian quien está a mi lado tomado de mi mano —Hola Cristian, bienvenido tú también— Le dice y él sonríe ampliamente. —Hola señora Laura— Le contesta haciéndome sentir un poco más seguro de mi decisión. —Hola Laura, ¿se encuentra el señor Castello?— Averiguo. Ella asiente —Si, y me dijo que, si venía, lo hiciera pasar a su estudio— Informa. —Gracias— Respondo y sigo sus pasos por la casa tratan