11. Hecho. Lizzy. Es confuso como la mierda todo lo que está pasando. Después de que el subidón del orgasmo pasa, me quedo inmóvil, allí en el piso, mientras mis extremidades laxas empiezan a tensionarse por el estrés. — Hey, no, no, no — Jared sube entre mis piernas, su mano baja entre nosotros y sostiene en un agarre firme mi entrepierna, al mismo tiempo presiona su frente en la mía, mirándome casi con suplica —. No te atrevas a cerrarte, Elizabeth. — No puedo ser la única que piensa que esto es un error. De repente, cierra sus ojos y cae a mi lado con una mueca de dolor. — Ay, ay, ay. — ¿Qué pasa? — Lentamente me giro a mirarlo mientras acomodo el brasier deportivo en su lugar y bajo mi camiseta, cubriéndome —. Jared, no seas payaso. — La cabeza — gime —, creo que me volví