¿TE IMPORTO?

2032 Words
NARRA SUSY —Necesitamos hacer algo, no podemos estar aquí toda la vida. Sería abusar de lo bueno que han sido con nosotros mamá. — le comenté al ver que ya había pasado casi una semana y aún no habíamos salido a buscar trabajo. —Lo se Susy Li, lo se. Hablaré con Mary para saber si podemos salir, recuerda que estamos aquí por protección. No sabemos si tu papá estará buscándonos. — dice y yo negué. —Mi papá ya no es parte de nuestras vidas y parte de lo que tenemos que hacer es seguir nuestra vida sin miedo. — Digo acariciando su rostro. Mi madre hace unos años era la mujer más bella sobre la faz de la tierra. Mis padres se conocieron en una fiesta en Beijing, el emperador había recibido a algunos diplomáticos y miembros de la realeza para celebrar su toma al poder. Entre los invitados estaban mis padres y ahí fue que todo comenzó entre ellos. Mi abuelo no estuvo de acuerdo con su relación y le dio a elegir a mi madre y ella eligió a mi padre no ha tenido contacto con ellos desde entonces, eso es algo que también quiero cambiar. Mi mamá no se merece vivir lejos de su familia. Me duele que lo que le pasara la hiciera perder a ese hombre por el cual sacrificó muchas cosas en su vida, principalmente su familia. —Gracias por siempre apoyarme, hija, pero no me gusta que hables así de tu padre Susy. Sin importar que no haya sido el mejor esposo y padre debes respetarlo. Ahora vamos que se nos hace tarde para ayudar con el almuerzo. — dice y asentí. Mi estómago se contrajo al recordar que hoy lo vería de nuevo. Alan es hermoso y solo con que me hable me paraliza. —No me gusta ese niño para ti hija, no se porque siento que tiene malas intenciones y sabes a qué me refiero. No me gustaría que se aprovechara de ti mi amor. Ten cuidado, por favor. — me dice y eso me hace replantearme si toda su cercanía es porque quiere algo de mí. Se que mi mamá tiene toda la razón, pero es que Alan es todo lo que imagine en el hombre perfecto. Díganme ilusa o inocente, pero la manera en cómo me habla, en como me mira, me llena de mariposa de estómago y no puedo evitarlo. He tenido sueños muy bonitos con él y en uno de ellos sus labios besaban los míos y entre otras cosas que no debería de comentar porque no es correcto. —Tendré cuidado mamá, pero no me pidas que deje de verlo. Se ha portado muy bien y si viene a ayudar a los demás es porque es una buena persona. — le comentó al recordar que él viene casi todos los días a ayudar con muchas cosas en la organización. Sin mencionar que por lo que estudia para ser abogado. Suspire y lleve mis manos a mi pecho pensando en él. —Esta bien hija, pero a la más mínima señal que haga algo que no te guste. Debes alejarte. — Asentí efusivamente y caminamos hasta la cocina donde me gusta ayudar lo mas que puedo. Ya había terminado de ayudar a limpiar las mesas cuando el señor Iván me abordó. —Susy, me gustaría platicar contigo y con tu madre ¿Crees posible que se pueda? — me preguntó y yo asentí. —Si, claro que sí, señor, déjeme decirle a mi madre y vamos hasta su oficina. — le digo y no sé porque sentía que iban a ser buenas noticias. —De acuerdo. — me dijo y siguió su camino. Fui hasta donde estaban jugando los niños y es donde mi mamá está contribuyendo, pintando unos dibujos en las paredes para ellas pues antes era uno de sus pasatiempos y lo ha vuelto a retomar. Me alegra mucho ver a mi madre haciendo cosas que le gustan, algo que rara vez hacía cuando vivíamos en el infierno al que le decíamos casa. Le comenté que el señor Iván quería hablar con ambas y no quiso hacerlo esperar así que, le pidió el favor a Yolanda una de las señoras que vive aquí también si podía ver a Tian por unos minutos. La amable señora dijo que sí y sin más nosotras fuimos hasta la oficina del señor Iván la puerta estaba abierta de par en par y antes que entraramos en ella, vimos que estaba besándose con una señora delgada, cabello castaño. Mi mama me tomó de la mano y me sacó de la oficina y tocamos la puerta, pero nos quedamos del otro lado para no verlos. —Pasen, lo siento si nos vieron saludándonos. Las presento, cariño ellas son Susy y su madre Jia. Jia, Susy ella es Cecilia Galeano, mi esposa. — dice el señor hasta sacando el pecho del orgullo presentando a la esposa. Sonreí internamente al pensar que Alan debe de ser una buena persona al tener unos padres como ellos. Que se amen y respeten. —Mucho gusto, señora Cecilia. — le digo haciendo la pequeña reverencia que mi madre me enseñó a hacer ante los mayores cuando se saludan y despiden en señal de respeto. —El placer es todo mío. — dijo la señora con una sonrisa en su rostro. —Bueno el motivo por el cual las mandamos a llamar, es porque quería ofrecerte un trabajo Susy. Mi esposo me ha comentado que cocinas muy bien y en mi casa necesito ayuda en ese departamento. Pues si no soy yo la que cocina, solo comerían emparedados de jamón y cereal con leche. Tenemos 7 hijos de los cuales 6 aún viven con nosotros y yo por mi trabajo los he dejado de poder alimentar como se debe. Es por eso por lo que te queremos ofrecer si nos pudieras ayudar en la cocina de nuestra casa. Esa sería tu entera responsabilidad, las compras y la preparación de las comidas. Te pagaremos semanalmente... — ella siguió hablando y mi corazón estaba tan acelerado que creía que se me iba a parar en cualquier momento. Estaría en la casa donde vive mi príncipe. Apreté la palma de mis manos en mis rodillas tratando de aguantar la emoción. —Queríamos hablarlo con ambas para que no haya malentendidos después. El otro detalle es que vivimos algo retirado de esta zona. Por lo que también te ofrecemos dormir en nuestra casa. — deje de escuchar después de ese momento. Es que la vida no puede ser más bonita. Estaría super cerca a Alan y tal vez ese sueño de ese beso se haga realidad. —Susy. — llama mi madre golpeándome con el codo. —¿Sí? — pregunte ella me señala a los señores con los ojos. —Te preguntamos si estas interesada en ayudarnos. Te juro que no tendrás ningún problema, mi hijos no son quisquillosos con la comida. Les enseñe a comer de todo y si mi amado te recomiendo es porque debes cocinar muy bien ya que esa pancita suya sí que es quisquillosa. — bromeó la señora y yo asentí. —Si, claro que sí. Aceptó trabajar para ustedes y les agradezco precisamente hoy hablaba con mi mamá que ya teníamos que salir a buscar trabajo. Estamos abusando mucho de su buena voluntad y no nos queremos ver muy abusivos. — comente y ambos negaron. —Nada de eso Susy, aquí todo lo hacemos de corazón y con la mejor de las intenciones. Se que sanar todas sus heridas es un arduo proceso. Nosotros sólo los ayudamos a que se puedan poner de pie de nuevo. Mi esposa es psicóloga así que, si necesitan hablar con alguien ella comenzará a venir y dar terapias gratis unas horas al día. — dice el señor Iván acariciando la espalda de su esposa, se ven tan bonitos juntos. Miro a mi madre y ella asintió. —Bueno Susy, quedas contratada. ¿Mañana puedes iniciar? — asentí efusivamente. Antes de salir de la oficina ellos nos dijeron que mañana temprano el señor Iván vendría por mí. Le dieron a mi madre la dirección de la casa para tenerla si la necesitaba y le dieron seguridad de que estaría bien. El resto del día estaba por las nubes, no me podía creer que esto estuviera pasando. Arreglé algunas cosas que nos había comprado la señora Mary para que cuando el señor Iván viniera al día siguiente estuviera lista. —Pórtate bien mi niña y ya sabes que si ves algo que no te guste tu solo llama por ayuda o vete de ahí. También tienes mi número llámame a cualquier hora estaré pendiente. — concluye abrazándome y besando mi cabeza. Nos despedimos para ir cada una a su habitación y ahí me quede viendo por la ventana las luces de la ciudad. Espero que este trabajo sea de bendición para nosotros y no de maldición. Tenía que enfocarme en que primeramente lo hacía por mi madre y mis hermanos y no por Alan. Quería estar muy cerca de él y conocer al Alan que aún no conozco. Recuerdo muy bien las palabras que me dijo aquel día en el auto. Que no me extrañara si su trato es algo rudo cuando está cerca de otras personas. Mientras no sea así conmigo todo va a estar muy bien, al menos sé que lo hace por guardar las apariencias. La mañana llegó y había dejado puesta la alarma del teléfono. Me di un baño, me cambié para estar lista y esperar la llamada del señor Iván. Salí a la cocina y el olor a té de jengibre inundó mi nariz. —¿Quieres antes de irte? — me pregunta mi madre y obviamente acepte. —Ayer no te conté, pero hoy le harán llegar la demanda de divorcio a tu papá. Ahora hay que esperar para saber si tu papá firma o no. — me dijo y no pude evitar suspirar. —Lo hará no te llenes de ansiedad. Tu eres la mujer más fuerte que conozco y estoy muy orgullosa de ser tu hija. — mi teléfono suena y al ver la pantalla supe que se trataba del señor Iván. —Que estés bien mi niña, cuídate mucho y llámame siempre que puedas ¿Está bien? — me dice tomando mi rostro entre sus manos para darme un beso en la frente. —Lo haré mamá, tú también llámame. Vendré en mis días libres. — le dije tomando el pequeño bolso y salí del departamento después de darles un beso a mi hombrecitos. En el camino el señor Iván me iba contando sobre sus hijos. Me dijo que tenía un hijo estudiando en Tokio y eso sacó el tema de donde era el origen de mi madre. Platicamos de la ciudad que es muy bonita y cuando llegamos a la casa, sentía que me iba de espalda. Era una casa como salida de una revista, completamente de ladrillos pintados en color crema. Muy parecida a la casa donde solíamos vivir. Entramos a la casa y ahí estaba la primera persona que quería ver. Mi príncipe, espero que ahora que estoy cerca de él, poder llegar hasta su corazón porque no quería o deseaba otra cosa más que no fuera su amor. La mañana pasó entre presentaciones y debo decir que me intimidaba estar rodeada de jóvenes tan guapos. Las hermanas de Alan eran muy hermosas y sus hermanos muy atractivos, pero no como él. Pude sentir su mirada sobre mí todo el tiempo, pero no tuvo el valor de acercarse. Después de ver el intercambio entre sus hermanos y él. Puedo observar que es el más serio y reservado de todos. Me encontraba preparando el almuerzo cuando sentí una mano en mi hombro y me exalte. —Lo siento, por no haberme acercado antes, pero no solo por eso me importas menos. — me dice y yo estoy que no me lo creo. —¿Te importo? — él mira hacia todos lados asegurándose que no haya nadie cerca de nosotros. —Mas de lo que imaginas. —
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