MOSTRAR EL INFIERNO PARA GANARSE EL CIELO

2021 Words
NARRA ALAN Han pasado casi cuatro meses desde la llegada de Susy a la casa y han pasado muchas cosas entre ellas, la muerte de su padre que pareció no afectarle en lo absoluto, la mire mas seria o callada que lo costumbre en esos días, pero no llorando por su padre. Pensaba que tuvo que ser un mal hombre para que ni su propia hija lo llorara. Luego recuerdo que el día que fuimos por ellos a ese tenebroso pueblo su madre y hermano presentaban golpes, ¿La habrá lastimado? Es más que obvio después de ver su actitud, eso sólo aumentó la ansiedad en mí. Me estaba importando mucho todo lo que tenía que ver con ella. Esto que sentía cada vez que estaba cerca de Susy comenzaba a hacerse más y más intenso. Debo de admitir que tengo mucho miedo a que lo que sienta por ella es amor, me duele muchas veces tratarla indiferente o hasta un poco pesado frente a los demás y cuando estábamos a solas, pero es que siento que si sigo siendo bueno con ella, terminare en el camino donde no hay regreso. No sé porque me negaba a entregarme a lo que siento. Por una parte, al ver como ella se llevaba muy bien con mi madre y mis hermanas. Me hace pensar en que todo la aceptarían, pero luego estaban los comentarios de Aitor el que siempre se deja comer la cabeza por las tonterías que hace o dicen nuestros primos, porque ya en este punto no se quien es quien. Ambos actúan muy extraños y la verdad que no los he visto desde hace unos meses. Hoy era la fiesta de cumpleaños de mi madre y como siempre mis hermanos se roban toda la atención. En mi caso como era de costumbre le compraba flores y globos, pues, aunque ya es una mujer mayor a ella le encantan este tipo de detalles. Hoy por la mañana invité a Susy a vernos en el jardín de la casa después de la fiesta de cumpleaños, exactamente cuando ya todos estén dormidos o en sus habitaciones. Estaba por llegar a la puerta trasera cuando vi a Susy sonriéndole a Ángel. Quería saber principalmente lo que estaba haciendo Ángel aquí a esta hora. Lo miro tomar sus manos para ponerlas en el telescopio de nuestro patio. Sentía que la sangre me hervía de solo ver sus manos con las de ella. Verlos tan cerca el uno del otro mientras él estaba enseñando cómo mover el zoom del telescopio. —Muchas gracias, Ángel. — escuche que dijo y comienzan a reír, mientras Ángel le sigue señalando hacia donde apuntar con el telescopio. Ya no aguante ver más, tenía ganas de arrancarle el cuello a Ángel solo por verla de esa manera. Salí hasta donde ellos estaban y ella fue la primera en mirarme. Se sorprendió y comenzó a poner su cabello detrás de su oreja, bajó su mirada al suelo. —Como siempre te encanta llamar la atención ¿no es así? — le pregunté con mi mirada penetrante fija en ella para que pudiera ver mi molestia. Ángel se voltea y me mira con la ceja alzada. —¿Y a ti qué es lo que te pasa? — pregunto. Me acerco a él para intimidarlo un poco. —Ese no es tu problema. — respondí y lo que él hizo solo empeoró todo, comenzó a reírse en mi cara. Miro a Susy y ella tiene sus ojos brillantes por las lágrimas que se asoman por sus ojos. Mi corazón me dice que vaya y la abrace, pero mi cabeza me dice que no lo haga y peor frente al idiota de Ángel que ya se esta burlando de mi por mi reacción. —A Susy le gusta venir a ver las estrellas por la noche y amablemente me ofrecí a enseñarle cómo utilizar el telescopio, no es para que hagas esta escena de celos. — me dice y eso confirmo lo que este idiota sospechaba de mí. Solo me quedaba hacer una cosa y aunque la indiferencia ya era suficientemente dolorosa las palabras lo son más, pero tenía que hacerlo. —¿Porque debería estar celoso? Es la sirvienta de la que estamos hablando, ella no me puede importar menos. — dije sin voltear a ver a Susy, ya con sus ojitos llenos de lágrimas tenía suficiente para que me atormentará durante la noche por lo que acababa de decirle directa o indirectamente. Me di la vuelta y me dispuse a entrar de nuevo a la casa, pero me quedé ahí esperando a ver si hablaban algo más o si ya se despedían. —Mi hermano no es una buena persona Susy. No te conviene fijarte en él. Porque podría lastimarte. — le aconsejó. Apreté mis manos con ganas de regresar y darle un buen derechazo. Lo que sí me tomó por sorpresa fueron sus palabras y debo de admitir que me dolieron en el alma. —Hay cosas que uno no puede controlar Ángel, en especial cuando se trata de querer controlar el corazón. Yo le puedo decir que no lo quiera, pero de igual manera lo hace. Aunque sus palabras duelan, no dejan de ser verdad. Yo solo soy la sirvienta y él es como un príncipe que jamás se fijaría en mí. — concluye y esta vez sí termine de entrar a la casa y camine hasta llegar a mi habitación. Desordene mi cabello en frustración, esta situación me estaba volviendo loco. “Lo que pasa Alan es que tu coraza de niño mimado, clasista y prepotente te está dominando y te estas perdiendo. Susy como lo acabas de escuchar siente cosas muy bonitas por ti y tu no sabes ni lo que sientes. Como tu conciencia te aconsejo alejarte, porque lo que harás es lastimarla a ella y a ti más de lo que ya has hecho” escuche a mi conciencia hablarme y no podía estar más claro. Debía alejarme y rápido, “Date la oportunidad de amarla, olvídate de todo y de todos, al final solo la opinión de tu familia importa. Eso es lo único que debe de importarte no lo demás” volvió a gritar y esta vez se me cruzó la idea de tratar de hacer las cosas bien sin importarme nada, pero todo eso se esfumó cuando mi puerta se abrió dejando ver a mi hermano Aitor. —¿Qué pasó allá abajo? Pensé que vería una escena romántica entre tu y la sirvienta, pero fue todo lo contrario, fue Ángel comiéndote el mandando. Quien lo mira al debilucho ese, también queriendo con Susy. Ten cuidado o capaz y Ángel le haga los honores antes que tú. Bueno lo primero, ¿Sabes si es virgen? — me pregunta y debido a la ira que sentí lo sujeté de la camisa y lo traje hasta mí. —Si es o no es virgen no es tu problema, imbécil. — le digo para luego soltarlo. —Idiota esto es Gucci y ahora se quedará todo estirado. — veo como mira su camisa y no me puede importar menos. —Parece que la sirviente si que se te ha metido entre los ojos hermanito. Cuidado, estás pisando campo minado. Recuerda que solo dijiste una cogida y ya, por cómo te veo con ella. Quieres más, pero te da miedo. No quieres que pase lo mismo que con Phoebe, no te culpo. Agradezco ser el único en saber lo que pasó, pero debes superar. Si te soy sincero, la sirvienta me agrada para cuñada, pero no depende de mí, si no de ti y de tus miedos por volverte a enamorar. Ojo con nuestro hermano, mira que anda despechado por lo de Clara. Yo en su lugar anduviera buscando un lugar a donde encontrar calor para olvidar. Algo que debiste hacer tu y mírate ¿Hace cuanto no utilizas el padaguan? Te dejo, adiós. — sale de mi habitación y me deja en un completo desastre hace mucho que no pensaba en Phoebe. No quería mencionar esta etapa tan humillante, pero ya que el tema salió, creo que tendré que contarles. Phoebe era una compañera de la escuela, era un año mayor en edad, pero íbamos al mismo curso porque ella se había perdido uno. Era la chica más hermosa que había conocido su sonrisa iluminaba cualquier habitación. Cuando le pedí ser mi novia estaba de lo más feliz y podía ver que ella también pasamos juntos 5 meses no lo habíamos hecho público así que no muchos sabían que éramos novios, pues siempre nos mirábamos después de clases. Ella era parte del equipo de porristas y yo estaba en fútbol. Después de haberle regalado una pulsera de oro para nuestros 6 meses juntos, comenzaron a llegar las solicitudes por regalos más caros y yo pues con el dinero que mis padres me daban cada semana para mis gastos los costeaba. Mi primera vez la tuve con ella, ella ya no era virgen y eso no me importo. Me entregué de lleno a esa relación y como lo mencionó Aitor solo él estaba enterado de eso, era un niño solo tenía 17 años y estábamos en último año. Ambos participamos en la final del campeonato escolar como despedida a nuestra vida de colegio. Ganamos y uno de nuestros compañeros hizo una fiesta en celebración ya que ese, iba a ser nuestro último partido. Phoebe y yo llegamos por separado a la fiesta porque yo llegaría tarde, ya que también era el cumpleaños de mi hermana Alana. Yo como siempre llevo a Aitor como mi compañero en todo. Lo que no me imaginé es que cuando llegamos todos hablaban de lo que mi amigo el dueño de la casa estaba haciendo en el jacuzzi de su casa. Recuerdo muy bien esos murmullos. —Que estomago el de Steve de meterse con ella. Esta tipa ha pasado por media escuela. Ojalá no le pase ninguna enfermedad de transmisión s****l. ¡Que asco! — esos eran parte de los comentarios que hacían. Mi hermano Aitor como le encanta el chisme, comenzó a preguntar de quien hablaban y la respuesta a esa pregunta me dolió en el corazón. Escuchar su nombre solo me hizo tomar fuerza de voluntad y caminar hasta donde se escuchaban los gemidos que yo conocía muy bien. Llegue y solo me pare frente a ellos ella estaba de espalda mientras él, la embestía por detrás. —¿Puedo unirme? — pregunte con la ceja alzada, con mi rostro frío esa fue la primera vez que mire a una persona con el más infinito odio. Me sentía utilizado, burlado y humillado. —Claro, hermano. Déjame terminar y es toda tuya. — me dice Steven, ella me miraba sorprendida y se quería apartar de él, pero yo negué. Puse una sonrisa diabólica en mi rostro. —Fíjate que ya no, ya me dio asco. Te la dejo, es toda tuya hermano. Consejo, asegúrate de que no te transmiten nada. Porque por lo que se anda de prostituta entre varios. Ya que pide regalos a cambio de abrir las piernas. — Le guiñé el ojo y salí de ahí de lo más tranquilo, con mi cabeza en alto, agradecí que casi nadie supiera lo nuestro porque hubiera sido mucho peor la humillación. Me busco en muchas ocasiones, pero solo se ganaba mi desprecio. Salimos del colegio y no supe nunca más de ella. Así como entró en mi vida había salido. Salí de mis pensamientos cuando el dolor en las palmas de mis manos se hizo insoportable, estaba apretando mis puños tan fuerte que estaba enterrando la punta de mis uñas en ellas. —¿Sera que Susy no solo se enamoró de mi por mi físico, sino porque sabía que mi familia era importante y con dinero? — me pregunté en voz alta. De la única manera que podía averiguarlo era precisamente haciendo todo lo contrario a lo que había sido con Phoebe. —Lo siento Susy, pero necesito conocer el infierno contigo para poder mostrarte el cielo. —
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