Blake.
Tal y como Austin predijo, el caos se desató.
La noche anterior me dejó en mi apartamento y se marchó asegurándome que se pondría en contacto, sin embargo, jamás pensé que al despertar, toda mi vida se volvería un maldito caos de mierda.
Lo primero que pasa es que mi amiga, Sage, golpea mi puerta una y otra vez, toda alterada, gritando mi nombre como si no hubiera un mañana. Por mi parte, estoy tan agotada que lo único que puedo hacer es voltear y cubrirme toda la cabeza rogando porque se dé por vencida, aunque no lo hace.
—¡Blake, abre la puerta ahora mismo!—grita, al tiempo en que mi móvil comienza a sonar.
Cuando veo que la luz se enciende y el nombre de mi madre aparece en la pantalla, suelto un largo suspiro porque no puedo soportar a ambas al mismo tiempo.
—¡Blake,
