— ¿Detener mi boda? ¿Estas loca? – Gustavo daba pasos hacia atrás alejándose de Sam. — Loca pero de amor. — ¿Estás ebria? – la miró – Sam, por favor – suspiró – Faltan tres horas para mi boda, puedes dejar de ser una idiota y retirarte. — Por favor Gustavo – tomó sus manos – Te amo, te amo mucho, te necesito a mi lado. — Sam, por favor. — Gustavo, soy una egoísta ya se, pero te amo, quiero que estes conmigo. — Es un capricho, no es amor y estás viéndote muy ridícula – la miró – Lo siento Sam, tú y yo acabamos ese día. Estoy… — No entiendes, te amo, te quiero conmigo. — ¿Crees que no te amo? Sam, te amo pero mi amor hacia Nat es más grande. — Puedes dejarla, quédate a mi lado, por favor – acaricio su rostro – Déjame quedarme a tu lado. Acortó la distancia y lo beso tiernamente, Gu