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Dijo; mandó que le siguiesen los hijos del glorioso Néstor, Meges Filida, Toante, Meriones, Licomedes Creontíada y Melanipo, y encaminóse con ellos a la tienda de Agamenón Atrida. Y apenas hecha la proposición, ya estaba cumplida. Lleváronse de la tienda los siete trípodes que el Atrida había ofrecido, veinte calderas relucientes y doce caballos; a hicieron salir siete mujeres, diestras en primorosas labores, y a Briseide, la de hermosas mejillas, que fue la octava. Al volver, Ulises iba delante con los diez talentos de oro que él mismo había pesado, y le seguían los jóvenes aqueos con los presentes. Pusiéronio todo en medio del ágora; alzóse Agamenón, y al lado del pastor de hombres se puso Taltibio, cuya voz parecía la de una deidad, sujetando con la mano a un jabalí. El Atrida sacó el c