Chiara fue castigada por Alessandro después de que lo ridiculizara también con su jefe. Por supuesto, ella no llamó a nadie porque no le dieron tiempo, solo le hizo saber que podía joderlo siempre que quisiera. Nahara le explicó las cosas a su mejor amiga, y esta la consideró una loca por aceptar ser pareja de uno de los hombres más peligrosos de Italia, pero Nahara la calmó. Si bien Mekeril no era un santo, con ella no era un completo animal más allá de sus órdenes y delirios de Dios. Para Alessandro era un estrés tener a esas dos mujeres cerca. La mansión parecía todo menos una casa de seguridad de uno de los mafiosos más peligrosos. Ellas dos parecían ser una multitud de locas. Música, gritos, risas, desastres que para él no eran más que amargura. Ahora más que nunca sabía que no fu