Despertar. 1

3921 Words
El bip de una maquina era lo único que se escuchaba en la habitación pintada de blanco, la pequeña ventana cuadrada dejaba entrar la luz de un nuevo día que para los que estaban en ese lugar era la repetición solamente porque llevaban visitando ese cuarto desde hace más de cuatro semanas, Ivana había sido sacada del coma hace cuatro días atrás y solo quedaba esperar a que despertara en cualquier momento, pero esa espera era algo agobiante para hombres que no estaban acostumbrados a esperar mucho por resultados. Por orden de los médicos Ivana había permanecido en coma durante cuatro semanas mientras ellos se esforzaban por mantenerla viva ya que las heridas internas en su cuerpo eran bastante serias y no debían tomarse a la ligera, que su corazón se detuviera en varias ocasiones durante la cirugía tampoco era algo de tomarse a la ligera y estaba tan drogada que le tomo mucho más tiempo poder despertar del todo. El bip constante se coló en sus sueños, era un sueño pesado con el que luchaba mucho pues quería despertar, pero en las dos ocasiones que le ordeno a su mente hacerlo solo pudo abrir los ojos por un par de segundos y en esos momentos estaba tratando de ordenarle a su cuerpo a que reaccionara; pudo abrir los ojos y lo primero que consiguió enfocar fue la bolsa de suero que goteaba a un tubo, este seguía otro más delgado al que recorrió con sus ojos hasta verlo conectado a su mano, después de eso levanto la vista contemplando en el cuarto donde estaba acompañada de cinco hombre muy bien vestidos y una risita se le escapó de la garganta provocando que todos pusieran sus ojos sobre ella. – Así que es así como se ve el infierno, lleno de guapos demonios. – dijo con una voz ronca y pesada que apenas pudo salir de su garganta. – ¡Gracias a Dios que por fin despiertas! – Antoni fue el primero en acercarse a la camilla y tomarla de la mano. – Jamás en mi vida había rezado tanto por alguien, no tienes idea de lo aliviado que me siento y de lo feliz que estoy de ver tus preciosos ojos. – Jace le agarro la otra mano. – Deja de jalarme los deditos. – puso su vista en James. – Quería estar seguro de que por lo menos vas a sentir en tus pies. – sonrió aliviado. – Que tranquilidad, estás viva. – Víctor le movió el otro pie haciéndola reír. – Ivana, que alivio que hayas despertado ya y te vez radiante a pesar de haber pasado en coma cuatro semanas. – el comentario de Jonathan hizo que la sonrisa se le borrara de los labios. – ¿Cuatro semanas? – el poco color que tenían sus mejillas se esfumo por completo. – Tranquila, vamos a poder recuperar el tiempo que has pasado en coma, lo importante es que estas sana y salva ahora. – Antoni le dio un beso en la frente. – ¿Qué paso con Ámbar? – lucho por sentarse y fue Jace quien acomodo la camilla. – Creo que eso es lo menos que debe importarte ahora, la bala te atravesó de lado a lado y por milagro no toco una de tus vertebras que pudo haberte dejado invalida. – James se cruzó de brazos viéndola. – ¿Qué paso durante la cirugía? – temió que los hermanos se hubiesen dado cuenta de la mentira. – Nada más que se te detuvo el corazón, perdiste mucha sangre y que tienes un agujero en tu abdomen. – Jonathan lo dijo con un tono sarcástico diciendo lo necesario para que ella entendiera que el bebé estaba vivo. – ¡Maldición! – golpeo su cabeza contra la camilla. – No te vez muy contenta de que todo haya salido bien y que sigas con vida. – Víctor ladeo la cabeza sin entender porque estaba en ese estado. – Me está comenzando a doler la cabeza y estoy comenzando a sentir que todo me está dando vueltas. – apretó un poco la mano de Toni. – Vamos a desayunar, estoy seguro que le gustara más pasar tiempo con Satanás y Lucifer que con estos simples mortales. – Jonathan le dio una palmada en el hombro a James. – Gracias... – Ivana hizo que los tres la vieran – Gracias por estar aquí, gracias por cuidarlos. – llevo las manos de los hermanos a su pecho. Los tres sonrieron y antes de salir del cuarto Víctor se regresó para darle un abrazo aliviado de que estaba bien, Ivana cerro los ojos conteniendo las ganas de llorar que le provoco saber que todavía seguía embarazada y no es que fuera mala persona, pero realmente no estaba preparada para tener un hijo, no en esos momentos y menos sabiendo que la guerra todavía seguía en pie. – En un par de días más vas a poder estar en casa, me hubiese gustado llevarte a antes y ponerte un médico privado, pero Jonathan insistió mucho en que lo mejor era que te quedaras... – Antoni le dio otro beso en la mejilla – Mi amor, extrañe mucho el color de tus ojos. – susurro viéndola con ternura. – Mis padres ¿Qué saben mis padres de esto? – pregunto bajando la cabeza para ver a Jace. – Ellos todavía siguen en Miami, les dije que tú te ibas a tomar unas vacaciones desconectada de todos lados y que ellos se quedaran en mi casa el tiempo que quisieran, celebraron una segunda luna de miel. – se acostó con cuidado en la camilla a su lado. – Casi me asesinan y ni cuenta se hubiesen dado. – los ojos se le llenaron de lágrimas. – Pero estas con vida Ivana, estas con nosotros... – ambos la abrazaron alcanzando a percibir el miedo que estaba sintiendo en esos momentos – Te juro que de ahora en adelante nadie va a poder tocarte de nuevo, vivirás con nosotros, Ivana quiero que te cases conmigo. – la propuesta tan repentina de Antoni hizo que ambos voltearan a verlo con sorpresa. – Oye, quedamos en que se lo ibas a proponer cuando volviera a casa, no antes. – Jace se molestó un poco. – Antes, después, da lo mismo... – se incorporó un poco – Me ayudaste a buscar el anillo, acordamos que se casaría conmigo y yo no me puedo esperar más tiempo... – tomo las mejillas de Ivana – Quiero que te cases conmigo mi preciosa pecosa. – le planto un beso en los labios que no le dio tiempo a que ella lo rechazara. – Acabo de volver a la vida y ustedes me salen con esas cosas... – como pudo los saco a ambos de la camilla – Por lo menos déjenme respirar un poco de iré fresco y retomar parte de mi vida. – con algo de dificultas se sentó, Ivana era más fuerte de lo que parecía. – Puedes retomar tu vida como nuestra esposa, sin Enzo en el camino tú ya no tienes que preocuparte por un trabajo o cualquier otra responsabilidad. – Jace ladeo la cabeza. – Sabes que nosotros bajaríamos hasta la luna por ti, las estrellas si nos las pides, hablando desde mi punto personal estoy enamorado de ti desde hace años y ahora que tengo la oportunidad de que estés de nuevo en mi vida no quiero perderte. – vieron como los ojos bicolores se llenaban de lágrimas. – Yo también te amo. – bajo la cabeza viendo la bata manchada de sangre. – ¡Se le abrió la herida! – Jace salió del cuarto corriendo a buscar a una enfermara. Antoni la recostó de nuevo en la camilla y cuidadosamente subió la bata con la que estaba cubierta para revisar el estado de la herida ya que era mucha sangre, temió que uno de los puntos se hubiera cortado cuando ella se sentó. – Cúbreme por favor, cuatro semanas sin aseo personal han hecho que la selva florezca, que vergüenza más grande. – Ivana se puso un poco roja al ver su intimidad. – Se te acaba de abrir la herida de una bala en tu abdomen y te preocupa más que vean tus vellos púbicos. – frunció el ceño con molestia. – ¿Ya viste esa oscuridad tan profunda que hay entre mis piernas? – pregunto mientras lo veía un tanto preocupado. – Si ya la vi y mi lengua está un poco ansiosa de perderse entre toda esa oscuridad. – el comentario de Antoni hizo que se pusiera roja. Por suerte una enfermera entro antes de que ella pudiera responderle, él la cubrió con la fina sábana mientras la mujer se ocupaba de destapar la herida y revisar el motivo por el que estaba sangrando, el estar en una sola posición por tanto tiempo hicieron que la piel que se iba cicatrizando no tuviera la misma flexibilidad y cuando Ivana se sentó tan de golpe la piel se rasgó un poco haciendo que la sangre brotara, una curación y un poco de analgésicos más hicieron que Ivana se quedara dormida. Los hermanos Giuseppe decidieron bajar al saber que ella no despertaría en unas dos horas, al llegar a la cafetería se encontraron con los tres hombres que ya estaban a punto de subir, Antoni sugirió que se fueran al restaurante para conversar mejor y sin temor a que los estuvieran escuchando los pocos enemigos que les quedaban. – ¿Vamos a ocultarle todo lo que hemos descubierto de Enzo? – cuestiono Jonathan incapaz de sentarse. – ¿Y qué esperas que hagamos? Qué nos sentemos frente a ella y le digamos "Ivana, corazón, mientras estabas en coma descubrimos que el hombre que abuso de ti y cuya hija te atravesó el cuerpo con una bala, dejo la mitad de su fortuna a tu nombre y que esa misma loca quiere seguir con el legado retorcido de su padre, Ah y casi lo olvido, tu abuelo paterno quiere rebanarnos el cuello por lo que te paso" ¡Es ridículo! – Jace dejo ver su molestia reflejada en el rostro. – No creo que sea prudente ocultarle las cosas, estoy casi seguro que va a buscar venganza por todo lo que ha pasado. – James rasco su mejilla mientras pensaba. – ¿Venganza? – Jace lo vio con incredulidad – Estamos hablando de una directora de operaciones, hasta hace un mes y medio atrás no era más que eso, le conviene más quedarse como una simple civil que meterse en el mundo que no conoce. – era quien más en desacuerdo estaba con que Ivana se convirtiera en parte de la mafia ahora con lo que paso. – Hasta hace dos meses no sabía que era una zarina, no olvides que estamos hablando de Ivana Alenka, sabes que siempre fue una mujer vengativa y dudo mucho que quiera quedarse de brazos cruzados, además papá la entreno para eso, para ser una asesina. – Antoni largo un suspiro pesado. – ¡Pues para eso vamos a estar tu y yo, para mantenerla quieta y me importa un carajo para que la entreno papá, él solo la veía como un soldado más, yo la veo como la mujer que quiero! – Jace se levantó de la silla con brusquedad. – Saben que eso va a ser imposible y Alessandro va a volver para buscarla. – James vio a Antoni. – ¿Tu que sabes? – Jace lo vio con recelo. – Sabe lo que tú te estas negando a aceptar, tarde o temprano se va a enterar y va a querer hacer algo en contra de Ámbar. – Antoni se sentó mejor en su silla. – El problema es que Ámbar desapareció ¿Qué vamos a hacer? Yo no me voy a poner a cazar un fantasma y tampoco la voy a ayudar, está bien, está sana y salva fuera de peligro, me voy a mantener firme con mi decisión y mi prioridad va a ser mantenerla a salvo. – paso la mano por su cabello con algo de frustración. – Estas siendo muy egoísta y no estas tomando en consideración el deseo de Ivana. – Jonathan observo con cuidado a ambos hombres. – ¡No me importa si soy egoísta! – perdió el control dándole un manotazo al escritorio. – ¡Jace! – Antoni se levantó para calmar a su hermano – Ya cálmate por un segundo, sírvete algo de beber y cállate... – lo llevo hasta el mini bar de la oficina – Yo no sé qué voy a hacer, tengo miedo de que vaya a cazar una pelea que no va a poder ganar porque nadie de las familias italianas va a apoyarla, las otras familias ya tuvieron su venganza y lo que están reclamando es volver a la tranquilidad. – se sentó sobre el escritorio. – Antoni, no vas a ganar nada bueno si le niegas saber la verdad, deja que sea ella quien tome la última decisión de lo que hará con la verdad. – dijo James tratando de ser un mediador. – Si ella quiere venganza ¿Vas a apoyarla? – Jonathan metió las manos en sus bolsillos. – Estoy atado de manos y tú lo sabes, no puedo abandonar mi puesto en la mesa ni los restaurantes, por mis manos pasan todos los cargamentos que se distribuyen en Italia y si yo no estoy todos perderán millones, tampoco es que quiera comenzar una guerra con los rusos. – paso las manos por su rostro agobiado. – Están cometiendo un error garrafal con Ivana, la están abandonando en un momento donde ella va a necesitar su apoyo y va a ser un milagro si todavía quiere seguir con ustedes cuando sepa que no la ayudaran. – Jonathan se molestó. – Mientras Ivana este bajo nuestro techo va a tener que acoplarse a nuestras decisiones. – dijo Jace en una esquina de la oficina. – Veremos cuanto tiempo logran tenerla bajo su techo. – Jonathan se dio media vuelta y salió de la oficina azotando la puerta. – Recapaciten sobre lo que están haciendo, si Ivana se siente traicionada los va a dejar y su esfuerzo por protegerla va a caer en saco roto, con lo poco que la conozco sé que no los necesita para conseguir lo que quiere y les recuerdo que es ella quien tiene las contraseñas de la cuenta en Panamá, si quiere lavar el dinero de las cuentas en Suiza puede hacerlo y si se alía con los rusos para vengarse de ustedes, todos nos vamos a ir a la mierda. – James suspiro de forma pesada. – ¿Qué esperas que haga? – pregunto Antoni. – Que le demuestres apoyo cuando ella más lo necesite y no la abandones... – le dio unas palmadas en el hombro – Nos vemos, Jace baja ese puchero infantil. – sonrió viéndolo sacarle el dedo medio. Antoni se desplomó en su silla y ya no sabía qué hacer con toda esa cantidad de problemas que le quedaron, pensó que con la muerte de Enzo sus problemas se iban a resolver, pero al parecer no fue así. Jonathan salió del restaurante muy molesto con los hermanos porque estaban pensando más en su trabajo que en ayudar a la mujer que decían amar, pero había un problema mucho más grande y es que ella estaba embarazada, no iba a poder ocultarlo por mucho tiempo más ahora que había salido del coma, tomo la decisión de volver al hospital para hablar con ella esperando que ya estuviera despierta y hablar de lo que ella iba a hacer. Ivana no supo cuánto tiempo estuvo dormida y tampoco sabía a qué hora se había despertado ni a qué horas se durmió con el montón de analgésicos que la enfermera inyecto en la bolsa de suero, pero cuando volvió a despertar vio la ventana fijamente, una paloma caminaba de un lado a otro por el borde y no se pudo contener la risa al verla saltar como si la vida no le importara nada, mientras estuvo drogada esa misma tarde el médico ordenó a las enfermeras que retiraran la sonda por la que había estado liberando la vejiga el tiempo que estuvo en coma y eso hizo que ella tuviera que levantarse con intenciones de ir al baño, pero sus piernas no tenían la fuerza suficiente para poder mantenerla en pie mucho tiempo, se paró y se cayó en la camilla un par de veces antes de que la puerta del cuarto se abriera. – Ivana ¿Qué haces? – Jonathan corrió hacia ella para tomarla de los brazos. – Quiero ir al baño, necesito orinar. – suspiró aliviada de que llegara. – No puedes levantarte así de la nada después de estar un mes en coma, debes pasar un poco de rehabilitación para recuperar la fuerza en tus piernas. – paso el brazo bajo los glúteos de Ivana y la levanto llevando el porta suero con la otra mano. – Gracias por traerme... – se tambaleó cuando él la bajo – Yo me puedo encargar de aquí en adelante. – se sintió un poco apenada al verlo cerrar la puerta. – No olvides que soy médico y como médico tengo una responsabilidad moral de ayudar a un paciente. – la ayudo a sentarse en el váter. – ¡Qué vergüenza! – se lastimo la mano donde tenía el catéter con el suero cuando intento cubrirse. – No tienes nada que no haya visto ya. – Jonathan la ayudo a sostener el camisón en alto para que pudiera orinar sin mojarse. – Me hubiese gustado una copa de vino antes de que me vieras en esta situación. – Ivana bromeo un poco. – Te la invito cuando salgas del hospital. – le paso el papel higiénico. – Bueno, ya que estamos en estas confianzas ¿Es normal que me duela orinar? – pregunto intrigada. – Si, la sonda pudo lastimarte, pero no tiene porqué doler por más de un día. – la ayudo a levantarse una vez termino. – Me siento como una completa inútil. – arrugo la nariz pues tuvo que ser llevada al lavamos. – Pronto volverás a ser autosuficiente y este momento se va a perder en tus recuerdos. – la cargo de nuevo para llevarla a la camilla después de que se lavara las manos. – ¿Dónde están ellos? – pregunto una vez cómoda. – En el restaurante trabajando, se han tenido que partir por la mitad para mantener el trabajo y venir a verte, cuando ellos no podían estar aquí James lo hacía, Nanava ha mantenido su distancia por las peleas que tuvo con ambos por culpa de Dmitry. – reviso el expediente que estaba a los pies de la camilla. – ¿Quién realmente me hizo esto? – era la pregunta que rondaba su cabeza desde que despertó. – Un tipo que ya está muerto. – trato de mentirle. – No te creo nada... – entrecerró los ojos – Yo sé que esto lo ordeno Ámbar sino es que fue ella misma quien me disparo, estoy segura que fueron dos tiradores. – se tocó el abdomen. – Ella no tiene tanta puntería, quien te hizo eso fue un hombre contratado por Ámbar y que ya está muerto. – dejo el expediente en su lugar al ver que Ivana iba recuperándose muy bien. – ¿Dónde está Ámbar? – en ese mismo instante comenzó a pensar en lo que iba a hacer. – Se mudó a Estados Unidos, Antoni le perdió la pista, pero yo no... – se sentó en la camilla al lado de Ivana – Sigues en estado de embarazo y me he esforzado para que los médicos lo mantengan oculto de ambos, pero no lo voy a poder ocultar por mucho más tiempo ni tu tampoco, el abdomen te está creciendo demasiado rápido. – le acaricio la mejilla. – ¿Cómo puedo saber cuánto tiempo tengo? – no sabía nada de su estado, no sabía ni cómo es que ese bebé había sobrevivido a todo eso. – No puedo amenazar a mas médicos aquí, tendrías que ser dada de alta y acompañarme con una ginecóloga obstetra de confianza. – la vio irse hacia atrás. – ¿Puedo abortar todavía? – tenía la mente bastante clara a pesar de todo. – Suponiendo que fue concebido en los rangos que me diste debes tener entre unas ocho o nueve semanas. – le tomo la mano buscando reconfortarla un poco. – Tengo hasta la semana doce para sacarlo y no me darán de alta hasta dentro de una semana más, olvídate de la prueba de paternidad, necesito que lo saques. – apretó la mano de Jonathan. – No puedo hacer eso sin saber quién es el padre, puede ser de Antoni o de Jace. – para Jonathan ella no estaba pensando con la mente clara. – Puede también ser de Enzo y yo no lo quiero, no estoy lista, no tengo el valor para lidiar con un bebé ahora y menos cuando mi prioridad es buscar a Ámbar hasta por debajo de las piedras... – se enojó mucho – ¡Por su culpa estoy aquí! – intento sacarse la aguja del catéter. – ¡No hagas nada estúpido! – Jonathan la agarro con fuerza – Escúchame, hazte la prueba de paternidad y si es de Enzo yo mismo lo saco, pero si no es de él, por favor tenlo. – tuvo que someterla en la camilla para que dejara de hacer pataleta. – ¿Por qué te interesa tanto? – se le hizo un nudo en la garganta. – Porque esa criatura lleva parte de tu esencia, no solo la de Enzo. – estaba asumiendo desde antes que el bebé era del loco ese. – Lo dices porque no has pasado nada de lo que yo pase, solo eres un aparecido. – se enojó con él también. – Yo sé que no puedo entender esa parte, pero estoy dispuesto a darte cualquier cosa si lo tienes sin importar de quien sea. – no le libero las manos pensando en que podría pegarle. – Va a ser un acto de misericordia para esa cosa porque no voy a amarla jamás. – trato de empujarlo, pero la herida le dolió. – No te pido que te lo quedes, si realmente no lo quieres yo estoy dispuesto a hacerme cargo de él o ella sin importar de quien sea. – estaba hablando más rápido de lo que pensaba, pero quería darle un motivo para esperar un poco más de tiempo. – ¿Estás hablando enserio? – Ivana dudo de él. – Muy en serio Elena... – llevo sus brazos a los costados de la camilla inclinándose sobre ella – Yo no me ando con juegos y lo que digo tiene la certeza de que se cumplirá, llévalo en tu vientre los nueve meses y si en ese tiempo no lo amas como algo tuyo, entonces me lo entregas. – dijo imprimiendo toda la seguridad en su voz. – Yo no lo quiero. – Ivana cerro los ojos meditando en lo que debía hacer. Jonathan se alejó de ella cuando una enfermera entro para revisar cómo iba la herida y si había seguido sangrando, las palabras del hombre no dejaban de retumbar en su cabeza mientras pensaba en cómo iba a justificar un embarazo ante los hermanos después de haberles mentido de esa forma.
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