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—¡Has humillado a la familia entera!—me reclamo. Los primeros segundo no me atrevía a responder, recién estaba comprendiendo lo que había pasado, era la primera vez en su vida que se atrevía a golpearme así enfrente de tantas personas sin importarle en esta ocasión su bendita reputación— ¿Cómo pudiste exponernos así? —Tú entregaste a tu hija a un hombre mayor que ella sin vacilar. ¿Por qué debia proteger el prestigio de una familia a la que nunca he pertenecido?—me atreví a protestar y por supuesto a levantar la mirada ante el hombre frente a mí, que podía ser mi progenitor, pero nunca mi padre. —¿Cómo te atreves?—levanto la mano hacia mí, con la intención de regresarme el mismo golpe, quizás esta vez con mucha más fuerza, así que dispuesta a soportar lo que fuese a caer sobre mí, cerré