Ares inclinó la cabeza, evaluando al ser tembloroso frente a él. Las manos del hombre estaban entrelazadas y sus ojos suplicaban clemencia. Por supuesto, lo que Ares tenía para él era mejor que la misericordia Sus pantalones empapados de orina eran ciertamente desagradables. Ares resoplo. «Que desperdicio de polla» —Yo... puedo ser muy útil. Tengo información sobre ellos —intentó negociar el hombre con voz temblorosa. Ares sonrió, divertido. —Estoy seguro de que sí —respondió, mirando a su presa con un brillo malvado en sus ojos. Su declaración trajo una plata de confianza al hombre. —Los compartiré contigo a cambio, me perdonarás la vida —afirmó el hombre, intentó parecer valiente pero el temblor de su voz lo traicionó. Ares se inclinó hacia adelante, sosteniéndole los ojos. —Ten