Pasos firmes y constantes resonaron en la habitación mientras caminaba hacia el húmedo y lúgubre sótano. La fría mirada de Ares se deslizó a través de la oscuridad y finalmente aterrizó en el hombre desplomado contra la pared. Algo parecido a la ira brilló en sus ojos mientras miraba al hombre que se atrevió a cruzarlo. Theo abrió lentamente los ojos y se encontró con la fría mirada de Ares quién exhaló un suspiro de decepción. —Te advertí que no interfirieras en mis asuntos familiares, ¿no? Sabía que eres estúpido, pero lo suficientemente estúpido como para enfadarme. Debo decir que estoy decepcionado de ti —dijo Ares mirando fijamente a su amigo. La comisura de los labios de Theo se alzó en una sonrisa desdeñosa. —¿Cuánto tiempo crees que podrás retenerme aquí? —Theo cuestionó, son