Charlotte esperaba que todas sus dudas fueran infundadas. Cuánto había llorado la noche anterior sus ojos todavía estaban ligeramente rojos e hinchados.
Ella miró el auto que seguía su auto. Era un riesgo seguirlo, pero aún no lo había sospechado. Debe estar atrapado en algo para no darse cuenta.
El coche se detuvo frente a un hospital. Sus cejas se fruncieron en confusión cuando lo vio bajar del auto. Se abotonó la chaqueta y camino hacia la entrada con sus largas piernas.
Charlotte estaba más que confundida.
¿¡Qué estaba haciendo aquí!?
Le dio dinero al conductor y bajó. El conductor la ayudó en silla de ruedas antes de partir.
Ares ya había desaparecido. Subió a la recepción. La señora de la recepción la miró con curiosidad. Haciendo caso omiso de su mirada, Charlotte le pregun
