ALESSANDRO
—Es hora de pasar a la otra parte del plan—anuncio el abuelo.
Había venido a Roma para comprobar si el plan se ejerció como se estaba planeado.
—En verdad, no sé si quiero continuar con esto —admití en un tono bajo.
Marcello me vio con una mirada incrédula, yo mismo tampoco creí en mis palabras. ¿Qué demonios me sucedía?
—¿Qué está pasando? Matteo me dijo algo sobre que esa chica seguía aquí contigo —su tono era irritado —¿Que es esa jodida decisión que has tomado? La idea era que la devolvieras.
—Lo es, pero no acordamos en que tiempo —le recordé.
Suspira brusco, antes de continuar.
—Te dije que en cuanto tuvieras el documento firmado y después la deshonradas, la regresaras. Ya que eso sería una ofensa para los Cavalli y eso era lo que queríamos finalmente.
—Ya fue su
