Celos, reclamos y el infierno ardiendo bajo sus pies.

1823 Words

Giovanna lo observó con seriedad. —Cariño, ve a jugar con tus primos —solicitó a Lulú. La pequeña obedeció. —Vamos a mi casa, ahí estaremos solos —propuso Gio al padre de su hija. Rodrigo arqueó ambas cejas. —No acostumbro a ir a casas extrañas en la primera cita, se pueden aprovechar de mi inocencia —bromeó, torció una sonrisa, la contempló. Giovanna resopló, rodó los ojos. —Ni en mis peores pesadillas, no seas vanidoso, además imagino que has ido a muchos hoteles, moteles, y demás, claro, no hay mujer digna de ir al apartamento del ingeniero Arismendi. —Frunció el ceño—, ay perdón, me equivoqué, si hay una tu amiguita, la que te anda besando y abrazando en frente de Lulú —gruñó. Rodrigo arqueó una ceja y dibujó en sus labios una amplia sonrisa. —No sabía que las santas sent

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