Giovanna se había encerrado en el despacho, no paraba de llorar, su alma percibía miles de sentimientos, que iban desde la ira al remordimiento. No tenía el valor de ver a Lulú a los ojos. El miedo, la inmadurez, los prejuicios sociales que ella tenía cuando era joven la llevaron a cometer el gran error de abandonar a su hija, y ahora el remordimiento que tenía no la dejaba vivir tranquila. —Pensé que una familia de buen corazón te había adoptado, que tendrías unos padres amorosos, pero no, jamás imaginé que mi estupidez te hiciera daño a ti, tú eres tan solo una víctima, la más inocente de todas. —Tragó saliva, mientras gruesas lágrimas rodaban por sus mejillas, percibía el corazón hecho trizas—, y lo peor que el tiempo no se recupera, jamás podré compensarte estos años de abandono, n