Giovanna sintió que la piel se le estremeció por completo al escucharlo, su ritmo cardiaco era acelerado, las piernas le temblaron. Estaba por rebatir, pero él no se contuvo, la besó. Forcejearon, ella no le puso el camino fácil, no iba a sucumbir, por pelear, ambos cayeron sobre un cómodo sofá. Los labios de Rodrigo hacían presión contra los de Giovanna, y sus manos empezaron a subir aquel estorboso hábito que ella llevaba encima. La respiración de Giovanna era irregular, a su mente volvieron los recuerdos de esa noche cuando se entregó a él por primera vez, claro ahora todo era distinto, ella había hecho un voto de castidad, y lo estaba incumpliendo gravemente. Pero él era adictivo, embriagador, no le daba tregua, no tenía compasión, ni pudor, no pensaba en nada, más que tenerla