—¿Cómo se atrevió a besarme hermana Caridad? ¿No le han dicho en su congregación que eso es pecado? Giovanna tenía el rostro completamente carmín, jamás imaginó que su papá la encontrara en esa situación, y para ahondar el conflicto Rodrigo como siempre se hacía el inocente. —¡No es verdad! —gritó enfurecida Giovanna, las manos le picaba, sentía deseos de ahorcar a Arismendi. —¡Imbécil! ¡Siempre estás arruinando mi vida! —gritó fuera de sí, empezó a golpear a Rodrigo. —¡Basta Giovanna! —El señor Rossi la agarró de las manos, su hija estaba fuera de control. —¡Cálmate! —¡Papá déjame explicarte! —balbuceó, observó el rostro lleno de seriedad de su progenitor, y en él eso no era buena señal. —No sé qué juego se traen ustedes dos, la verdad no me interesa, porque ambos son adultos, sin
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