Y así las cartas continuaron durante meses y luego años más. Jazmín se dio cuenta de que las cartas de su espantapájaros se deprimían y se recortaban cada vez más. A veces podía lograr que él escribiera más de unas pocas oraciones pero se hacía cada vez más difícil a medida que pasaba el tiempo. Sin embargo hizo todo lo posible por responder y continuó juntando sus cartas cuidadosamente en un cajón. Antes los había puesto al azar, pero un día se tomó un tiempo para organizarlas en un álbum de fotos. Las respuestas generalmente eran solo trozos de papel y encajaban fácilmente en los cuadrados de plástico. Algunos días cuando se sentía deprimida, como cuando un paciente no podía ser salvado o una joven viuda entraba por desnutrición causada por el dolor del corazón, ella simplemente los re