CAPITULO 2 “Nuevas enseñanzas particulares.”

2262 Words
(Advertencia: capitulo con alto contenido erótico, leer  bajo su propio riesgo y no reportar. )   (Mayo 02, 2016, Jacksonville, Carolina del Norte) (Victoria Ángel Ivanna Jhons)               Pase la mañana entre pedidos de papelería y material de oficina, pedidos para la clínica y de abastos para la cafetería; también me encontré con una solicitud para poner un mini supermercado dentro del complejo, según la solicitud, se evitaría que los habitantes se expusieran en el exterior y facilitaría el servicio, el supermercado sería una entidad comercial pequeña y trabajaría como cualquier otra, salvo que esta solo serviría a los habitantes del complejo. La solicitud está firmada por una de las mujeres habitantes más habla de cinco socias; según esto tendrían como todo supermercado, sección de carnes, latería, vegetales y frutas frescas, panadería y lácteos, así como dulcería; me parece bien así que habrá que ver en donde lo ponemos, según los planos solo nos queda un espacio junto a la guardería y otro algo más grande entre el gimnasio y el área de asadores, lo cual da al acceso a los vehículos de limpieza y suministros, así que apruebo, dando ciertas sugerencias y asegurando que seremos seis las socias, así me aseguro de que tengan siempre dinero para surtir el establecimiento.               También firme reportes de acción y por último los reportes de rendimiento, hay varios agentes que han sido certificados, me sorprendo al ver que los chicos maravilla se han certificado en armas de fuego, ellos salen a veces del complejo, pero siempre trato de que estén protegidos.               Comí un sándwich en la oficina y salgo para las seis, como pedí Fred alisto la Explorer y le aviso a Aldo y a Vito, no vi en todo el día a Rupert, pues el chico según Vito después de comer se fue a la cama, creó que será el primer día que dormía tranquilo en meses.               Voy a casa y cuando llego veo a Alex que está llegando y me observa. -Que le paso al Lamborghini? -Estará guardado unos días.- le respondo tratando de cambiar de tema. -Ángel que le paso? -Nada, pero al ir por Rupert al aeropuerto creo que quien lo sigue vio el auto, así que estará guardado por un rato, ese agente es peligroso. -Te enfrentaste a él? -MMM yo… -No me mientas, Aldo me llamo y me dijo que tuviste problemas.- me interrumpe. -Que chismoso -Ningún chismoso, se preocupa por ti, igual que yo, ahora dime, ese asesino te lastimo, te hirió? -No, pero me vio y vio mi auto, no creo que lo ubique pues está registrado como vehículo oficial a nombre de Lucifer Morningstar. Pero no quiero llamar la atención sobre el complejo, más con el Fantasma sobre Rupert o sobre mí. -Porque sobre ti? -Es el mentor del Chacal.- le dije no tiene caso ocultárselo, si se enterará tarde o temprano. -Eso quiere decir que es peligroso! -Pues sí, pero yo aún tengo un as bajo la manga y lo pienso usar cuando lo crea necesario no antes. -Ángel? -No te preocupes, ese fantasma no me hará daño. -Me preocupo por ti, lo sabes. -Lo sé, pero no podemos vivir con miedo, tampoco voy a ocultarme en una cueva, viviré tan normal como hasta ahora. -sí muy normal es tu vida, diecisiete años y comandas una de las agencias internacionales más importantes y eso que no saben exactamente que puedes hacer.- me dice irónico -Y no lo sabrán, pues de eso me encargo yo, tú no querrías que me encerraran en un cuarto como una rata de laboratorio o sí? -Claro que no lo permitiría, eres mi niña, mi pequeña mujercita y mi futura esposa.- dice abrazándome y dándome un beso.               Entramos a la casa y veo a Sophía salir de la cocina diciendo -Vaya ya llego mi niña, vaya a darse un baño que la cena tardara aun en salir. -Qué hiciste Sophía que huele delicioso? -Algo que le gusta mucho -MMM déjame adivinar, Lasaña? -No. -Pollo al horno?- le digo y veo sonreír a Sophía que responde -No -Nana que hiciste de cenar? Será carne de cerdo? -cerca.- responde sonriendo, veo a Alex y me dice -Yo no diré nada, es capaz de dejarme sin cenar! -Traidor.- le digo y aspiro fuerte. -Ya sé lo que es Nana, es lomo de cerdo adobado, pan tostado con mantequilla y ajonjolí y un pure de papas con grave y si no me equivoco, también habrá ensalada de rajas a la crema y pastel de queso con fresas.- le digo sonriendo. Escucho a Alex soltar la carcajada y ver a Sophía que sonríe. -Pues si eso habrá de cenar, como lo supo si puse a quemar ajo para disfrazar el aroma? -Nana, muy simple, en la mejilla tienes un poco de harina lo que delata que hiciste pastel, en tu delantal hay manchas de chile color y semillas de chiles poblanos, así como restos de elote, traes boronitas de pan y eso que huelo es ajo y ajonjolí, pero en el fondo hay toques de grasa de cerdo y vino. -Vaya con mi pequeño demonio, ahora descubro que tienes olfato de sabueso!- dice Alex -Así es, así que podría encontrarte hasta en el infierno, con todo ese azufre en el ambiente. -Ven vamos a que te des un baño y te relajes, esta noche es para nosotros y veremos una película. -Si, Cual? -Annabelle -Una de terror, Alex no podrás dormir! -Si que podré, contigo en mis brazos.               Vamos a nuestra habitación y mientras yo me quito toda la ropa y busco ropa limpia, Alex me prepara el baño. Cielos sé que es difícil para él pero pronto ya nada se interpondrá.               Voy al baño y el sale para que yo pueda entrar a la tina y regresa unos minutos después para tallar mi espalda, yo lo dejo bañarme como si fuera un bebe ya que no puedo darle aún la satisfacción que el buscaría en una mujer mayor.               Cuando termino salgo de la tina y el me envuelve en la toalla y me ayuda a salir, pero cuando va a salir del baño lo detengo sujetando su mano -No tienes por qué irte, ya conoces casi todo mi cuerpo, porque no verlo totalmente?- le digo soltando la toalla.               Alex me observa y recorre mi diminuto cuerpo tomándose su tiempo, para luego acercarse y levantar mi rostro sujetando mi barbilla. -Se que toda tu me perteneces y lo que veo me gusta y llena de deseo pequeña, más hay cosas que me gustaría hacer y enseñarte pero no debo, al menos no aún. -Lo sé, pero no por estar a dieta, tienes prohibido ver el menú o sí? -No nada me impide ver el menú y tampoco me impediría dar solo unas probadas, el problema será detenerme y no comer todo lo que pruebe. -Pues entonces pongamos un límite!- le digo picara, acercándome a él y parándome de puntas, llevo mis manos a su cuello, jalándolo para besarlo.               El corresponde al beso, uno fuerte, hambriento y apasionado, siento como sus fuertes brazos me rodean apretándome, como si quisiera incrustarme en su cuerpo.               Siento como una de sus manos sube a mi cuello y de ahí suelta mi largo cabello y separando nuestras bocas solo dice. -Me gusta cuando esta suelto.- siento como lo esparce para que se suelte totalmente sonriendo y dice. -Así salvaje te ves hermosa.- y casi de inmediato reclama mis labios, siento sus manos en mi cintura y como las baja a mis caderas desnudas y aun mojadas por el baño reciente. -Te amo Ángel, nunca lo dudes. -Lo sé, tú nunca dudes de mi amor por ti Alex.- le digo al verlo bajar frente a mi mientras siento sus manos en mis muslos y mis piernas.               Lo veo a los ojos y solo cuando sus caricias llegan a mis tobillos, su cabeza a la altura de mi vientre, el desvía la mirada, viendo mi cuerpo y dejando un beso ahí, cerca de mi ombligo.               Lo veo tomar con una mano la toalla y comenzar a secar mi cuerpo, mientras deja uno que otro beso en mi cadera o en el exterior de mi muslo, para ir subiendo poco a poco por mi torso hasta mis senos los cuales demuestran mi estado de excitación.               Cielos digo estoy que me quemo, él debe estar igual o peor, busco la evidencia de mis sospechas y si puedo verlo claramente, él se acerca y rodeando mi cuerpo con sus brazos me acerca a él y tomando uno de mis rosados pezones con su boca lo escucho gemir. -Como deseo comerte pequeño demonio, mira lo que me haces -Yo no te lo impido, pero hay cosas que no podremos superar -lo sé pequeña.- me responde comenzando a jugar con mi otro pezón, cielos esto es magnífico. -Alex por favor.- le digo pidiendo que siga no me importa nada más, total yo puedo hacer de mi vida lo que me plazca.               Pero creo que Alex malentendió mis palabras pues se separó y tomando mis braguitas del banquillo se dispone a ayudarme a ponerlas.               Lo dejo hacer, ya que al hacerlo también va dejando pequeños besos en mi piel, cuando las ha terminado de subir, me sujeta y me sienta en el gran mueble del lavabo y toma mi crema hidratante comenzando a esparcirla por mis piernas, siguiendo con mi vientre y mi pecho; pero no se apresura al llegar a mi torso lo hace muy lento, dando de vez en cuando una lengüetada a mis senos, siguió con mis brazos y mi cuello.               Cuando termino tomo la camiseta larga que usaría para dormir y me hizo levantar los brazos, pero al ponerla hizo algo que no esperaba.               El bajo mi camiseta pero no me permitió meter la cabeza, en su lugar sujeto mis brazos a mi espalda dentro de la camiseta y mientras lo hacía me dio un beso               Este beso me decía “hambre, pasión, lujuria” y sentí como torcía la camiseta para que no pudiera mover los brazos mientras él besaba mi cuello colocándose entre mis piernas. -Te dije que deseaba comerte pequeña y eso voy a hacer, sin pasar los limites.- y tras decir esto llevo sus labios a unos de mis senos y comenzó a besarlo, lamerlo succionarlo y hasta morderlo mientras su mano libre jugaba con el otro acariciándolo y pellizcando el pezón.               Yo no quería que parara, había leído ya muchas novelas rosas y a pesar de mi edad unas un tanto subidas de tono y claro que tenía curiosidad y esta estaba siendo saciada por el único hombre al que deseaba permitirle esas libertades.               De mis labios dejo salir pequeños gemidos de placer, si esto puede hacer ahora que se controla; que hará cuando no lo haga?               Varios minutos después de torturar tan dulcemente mis senos, Alex besa mi cuello y recorre lentamente hasta mi oreja en donde dice. -Me gusta oírte cuando disfrutas de lo que te enseño, pronto amor, te enseñare todo lo que es disfrutar plenamente, pero ahora debo darte de cenar.- y dándome un beso tierno en los labios siento como afloja la camiseta, para después hacerme subir los brazos y colocarla correctamente.               Iba a bajarme pero el sigue muy pegado a mí y abrazándome me hace rodear su cintura con mis piernas y así me saca del cuarto de baño.               Creí que me dejaría en el sofá o en la cama pero no, me llevo hasta el comedor en donde Sophía ya tenía todo listo y servido. -Veo que la niña quiere ser mimada, pero no es algo que pueda darle en boca, salvo el postre así que póngala en su lugar, que esto se enfriara.- dijo Sophía sonriente. Si sospecha o escucho algo nunca lo dirá.   Cenamos uno a lado del otro como siempre, él en la cabecera y cuando Sophía trae el postre solo trae una rebanada de gran tamaño y un tenedor, yo la veo y ella me sonríe. -Se que lo que desean es irse así que, porque no carga a esa niña que parece agotada y la lleva a la cama, yo les llevo el pastel para los dos.               Alex se ríe diciendo. -Sophía acaso creé que no puedo cargar a mi pequeña y ese plato de pastel? -Lo creó muy capaz, entonces voy a limpiar y me retiro tras asegurar las puertas, ya me dijo Aldo que hay problemas. -Pero no creo que vaya a pasar nada aquí en la base Sophía. -Mejor prevenir, los fantasmas son famosos por estar donde nadie los quiere.- vaya con Sophía, esta mujer está más enterada que el presidente.               Alex me carga como a un bebe, tal y como llegamos y en una mano lleva el pastel, no quiso que lo llevara yo, no fuera a comenzar a comerlo antes de tiempo. Se ve que me conoce bien.             Cuando llegamos al cuarto, puso el pastel en la mesita de noche y a mí en la cama, puso la película y se metía a mi lado, ya abrazados vimos la película y comimos el pastel de queso.               Ya no hubo más juegos, cuando se terminó el pastel él se levantó diciendo. -Voy a ducharme, dejare la puerta abierta por si gritas.- claro que dejo la puerta abierta, pero no tanto como para verlo y obviamente yo no grite, hay cosas peores que ver una película de terror.               Cuando salió llevaba su pijama y en cuanto se metió a la cama me abrazo, terminada la película apagamos todo y como cada noche dormí en sus brazos.                                                  
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