"Vista al pasado I"
— ¿Nombre?—comentó el hombre musculoso frente a mí.
— Allison O'Connor. — tartamudeo llena de nervios y la sonrisa del chico de cabello blanco se ensancha.
— ¿Cómo llegaste aquí, Allison?—indaga sin apartar la sonrisa llena de alegría de su esculpido rostro.
—No lo sé...— Anota unas cuantas cosas en la libreta que trajo consigo al interrogatorio y luego vuelve alzando la mirada.
—No sabes o mejor dicho ¿no me quieres decir?— respiro profundo y me centro en sus ojos negros como la noche que tocan el fondo de mi alma.
—No lo sé, estaba caminando en medio del bosque cuando una extraña brecha se abrió y caí por ella hasta una especie de sendero cubierto por la oscuridad misma. —asiente y escribe más cosas de los cuales no tengo idea.
Me duelen las muñecas y la soga cada que las muevo rosa con ellas provocando una irritación muy molesta, hace dos días que estoy sentada en la misma silla de madera siendo observada a lo lejos por una banda rara de personas.
Todos y cada uno de ellos tienen rasgo muy peculiares, desde su cabello blanco y piel pálida, hasta sus ojos negros y movimientos con una rapidez tan fuera de lo común que me deja claro que ya no estoy en el mundo al que pertenezco, al de los humanos.
Las siete personas que se dividían en tres mujeres y cuatro hombres se marchan, puedo saberlo porque sus sombras desaparecen con la misma rapidez del viento dejándome a solas con la persona que se ha encargado de bañarme y alimentarme, también de sacar información durante este tiempo.
— ¿Seguirás haciendo preguntas?—niega. Trata de ignorarme como ha hecho durante los dos días de mi llegada pero la verdad ya estoy harta, me di por vencida de escapar al instante en que tropecé con las ocho siluetas en una especie de recinto que usan para sacrificar animales.
Caminaba sin rumbo alguno por las calles desoladas cuando una especie de lobo gris apareció en mitad de una y al dar su vista conmigo empezó a perseguirme derrumba todo a su paso. Hasta que por casualidad de la vida llegue a algo que se asemejaba a una iglesia, tonta fui al creer que eso me protegería pero no, al empujar las puertas me esperaba algo peor que morir al ser devorada por aquel animal enorme.
En medio de una mesa de madera había cuatro mujeres inertes cubiertas de sangre de pies a cabeza, frente a ellas una mujer que aparentaba ser abuela y dos un poco más jóvenes que me observaron como sí fuera una alienígena o algo más. A su lado en butacas de madera les hacían compañía cuatro hombres entre ellos el pelo blanco que me cuida él en particular sostenía una espada en la mano derecha que derramaba sangre y su expresión fue una de suma sorpresa.
—Cuando dije "esperas que tu esposa aparezca de la nada acaso", era sarcasmo Allek. —Dijo la anciana acercándose al chico con la espada, la quitó de su mano y lamió la sangre mientras me veía y sonreír. — ¿Qué es lo que tenemos aquí?
Dicho eso una de las mujeres que la acompañaban se apareció a mi lado expandiendo su boca y tornando sus ojos negros, por reflejo grite pero no solo eso sino que también le di un puñetazo en la cara logrando que echara atrás gruñendo de dolor por la fractura de su nariz.
—Lo siento...—susurré y salí corriendo en sentido contrario.
El lobo no quiso quedarse lejos de la fiesta así que entro por la ventana haciendo que los vidrios volaran en pedazos que al caer por un tropiezo rasguñaron la tela de mis mangas. Me puse en pie tan rápido como pude y me aleje del animal, que poco a poco con cada paso fue tomando una forma femenina, era una chica de cabello largo y ojos rojos que permanecía desnuda luego de tomar ese aspecto tan delicado.
—Lamento informar que esta humana es mía, yo la vi primero.—gritó y saltó transformándose y yo, como la valiente que soy me arroje al suelo, escuche un forcejeo y me voltee viendo como la mujer a la que golpee y la restante que se había quedado con la anciana peleaban con el lobo.
Aproveche ese momento para salir corriendo despavorida pero no tuve tanta suerte, unos brazos me rodearon y cuando me di cuenta desperté en una especie de cabaña sucia, oscura y siendo observada por mi cuidador.
— ¿Cuál es tu nombre?—pregunto y él chico me ignora dando vueltas para tomar unas botellas que parecen estar llenas de sangre por los viscoso que se ve el líquido desde donde estoy. —Hey... No me ignores. Tú sabes el mío pero yo no sé el tuyo y eso es falta de educac...
Su enorme mano tapaba mi boca y parece estar muy irritado. —Allek, tercero al mando del mundo oscuro —me da una de esas miradas aburridas que últimamente tiene con todo o todos. —Mundo al que entraste sin permiso de nosotros, los superiores. Por lo general asesinamos a las personas como tú pero a mi madre se le metió a la cabeza que vas a ser la portadora de mi descendencia...
Mis ojos se expanden tanto que pienso se caerá mi cabello el cualquier momento haciendo atrás y él quita sus manos respirando con profundidad. — ¿Yo por qué? —pregunto temerosa de cualquier cosa que me pueda pasar justo ahora.
—No lo sé, los humanos no habían podido pasar las puertas de este mundo desde que tengo uso de razón y de la nada vienes tú y te apareces por allí dando un paseo a mitad de nuestro terreno. —saca de su bolsillo una especie de cajetilla de cigarros y enciende uno con el fuego que sale de entre sus labios.
—Wuo —sonríe socarrón y procede a consumir el cigarro n***o con rojo que está entre sus dedos, con la primera calada parece relajarse y a la segunda deja salir el humo de una manera muy espeluznante. Sus ojos se vuelven rojos, su piel grisácea y de sus orejas brota el humo denso.
— Bienvenida al infierno Allison O'Connor, este será tu nuevo hogar de hoy en adelante.